La discusión abierta desde diciembre pasado a propósito del DNU del Fondo del Bicentenario y su prolongación ahora con los nuevos decretos para el pago de la deuda terminó por galvanizar la división en tres del centroizquierda no PJ y todo pinta que la situación no se modificará hasta 2011. Por un lado, un centroizquierda que se considera parte del oficialismo agrupado en el Encuentro de la Militancia Nacional y Popular que este fin de semana distribuyó mesas en todo el país para explicar por qué defienden el gobierno de Cristina Kirchner. Por otro lado, el bloque de diputados de Nuevo Encuentro que encabeza Martín Sabbatella, que marca sus coincidencias con muchas medidas –también con estos decretos– tomadas por la Casa Rosada pero se reivindica autónomo de la construcción política del oficialismo. Por último, el sector que responde a la conducción de Pino Solanas, cada vez más resuelto a plantarse en la vereda de enfrente del Gobierno así signifique mostrarse en el Congreso junto a lo que ellos mismos definen como la oposición conservadora, como harán este miércoles en la sesión en Diputados.

El primer grupo lo componen el Frente Grande, de Eduardo Sigal y Nilda Garré; el Frente Transversal, de Edgardo Depetri; intendentes bonaerenses como Francisco “Barba” Gutiérrez (Quilmes), Mario Secco (Ensenada), Graciela Rosso (Luján) y Aldo San Pedro (Bragado), entre otros. También lo integran partidos menores y organizaciones sociales que viene apoyando al Gobierno pero no forman parte del PJ. La novedad es que este fin de semana iniciaron una campaña en apoyo al gobierno en la calle: “Nosotros estamos con Cristina”, sostienen desde afiches y volantes.

Una de las intenciones ocultas de la movida es hacerle notar al kirchnerismo su progresiva cerrazón en la estructura pejotista. “Lo que tienen que entender es que el Gobierno tiene un techo que si lo acompaña sólo el PJ no lo perfora”, explica uno de los gestores de la campaña. La reforma política es un intríngulis para estos partidos que cuentan con varios funcionarios entre sus filas. La intención es formar una confederación y desde allí recrear el Frente para la Victoria en una alianza con el PJ. Pero todo está en el terreno de los intenciones porque, por cierto, no cuentan con muchos interlocutores dentro del justicialismo.

Estos dirigentes buscaron ampliar su estructura incorporando otros sectores antes de lanzar la campaña de mesas. Alguno de ellos charló largo y tendido con Sabbatella, sólo para irse con un no como respuesta. “Es que nosotros nos sentimos parte del dispositivo del oficialismo y ellos quieren mantenerse afuera”, contaban. Con cierta envidia, explicaban que eso, por ejemplo, le permitía al ex intendente de Morón criticar la compra de dos millones de dólares de Néstor Kirchner, algo que ellos no podían.

“Nosotros somos autónomos de la estructura pero no del debate político”, responden cerca de Sabbatella. Los integrantes del bloque Nuevo Encuentro –Vilma Ibarra, Carlos Heller, Ariel Basteiro y Jorge Rivas– no tienen problemas en salir a defender políticas oficiales incluso, ellos mismos lo reconocen, a veces con más énfasis que ciertos kirchneristas. El norte de este grupo, dicen, es “la pelea contra la derecha”. En pos de ese objetivo reconocen que “hay progresismo dentro del oficialismo” y que existe un rumbo emprendido tanto en el país como en la región que se debe preservar para luego ir por más. La semana pasada, cuando se formalizó la incorporación de su Partido Solidario al Nuevo Encuentro en la provincia de Buenos Aires, Heller definió: “La alternativa política que estamos construyendo, una oposición a la derecha, quiere mejorar y profundizar este proceso de cambio”.

Por eso son críticos del Proyecto Sur de Solanas y Claudio Lozano, que decidieron construir en el antikirchnerismo. Ellos adhieren a la sesión del miércoles que empuja la oposición, luego de que le prometieran poner en marcha algunas iniciativas. En el bloque de Sabbatella entienden que esa unión opositora servirá para voltear el DNU de la Presidenta, pero que ni el PRO ni el PJ de Francisco de Narváez van a votar luego las propuestas de Solanas. “Nosotros no queremos ser la pata progre de la oposición de derecha”, esgrimen en Nuevo Encuentro.

En Proyecto Sur lo ven bien diferente. Cerca de Solanas entienden que la posición autónoma de centroizquierda es la suya, mientras que el grupo de Sabbatella “no discute absolutamente nada” de lo que impulsa el Gobierno. Y eso que, revelan, en los pasillos del Congreso les reconocen que el kirchnerismo está cada vez más aislado políticamente. En este tercer grupo no se ven haciéndole el juego a la oposición de derecha sino que, por el contrario, han conseguido ponerle puntos en su agenda, como la investigación sobre la legitimidad de la deuda externa. Para ellos el juego el conservadurismo lo hace Nuevo Encuentro, porque “muchas definiciones del Gobierno sirven para profundizar la ofensiva conservadora”.

La resolución de la discusión no es sencilla. La prueba es que, por ejemplo, ya dividió al Partido SI, en el que Carlos Raimundi quedó con Sabbatella mientras que Eduardo Macaluse se unió a Solanas. También la CTA, en la que Hugo Yasky aparece más cerca de Nuevo Encuentro en tanto que Víctor De Gennaro, de Proyecto Sur. Y la discusión que se viene más bien tiende a separar los tantos que a unirlos, por lo que habría que pensar en un 2011 por caminos diferentes aunque nadie descarta nada. “Esperemos que reflexionen”, sostienen en Proyecto Sur. “Tendríamos que hacer algo todos juntos para enfrentar a Macri en la ciudad”, explican en Nuevo Encuentro. La puerta aún no está cerrada.