Sábado, 3 de mayo de 2008 | Hoy
EL PAíS › UN RELEVAMIENTO DE UN ESTUDIO PRIVADO MUESTRA QUE EL DESABASTECIMIENTO AFECTó AL 40 POR CIENTO MáS VULNERABLE DE LA POBLACIóN
Los precios de los alimentos de la canasta básica aumentaron 14,2 por ciento desde el inicio de los cortes de ruta hasta que se normalizó la provisión. Luego descendieron. Esa evolución muestra los efectos de la protesta rural en la aceleración de la inflación.
Los dirigentes del campo anunciaron que, terminado el mes de tregua, volverán a la protesta. Pero aclaran que esta vez prescindirán del “paro” y los cortes de ruta. Preocupados por cómo podría tomar el resto de la población otra racha de desabastecimiento, aseguran que el lockout que protagonizaron a fines de marzo no provocó falta de productos ni aumento de precios. “La inflación tiene otras raíces. No está originada por el sector agropecuario”, aseguró ayer Mario Llambías, titular de Confederaciones Rurales Argentinas, intentando desentenderse de los cuestionamientos que sufrieron los productores a raíz de los bloqueos de rutas. Sin embargo, el relevamiento que realiza semanalmente la consultora Equis muestra que los precios de los productos que integran la canasta básica alimentaria aumentaron 14,2 por ciento en promedio desde el inicio de los cortes hasta que se normalizó la provisión de alimentos. Luego comenzaron a descender lentamente hasta posicionarse, la semana pasada, en un valor inferior al registrado antes del lockout. Esa evolución muestra que la protesta del campo fue la principal responsable de la suba de precios que castigó fundamentalmente los ingresos del 40 por ciento más vulnerable de la población durante seis semanas.
“Se trató de una medida de fuerza orientada a impactar específicamente sobre el abastecimiento y el costo de los alimentos de los sectores populares, en una coyuntura inflacionaria que se sabía de antemano, era grave”, señaló Artemio López, titular de Equis. El aumento de 14,2 por ciento registrado en los precios a raíz del conflicto contempla la suba de los productos básicos, pero si se arma la canasta tomando en cuenta la ponderación que tiene cada uno de los alimentos la escalada llegó al 26 por ciento porque los productos que tienen más incidencia están entre los que más aumentaron.
El incremento de precios no se produjo durante los 21 días de lo-ckout sino en el mes y medio posterior al inicio de los bloqueos porque el impacto no fue inmediato. Los diez productos que más aumentaron durante los bloqueos fueron: naranja (234,6), falda con hueso (178,8), cuadril (84,4), tomate (80,3), zapallo (54,3) lechuga (40,6), manzana (25,1), papa (21,7) paleta (21,5) y arroz (19,1 por ciento).
Luego del lockout, los precios comenzaron a bajar paulatinamente. Los datos mensuales consolidados permiten estimar un descenso mensual de la canasta básica de alimentos del 2,4 por ciento para abril, que interrumpió un ciclo de dos meses consecutivos de aumentos. Sin embargo, lo más interesante ocurrió durante el mes pasado debido a que en esos días se registró el impacto pleno del desabastecimiento y sus aumentos; y la recuperación de precios tras el inicio de la tregua entre el Gobierno y el campo. En la primera semana de abril, con el mayor impacto del desabastecimiento, la canasta registró una valorización de 222 pesos, mientras que al cierre del mismo mes dicha canasta fue valorizada en 171 pesos; lo que significa un descenso puntual del 22,9 por ciento, expresado en 50,85 pesos.
El relevamiento de Equis no fue realizado especialmente para el lockout. Es una medición que se realiza todas las semanas desde el 3 de julio del año pasado. Su estructura es idéntica a la tradicional y supone el seguimiento de 1500 precios en 300 comercios de Capital y el conurbano bonaerense, considerándose para la muestra sólo la adquisición de productos de precio mínimo, es decir, el más barato de su rubro por la misma cantidad.
Los productores intentan desentenderse ahora del impacto que provocó la suba de precios sobre los ingresos de los sectores más humildes de la población. Remarcan que su intención no fue desabastecer y le pasan la pelota al Gobierno al afirmar que la reacción fue una consecuencia de la política oficial. Sin embargo, los dirigentes más radicalizados ya habían planteado en el pasado su intención de llevar adelante una medida de esas características para demostrar su poderío y condicionar la acción del Gobierno.
El 17 de enero de 2007, pocos días después de que el Gobierno subiera las retenciones a la soja al 27,5 por ciento, Manuel Cabanellas, ex presidente de CRA, aseguró a Página/12 que “el próximo paro agropecuario no puede ser menor de 21 días. Tenemos que desabastecer las ciudades así el Gobierno se da cuenta de que el campo existe”. Una premonición que luego se terminó cumpliendo y ahora amenaza con seguir.
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