Para Estados Unidos las FARC se ganaron el mote de terroristas. Ayer, Washington descartó rotundamente que la guerrilla colombiana sea retirada de la lista de las organizaciones terroristas, como lo pidió el pasado viernes el presidente venezolano, Hugo Chávez, tras la liberación de dos rehenes. “Perdone si no seguimos ese consejo”, respondió el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack. “Se merecieron su lugar en esa lista”, añadió, antes de asegurar que las FARC no efectuaron cambios en su forma de comportarse para que sean retiradas del listado. Al ser catalogada de terrorista la organización, Bogotá tiene manos libres para combatir militarmente a la guerrilla. Sin embargo, la insurgencia dice lo contrario. “Nuestra lucha es legítima. Se sustenta en el derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de alzarse contra la opresión. Y éste es el empeño de las FARC”, dijo la guerrilla tras liberar a las dos rehenes. Mientras, crece la evidencia sobre los vínculos de EE.UU. con los paramilitares. El congresista estadounidense William Delahunt denunció ayer en Bogotá que el caso de la bananera Chiquita Brands, que reconoció haber entregado dinero a paramilitares en Colombia, es sólo la punta del iceberg. “Durante estos días, he tenido una serie de reuniones con líderes (paramilitares) de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)”, reveló. “No voy a decirles lo que me dijeron, simplemente déjenme decir que estoy preocupado por la magnitud de la participación de las empresas americanas en la entrega de fondos a las AUC”, subrayó.