Jueves, 27 de marzo de 2008 | Hoy
EL PAíS › EL RECLAMO DE LOS PRODUCTORES QUE MANTIENEN UN PIQUETE EN CEIBAS
En Entre Ríos, los productores ratificaron sus exigencias con un acto. Con críticas al Gobierno, pidieron “quitar a los que más tienen” y “mantener las economías regionales”. A pocos kilómetros, los camioneros de Moyano también cortaron la ruta.
El sol y las venas ardían sobre la ruta 14, a escasos 30 kilómetros de Gualeguaychú. Sobre uno de los tantos cortes que desafían al gobierno nacional y sus retenciones, los ánimos estaban caldeados. Los cacerolazos urbanos de la noche anterior les habían dado un ánimo que no esperaban ni sabían bien cómo administrar. “Pensábamos que allá estaban más con Cristina que con nosotros”, confesó, algo desconcertado, Abel Merchiori, uno de los participantes de la movilización que reúne a productores rurales de Ceibas, Gualeguaychú, Enrique Carbó, Concepción del Uruguay, Urdinarraín y Larroque, entre otras localidades. Reclamaron “mantener las economías regionales, el mercado interno y el trabajo digno”, así como “quitar a los que más tienen y no a los pequeños productores”.
Muchos se atrevieron a superar al reclamo inicial por los gravámenes a las exportaciones y llegaron a cuestionar la legitimidad del Ejecutivo. El conflicto, interpretaban, había superado las fronteras originales para alcanzar dimensiones inesperadas. Así, en Arroyo El Sauce, los chacareros entrerrianos no titubearon en doblar la apuesta: “No se metan con el campo”, amenazó tajante el presidente de la Federación Agraria Argentina de Entre Ríos, Alfredo De Angelis, en una masiva asamblea que confirmó que el paro y el bloqueo continuarán por tiempo indeterminado.
A tan sólo 40 kilómetros de allí, divididos en dos grupos, los camioneros de Hugo Moyano seguían con su acampe en Ceibas. Durante el día, la actitud fue de espera y contemplación. Recién a media tarde se unieron en un acto los dos campamentos apostados sobre la ruta 14 y 12, respectivamente. Fue una media hora en la que, también ellos, bloquearon las rutas entrerrianas (ver aparte).
Apostados a un costado de la 14, delante de la treintena de camiones con productos agropecuarios y derivados que estaban varados, los neopiqueteros rurales improvisaban carteles que no contemplaban tregua alguna: “Kristina resentida, patotera y con sus mercenarios pagos”, definía uno. “Fuera Montoneros y parásitos del Gobierno. Echémoslos como en el 2001”, añadía otro. Su portador era un hombre entrado en años, panzón y con ropas de circunstancia: boina inclinada, rigurosa camisa blanca, facón decorado a un lado, cinturón de cuero, bombachas pulcras y, claro, alpargatas. “El otro tardó un poco más, ésta, en cambio, mostró la hilacha muy rápido. Lo que pasa, chango, es que su soberbia es insoportable. Y mirá que yo no soy productor, ando de paisano nomás, porque soy cantor”, comentaba al pisar los granos de soja que regaban el caliente y concurrido asfalto.
“Esto es cansancio general, trasciende las retenciones”, analizaba José Franchini, de 53 años, recostado sobre su pick up. “El tema de la soja es un catalizador donde se expresa el descontento por lo que hace Guillermo Moreno, por el Indec, por los fondos de Santa Cruz...” Y en efecto, ése fue el dilema que atravesó toda la jornada. Los productores no esperaban que en las ciudades se sumaran a sus reclamos y todavía no digerían estrategias políticas ni nuevas alianzas para avanzar. Se debatían entre ellos constantemente. Y si bien muchos no dudaron en pedir la cabeza de la mandataria, otros tantos, más cautos, optaban por resguardarse en su reclamo puntual y seguro.
La tensión con la Gendarmería estuvo latente a lo largo de todo el día. Como era de esperar, las declaraciones del ministro de Interior, Aníbal Fernández, habían puesto en guardia a los manifestantes desde la mañana. Pero todo se manejó con la mayor de las cautelas. Sucede que el vínculo entre la Gendarmería y los cortes de ruta, después del bloqueo de la asamblea ambiental, está bastante aceitado. Incluso, mucho de los asambleístas, con su respectivo merchandising, estaban allí junto a los chacareros.
La convocatoria principal fue a las 16. Hasta ese momento, los vehículos fueron pasando por un carril, lentamente. Los proclamados “productores agropecuarios autoconvocados” repartían fotocopias donde intentaban explicar la influencia de las retenciones en su robusta estructura económica.
No obstante, las ecuaciones elegidas para el folleto demostraban un déficit que los anteojos Ricky Sarkany de Marta no parecían corroborar. Indignada, mientras hacía bailar su paraguas negro, se felicitaba: “La Presidenta quiere enfrentar campo y ciudad, pero no lo logró”. A su lado, un tanto más procaz, Marigen cuestionaba “los métodos del Gobierno”: “Mandan gente de choque como Moyano y D’Elía. Que manden a trabajar a esos negros de mierda”, exigía la maestra jubilada de 64 años, quien aseguró que al escuchar el discurso de CFK le subió la presión a 48.
“Si no ponemos huevos, acá no pasa nada. Porque no es cuestión de darle cosas baratas a la gente que mantiene al Gobierno, a ésos de La Matanza. Que se vayan a la mierda”, sugirió un productor agropecuario ganadero de Urdinarrain, que prefirió el anonimato. “Esos son zurdos, todos montoneros oligarcas que viven a costillas del pueblo”, gritó otro desde el fondo, al paso, mientras se alejaba.
El acto central fue a un costado de la ruta. Fue el único momento en que el camino estuvo vedado completamente. Comenzó con un minuto de silencio por un chico muerto en San Roque. Después se cantó el himno y habló Luis Geanot Sueiro, conocido como “el cura gaucho”. Para finalizar, se leyó una proclama: “Señora Presidenta, usted es responsable de lo que ocurra. Usted genera violencia. Señora Presidenta, usted no está a la altura de las circunstancias. La patria es también el interior”.
Informe: Diego González
Desde Ceibas
Desde el domingo, los camioneros conducidos por Hugo Moyano acampan en Ceibas. Allí, un centenar de ellos espera alguna orden para movilizarse. El argumento oficial es que están allí para “garantizar la libre circulación de los camioneros”. Página/12 recorrió el campamento, repleto de banderas verdiblancas con la cara de su líder y sus dos dedos en V, con carpas canadienses del gremio y hasta un dirigible de goma –también verde– que apuntaba en dirección al piquete rural. Hablar con ellos no era fácil: la verticalidad del mundo gremial conspiraba. Las respuestas evasivas no ayudaban a identificar a los delegados sindicales. Sobre la ruta 12, estaba Roberto Bóscolo, secretario gremial, quien se preocupó por la ausencia de diálogo: “Nosotros, que venimos de años de sindicalismo, sabemos que cuando vas a paro, más allá de las medidas de fuerza, no podés dejar de conversar”. El dirigente insistió en que no están contra el corte, sólo procuran defender los derechos de los camioneros.
En ese sentido, Pedro Mariani, de la Federación de Camioneros, explicó que “ante la grave situación que viven los compañeros por los piquetes, estamos dando directivas para que se organicen y se rebelen ellos mismos”.
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