Lunes, 4 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › DEBATE INTERNO SOBRE EL ROL QUE DEBE ASUMIR EL PARTIDO
En la conducción hay sectores del peronismo bonaerense que evalúan negativamente la actual inmovilidad, pero otros más cercanos a Kirchner prefieren no volver a exponer ahora su figura. Mientras, los funcionarios se ocupan de retener a los transversales.
Por Daniel Miguez
Luego de la fuerte impronta de Néstor Kirchner para revitalizar el Partido Justicialista, aquellos bríos se fueron aplacando por distintas razones y ese proceso se estacionó en una meseta. Por ahora no se ven intenciones de poner al partido en el primer plano nuevamente.
De todos modos, por sondeos que hizo Páginai12 con varios dirigentes partidarios, todos kirchneristas, pareciera haber algunos movimientos que, como las corrientes marinas, no se divisan en la superficie.
El mapa del partido es amplio. Abarca territorios donde los dirigentes evalúan como algo muy negativo esa inmovilidad del PJ, sobre todo después de la gran expectativa que despertó el rearmado y la nueva conducción con Kirchner a la cabeza. En la otra punta habitan los que creen que el momento del reposicionamiento aún debe esperar, porque hay que otorgarle al presidente del partido el tiempo necesario para que su figura se reoxigene en el silencio. Y en el medio se ubican los que están más preocupados por retener a los transversales que sumaron bastante al kirchnerismo, como una clara prioridad antes de pasar a ocuparse del PJ.
En el primer grupo, en líneas generales, se puede divisar a los peronistas clásicos, en su mayoría con dominio territorial, sea en la provincia de Buenos Aires o en el interior. A ellos les aflige la posibilidad de que en el peronismo siga habiendo fuga hacia el sector disidente, aunque admiten que ese núcleo no es homogéneo ni importante en número, pese a tener algunos nombres de relieve, como Eduardo Duhalde, Adolfo Rodríguez Saá y Juan Schiaretti.
Los del segundo grupo son los más kirchneristas, que suelen acompañar las estrategias de Kirchner sin disensos. Y los del tercer grupo son los peronistas volcados, esencialmente, a la gestión de Gobierno, más funcionarios que jefes de distritos. Igual, unos y otros coinciden entre sí en sostener que difícilmente haya más deserciones, así como en señalar que los que se opusieron a las retenciones móviles nunca estuvieron de lleno en el oficialismo, aunque algunos exceptúan de esa consideración a Carlos Reutemann y Felipe Solá.
“Por ahora no hay atisbos de poner en movimiento al peronismo, pero yo creo que hay que darle movilidad, salir a dar charlas, hacer congresos, ir a las provincias a hablar de política”, le dijo a Páginai12 un importante dirigente bonaerense.
Ese, justamente, era el plan de Kirchner para ejecutar luego de normalizar la conducción del partido. Por entonces pensaba en ir de provincia en provincia para trabajar en la formación de cuadros, recuperar la militancia y la discusión política, y participar en la formación de las nuevas conducciones partidarias provinciales. Pero el conflicto con el sector agropecuario trazó una delgada línea roja que se fue haciendo cada vez más gruesa y dejó del otro lado a algunos miembros de la conducción, como el gobernador cordobés Juan Schiaretti, los senadores Juan Carlos Romero y Rubén Marín, y la diputada bonaerense Graciela Camaño. Y también puso en crisis la plena pertenencia del gobernador de Chubut, Mario Das Neves, así como las de Solá y Reutemann. De todos ellos, el único que integra la mesa chica del Consejo Nacional es Das Neves.
Ahora que se aplacó el conflicto con los ruralistas y el Gobierno intenta retomar la iniciativa política, los que creen que hay que darle actividad y visibilidad al PJ están manteniendo activas conversaciones entre ellos y, según pudo saber este diario, cuando algunas figuras retornen de sus vacaciones de invierno es probable que le presenten a Kirchner una serie de ideas en ese sentido. “Si quiere encabezar él la movilización del partido, tanto mejor; pero si no, le vamos a pedir que nos autorice a hacer algunas cosas a nosotros”, resumió uno de esos dirigentes, que habla cada tanto con Kirchner en Olivos.
Quienes postulan refrenar esos impulsos por un tiempo argumentan que la idea de Kirchner es mantener el bajo perfil en esta etapa de relanzamiento del Gobierno, para que no se vuelva a repiquetear con el discurso del doble comando. “Le quiere dejar la escena limpia a Cristina y si él empieza con la actividad plena, aunque sea restringiéndose estrictamente al PJ, los medios van a ir detrás de él y eso no es conveniente”, señaló un peronista del interior muy cercano a Kirchner.
“Hay un movimiento subterráneo en el peronismo, que no es bueno. Pero también lo hay en nuestros aliados que están alertas a lo que suceda para ver si se van o se quedan. Como creo que es difícil que podamos trabajar en los dos frentes a la vez, yo elegiría tratar de contener a los transversales, porque en el PJ, hoy por hoy, hay menor riesgo de deserciones”, le dijo a Páginai12 un experimentado peronista.
Otro dirigente, en este caso de Capital, les quitó dramatismo a los posibles abandonos, aunque admitió que algunos que tuvieron mucho vínculo con el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y lo tenían como referencia, están en guardia después de su salida, porque temen ir perdiendo espacios gradualmente.
En todos los casos, cuando estos dirigentes se refieren a los transversales, hablan básicamente de los socialistas, del Partido para la Victoria y el Frente Grande, excluyendo a los radicales. “Los que se fueron atrás de Cobos no creo que vuelvan, y los que se quedaron no se van a ir”, pronosticó un funcionario del Gobierno ante la consulta de este diario.
Aunque el futuro del PJ no aparece en la agenda, basta preguntar para que se devele un debate intenso en la intimidad de la numerosa familia peronista.
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