EL PAíS
Roggero confirma que Bercún es su asesor y Duhalde se preocupa
Cada vez queda más al descubierto el entramado de relaciones entre el lobbysta Carlos Bercún y el poder. Desde senadores hasta el Presidente formaron parte de las reuniones en las que los banqueros transmitían sus deseos-presiones a la dirigencia política.
Por Eduardo Tagliaferro
“Sí, es cierto que Carlos Bercún tenía una credencial como asesor del bloque justicialista”, le responden a Página/12 en la oficina del titular de la bancada del oficialismo en Diputados, el cordobés Humberto Roggero. La frase confirma lo publicado por este diario el último domingo. Eso sí, lo admiten parcialmente. Ya que si bien reconocen la existencia de la credencial y también el rol de intermediario que Bercún cumplió en la realización de dos reuniones realizadas este año en el Banco Central, no aceptan, ni desmienten, la cena realizada el último 2 de mayo en las oficinas del lobbysta en la que además de la conducción del bloque en la Cámara baja estaban los representantes de lo más concentrado de la banca extranjera. Más allá de que en las oficinas de Roggero no confirman esa cena, allegados a la consultora de Bercún, en diálogo con este diario, la ratifican. La nota incluso fue comentada en algunas de las reuniones mantenidas por Eduardo Duhalde el último domingo en su casa de Lomas de Zamora. “Che, qué hay de esos encuentros con banqueros que publicó Página/12”, preguntó el Presidente a uno de sus tantos visitantes.
Duhalde tiene bien en claro quién es Bercún. El mismo lo tuvo como interlocutor en más de una reunión. Sus dudas apuntaban al contenido de esos diálogos. Por cierto, lo hizo con cierta desconfianza. La típica que suele haber entre los hombres del peronismo por estos días. El Presidente quería estar seguro de que no hubiera ninguna gestión paralela a las impulsadas desde su gobierno. Para todos los hombres del PJ el nombre de Bercún no sólo no les es ajeno, sino que también reconocen el peso específico que éste tiene entre los círculos del poder. “Es ingenuo pensar que se trata de un lobbysta de cuarta cuya importancia radica en la presentación de algunos informes o tener varios contratos en algunas reparticiones importantes”, afirma ante este diario uno de esos hombres del oficialismo.
Duhalde sabe qué tipo de gestiones son las que habitualmente realiza Bercún, por eso quería saber del contenido de esa cena entre banqueros y la conducción del bloque de diputados. A principios de año, cuando las calles de Buenos Aires eran testigo de la furia de asambleístas, ahorristas y piqueteros, el lobbista fue el gestor de un encuentro de los banqueros con Duhalde en la Casa Rosada. En esa reunión los hombres de finanzas le pintaron al bonaerense un cuadro excesivamente dramático. Su principal preocupación era la fuga de depósitos a través de los recursos de amparo. Luego de tan oscuro panorama en el que la Argentina poco menos que se derrumbaba sobre sus raíces, le pidieron a Duhalde una gestión ante la Corte Suprema para poner freno al drenaje de los depósitos. A esa altura Duhalde no tenía muchos puentes con los cortesanos. Ya había dicho que el supremo tribunal lo estaba chantajeando con el tema del corralito, su entonces ministro de Justicia Jorge Vanossi no era el indicado para transmitir una sugerencia a los magistrados, el titular de la SIDE Carlos Soria no tenía buenas migas con ellos, ya que los banqueros le achacaban cierta participación en las manifestaciones que en contra de ellos todos los días se realizaban frente a sus entidades. Así las cosas, Duhalde tuvo que recurrir a otro tipo de intermediarios.
No tuvo reparos en pedir esa “manito” delante del propio Emilio Cárdenas del HSBC. En un comienzo el gestor puso sus reparos. “Aquí tenemos la presentación”, respondió el banquero luego de que el intermediario recordara que la Corte sólo podía pronunciarse si existía una cuestión a fallar, y acercó un escrito del constitucionalista Alberto García Lema. “De la opinión pública nos encargamos nosotros”, dijo Cárdenas ante las dudas del emisario. Así fue que en los sucesivos encuentros apareció acompañado por los asesores de imagen de Mansilla y asociados. El mismo temor que habían logrado transmitirle a Duhalde pretendían contagiarlo a la sociedad. Tan optimistas estaban que imaginaban un escenario político en el que fueran los propios manifestantes los que pidieran la continuidad del corralito. Por cierto la movida no prosperó. Luego de algunos sondeos, fueron varios los cortesanos que aseguraron que pensar frenar los amparos era una medida anticonstitucional. Claro, además estaba la presión popular. Esa que los banqueros minimizaban, pero los miembros de la Corte no. La gestión no podía más que fracasar. Unos tres integrantes del alto tribunal les transmitieron a Humberto Roggero y a Eduardo Camaño lo imposible que era limitar los amparos. La Corte a lo sumo sólo podía dar tiempo. Y eso fue lo que entregó. “La importancia de Bercún es generar ese tipo de presiones y encuentros”, reseñó ante Página/12 un funcionario que conoce por igual a la mayoría de los integrantes del caso.
¿Y Verna...?
Es una pregunta que probablemente hoy se formule más de un senador. La Comisión de Asuntos Constitucionales lo espera a las 17. Mediante una carta-documento fue citado por la titular de la comisión, la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner. Precisamente a la misma hora quieren escucharlo los legisladores del justicialismo en la reunión del bloque. No por casualidad las reuniones coinciden con las de la comisión. El titular de la bancada, el sanjuanino José Luis Gioja, pretende de esta manera ralear la presencia de los compañeros en la comisión. Para la conducción justicialista, como para la radical, el tema está llegando demasiado lejos. Precisamente esta semana, el chaqueño Jorge Capitanich en una de sus apariciones televisivas señaló que “si las citaciones de la comisión ya finalizaron, el tema tendría que pasar a competencia de la Justicia”. En buen romance, sería un intento de ponerle fin al tema. El que sí concurrirá es el ex secretario general de la Presidencia Aníbal Fernández. Deberá explicar por qué frente a un requerimiento periodístico dijo que la denominada ley Barrionuevo “no será aceptada” por el Gobierno. Fernández también deberá testimoniar ante el juez Claudio Bonadío, quien además citó al ex titular del Central, Mario Blejer. “Nosotros, la Comisión de Asuntos Constitucionales, sin atribuciones investigativas y sin las facultades de la Justicia, estamos adelante de la causa judicial”, confió Kirchner a este diario. Mucho más que una presunta coima está quedando al descubierto.