Fuentes del Ministerio Público del Reino de los Países Bajos, que tuvieron a su cargo la investigación sobre la participación del ex piloto naval Julio Alberto Poch en vuelos de la muerte, certificaron que el oficial retirado de la Armada no sólo comandó durante la última dictadura aviones de guerra, como declaró ante la Justicia, sino también aparatos con pasajeros como los que usaron las Fuerzas Armadas para no dejar rastros sobre el destino de miles de desaparecidos. El dato, difundido por Radio Nederland, surgiría de los propios registros de vuelo obtenidos durante el allanamiento de la casa de Poch en Holanda, realizado el 22 de septiembre pasado, al mismo tiempo que la policía lo detenía en el aeropuerto de Valencia, España. Según la información, el abogado Gerard Spong, quien días atrás declaró ante la prensa holandesa que su cliente sólo pilotea “caza-bombarderos”, reclamó ante la Justicia que el material encontrado no pueda ser utilizado como prueba durante el proceso de extradición, que el Consejo de Ministros del gobierno de España aprobó el 30 de octubre.

Poch es el primer militar argentino detenido por admitir su actuación en los vuelos de la muerte. Su confesión se produjo en un restaurante de la Isla de Bali, en Indonesia, luego de que sus compañeros calificaran de “régimen criminal” a la dictadura argentina. Poch fue denunciado por sus propios colegas de la aerolínea Transavia, que el año pasado ratificaron su relato ante el juez federal Sergio Torres, a cargo de la causa ESMA. El método de arrojar personas vivas al mar fue probado por la Justicia en cuatro vuelos, cuyas víctimas, enterradas como NN, fueron identificadas gracias al trabajo de antropólogos forenses. La Justicia argentina abrió tres causas para investigar los vuelos, que aún no tienen ningún imputado.