Viernes, 17 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA MESA DE ENLACE SIGUE CON SUS RECLAMOS A UN AÑO DE LA DEROGACION DE LA RESOLUCION 125 EN EL SENADO
En la madrugada del 17 de julio del año pasado, el vicepresidente Julio Cobos selló la suerte de la Resolución 125. Ahora, la Mesa de Enlace ha vuelto a instalar la idea de que la situación del campo es crítica y va por más.
En la madrugada del 17 de julio, hace exactamente un año, el vicepresidente Julio Cobos selló la suerte de la Resolución 125 al desempatar en el Senado con su ya histórico voto “no positivo”. Atrás quedaron cuatro meses de disputas por la renta agropecuaria, que incluyeron un lockout patronal de más de cien días, cortes de rutas en decenas de pueblos del interior y manifestaciones multitudinarias para oponerse a la suba de las retenciones a la soja. Los dirigentes de la Mesa de Enlace presentaron su reclamo sectorial como una gesta nacional que puso en discusión el federalismo fiscal. El flamear de las banderas argentinas y las oraciones ecuménicas que se rezaron en las rutas ayudaron a completar ese discurso, que logró convertir la protesta agraria en una muestra de civilidad frente al poder central. El Gobierno no pudo desarticular ese relato y terminó cediendo terreno progresivamente hasta ser derrotado en el Congreso. Poco y nada importó que los empresarios rurales estuvieran ganando por entonces más que antes de que se sancionara la 125 debido a la suba de los precios internacionales. Hoy la situación no es muy diferente a la de entonces. Los ruralistas se siguen quejando por una supuesta crisis terminal del sector mientras los principales indicadores muestran un incremento de la rentabilidad. La diferencia es que entonces estaban a la defensiva y ahora van por más.
El titular del INTA, Carlos Paz, aseguró a Página/12 la semana pasada que la próxima cosecha será la mejor de los últimos siete años, tanto en volumen como en rentabilidad. La suba de los precios internacionales, la baja de costos y la mejora de las condiciones climáticas ubicarían, por ejemplo, el margen bruto de la soja entre 350 y 541 dólares por tonelada, para niveles de rendimiento que se estiman entre 28 y 38 quintales por hectárea. La suba de la utilidad es mayor aún si se la mide en pesos, debido a la devaluación gradual que experimentó la moneda durante los últimos ocho meses.
En lo que refiere a los costos, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires detalló en su último informe que disminuyeron 37,9 por ciento para el maíz, 34,3 por ciento para la soja, 39,1 por ciento para el trigo y 36,4 por ciento para el girasol, en comparación con los valores de la campaña anterior. En el caso de los arrendamientos, por ejemplo, el INTA dijo que los valores se redujeron entre 30 y 60 por ciento.
El precio de la soja, por su parte, viene oscilando entre los 900 y los 1000 pesos por tonelada y los últimos informes de la FAO prevén una demanda creciente de alimentos a nivel mundial. Por lo cual, en el mediano plazo, la proyección es a la suba.
Estos mayores incentivos llevarían la producción agraria total a cerca de 100 millones de toneladas debido al impulso de la soja. Distintas estimaciones sitúan la cosecha de esta oleaginosa para la campaña 2009/2010 en 51 millones de toneladas, un 35 por ciento superior a la de 2008/2009, que fue de 38 millones de toneladas, y un 15 por ciento arriba de la campaña 2007/2008, que alcanzó los 44 millones de toneladas. En este crecimiento reciente mucho tuvo que ver la derogación de la Resolución 125, que buscaba incentivar otros cultivos en detrimentos del “oro verde” para disminuir la dependencia del monocultivo.
Sin duda, la soja es el principal motor del campo, pero no el único que tendrá buenos resultados. Los maiceros también prevén ganancias extraordinarias. Los precios de este cultivo están por debajo del record registrado en febrero de 2008, pero el Gobierno bajó cinco puntos las retenciones en diciembre. Por lo que la ganancia será una de las más altas de la historia.
El suplemento Cash detalló el pasado 5 de julio que a fines de 2000 un campo de 200 hectáreas de rinde medio arrojaba una utilidad de 177 pesos por hectárea; en el mismo mes de 2006 los beneficios por la misma extensión subieron a 270 pesos; en 2007, a 884 pesos, y en febrero de 2008, antes de la Resolución 125, llegaron al máximo de 1900 pesos. La rentabilidad esperada es de 2195 pesos la hectárea. La estimación de Agricultura para la próxima cosecha es de 24 millones de toneladas, que sumadas a los 51 millones de toneladas de soja se obtiene el 80 por ciento del total de la producción agropecuaria total estimada para la próxima cosecha y en ambos casos la rentabilidad esperada es la más alta de la historia.
En el caso del girasol, en 2007 la utilidad fue de 887 pesos la hectárea; en 2008, antes de la 125, llegaron a 1450 pesos, y para la próxima campaña se espera obtener 1580 pesos por hectárea, siempre en un campo de 200 hectáreas de rinde medio. Lo mismo ocurre con el trigo. La última campaña sólo arrojó ganancias en las zonas no afectadas por la sequía, pero para la próxima se espera una utilidad de 495 pesos por hectárea, superior a la de la campaña 2007/2008.
Pese a todos estos datos, la Mesa de Enlace sigue con su embestida para lograr una nueva baja en las retenciones a cereales y oleaginosas porque, al igual que hace un año, han logrado instalar el discurso de que la situación del “campo” es crítica y requiere atención especial.
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