EL PAíS › TENSION CON EL FMI POR LOS BONOS PROVINCIALES

Provincias de nuevo en la mira

El secretario de Hacienda, Jorge Sarghini, sigue alertando que, sin acuerdo con el Fondo, los provincias no podrán cumplir con el pacto de no emitir nuevos bonos o cuasimonedas. Paradójicamente, el Fondo presenta el demorado ajuste en la provincias como una de las condiciones, todavía incumplidas, para cerrar un acuerdo con el Gobierno. De hecho, durante su última visita a Washington, Lavagna recibió de los técnicos del FMI el ultimátum de eliminar los bonos provinciales. Sin embargo, en Economía dicen que ese objetivo sólo podría lograrse en una segunda etapa, si una vez firmado el acuerdo con Washington el Fondo reembolsara los 4000 millones de dólares que ya se pagaron a los organismos de las reservas.
Como informó este diario, el domingo último, mientras el ministro Lavagna intentaba reflotar las negociaciones con el FMI, Sarghini se despachó con una declaración inusual para un secretario de Hacienda nacional. Dijo que, sin acuerdo con el Fondo, la emisión de títulos provinciales por parte de las provincias era un mecanismo de financiación “legítimo” para pagar salarios y a proveedores. La declaración no debe haber caído simpática en Washington, donde no sólo exigen que se frene la emisión de nuevos bonos locales, sino que incluso reclaman se retiren de circulación los ya existentes. En total, se calcula que hay emitidos unos 7000 millones de pesos en bonos provinciales, que la gente utiliza como monedas.
Sin embargo, el equipo económico considera que sin un pacto con el Fondo las provincias no tendrán otro mecanismo de financiación que los bonos, por lo que, si Washington “demora el acuerdo, se caerán los pactos provinciales”, advirtió Sarghini. Esos pactos, justamente, lo que establecen es que las provincias reduzcan sus déficit a la mitad y que desistan de nuevas emisiones de bonos para financiarse.
Así las cosas, en Economía creen que el esquema podría funcionar sólo con la firma de un acuerdo con Washington. La idea es que, una vez cerrado el programa, el FMI desembolsaría, al menos, unos 2000 millones de dólares frescos para financiar el retiro de los bonos provinciales. Con un dólar a 3,60, se necesitaría poco menos de esa cifra para trocar los bonos circulantes por pesos emitidos por el Banco Central, y no alterar la posición de la entidad monetaria para mantener la estabilidad cambiaria.
En realidad, en el equipo de Lavagna aspiraban hasta hace dos semanas a que el Fondo reintegrara los 4000 millones de dólares pagados con reservas a los organismos en lo que va del año. Pero desde Washington enviaron la señal de que lo pasado es parte del pasado y que ahora sólo se negocia por una refinanciación de los vencimientos de la deuda por los próximos 12 meses. De ahí que Sarghini creyera conveniente empezar a insistir con la necesidad de cerrar cuanto antes un acuerdo y que éste contemple financiamiento “genuino” para las provincias. De otro modo, en Economía prefieren que las cosas sigan como hasta ahora –con las provincias financiándose con sus propios bonos– antes que darle a la maquinita de pesos del Central para financiar a los estados provinciales.
El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, permanece en Washington, intentando apurar las negociaciones con los técnicos del Fondo. Apenas regresado de Washington, el martes, Lavagna informó al Presidente sobre la posibilidad de cerrar trato en los próximos días. Pero por ahora es sólo una expresión de deseos.

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