EL PAíS
El dólar al ritmo de la negociación en Washington
La culminación del juego de “las amenazas” dejando paso al de “buenos amigos” entre Roberto Lavagna y los funcionarios del Fondo tranquilizó el mercado cambiario. El Banco Central volvió
a ganar reservas. Dólar a 3,76.
Por Claudio Zlotnik
Tras varias jornadas de turbulencias, volvió la tranquilidad al mercado cambiario. El dólar terminó en los mismos valores en todos los segmentos: a 3,76 pesos en el mercado libre, a 3,68 en el oficial y en 3,75 en el mayorista, siempre para la punta vendedora. Los exportadores fueron los que llevaron alivio al Gobierno, en medio de la incertidumbre por la crisis en Brasil y las negociaciones con el Fondo Monetario: ayer liquidaron en la ventanilla del Banco Central 65,2 millones de dólares, el doble que a fines de la semana pasada. El BC terminó ganando 16,2 millones. Esta calma se trasladó a los bancos que ya comenzaron a devolver los depósitos reprogramados de hasta 10.000 pesos, el Río-Santander y el BBVA Banco Francés: de los 110 mil ahorristas en condiciones de liberar su dinero del corralón en esas entidades financieras, apenas 410 optaron por ese beneficio en el día inaugural.
Los financistas creen que, finalmente, el Gobierno llegará a un “acuerdo mínimo” con el FMI que le permitirá refinanciar, al menos por un año, los próximos vencimientos de la deuda con los organismos. Un alto ejecutivo de un banco internacional expresó en diálogo con Página/12 que, bajo el paraguas de ese acuerdo, el dólar permanecerá estable en los próximos meses. Mencionan una razón: el Central no perderá reservas para afrontar los compromisos ni caerá en défault con los organismos.
Salvada la variable económico-monetaria, en la city sostienen que sólo una conmoción política podría derivar en una suba abrupta de la moneda estadounidense. En ese sentido, todas las miradas apuntan a dos escenarios: el rebrote de la violencia social o un fallo de la Corte Suprema en contra de la pesificación. Ambos escenarios, en el análisis del banquero consultado por este diario, podrían derivar en una salida caótica del Gobierno y en un contagio de esa anarquía al terreno económico, incluyendo un recalentamiento de la plaza cambiaria. Respecto del humor de la sociedad en medio de la crisis, la preocupación del establishment es notoria. La última expresión mediática de esa inquietud fue la organización de una campaña contra el hambre de los niños. En cuanto a los próximos pasos de la Corte Suprema, en los principales bancos de la plaza financiera creen que el Gobierno y los supremos fumarán la pipa de la paz y descartan una sentencia que redolarice la economía. “Si no ocurre ninguna sorpresa, podría decirse que el Gobierno obtendrá oxígeno para traspasar el mando en orden. Esto es lo que necesita la Argentina para tejer acuerdos internos, tanto entre los políticos como entre éstos y el poder económico y fundar la base para empezar a crecer”, analizó la fuente.
El panorama financiero local se completa con el caso Brasil. En la medida en que el real continúe barranca abajo y se profundice la fuga de capitales del país vecino, lo más probable es que las turbulencias afecten a la Argentina, tal como sucedió la semana pasada.
Pero aun cuando fuera cierto que el dólar se quedará quieto en las próximas semanas, lo cierto es que la convulsión de la última semana dejó al tipo de cambio en un escalón más alto. La nueva franja ya no se encuentra en torno de 3,65/3,67 pesos sino diez centavos por encima. Aparentemente, los exportadores le ganaron la pulseada al Central y recién volvieron a superar los 60 millones de dólares de liquidación cuando subió el tipo de cambio. La pelea dejó otro efecto negativo, ya que menguó la cantidad de divisas ganadas por la autoridad monetaria: de los 447 millones obtenidos en agosto, el mes que finalizó ayer dejó un saldo positivo de sólo 260 millones, equivalente del 20 por ciento del superávit comercial estimado para el período. Aldo Pignanelli ya se jugó a que el dólar se ubicará en 3,55 pesos hacia fin de año. Para lograrlo, el Central tendrá que utilizar todo su poder de fuego, que es importante en la medida en que no se paguen los compromisos a los organismos: las reservas alcanzan a 9465 millones de dólares (datos oficiales al último jueves) y funcione a pleno el cerrojo cambiario. Un dato alentador para el Gobierno fue la tranquilidad con que operaron los bancos que ya abrieron el grifo sobre los depósitos reprogramados de hasta 10.000 pesos. Si bien en el Río-Santander hubo 10 mil llamados telefónicos consultando sobre esa devolución y el Canje II, sólo 380 ahorristas pidieron disponer del dinero, sobre un total de 38.200 beneficiarios. Muchos de ellos, incluso, optaron por dejarlo en el banco como un plazo fijo aprovechando la alta renta: entre 30 y 40 por ciento anual, según el plazo. En el también español BBVA Francés, en tanto, se contabilizaron apenas 37 operaciones reclamando los fondos, por un total de 216.000 pesos. Una respuesta escasa: hay 70 mil inversores en condición de pedir el reintegro. Si se confirma que no se produce una corrida, el Gobierno tendrá un motivo para festejar, ya que se temía una ola de retiros en caso de continuar la escalada del dólar.