Miércoles, 7 de julio de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL JEFE DE GOBIERNO PIDIó A LA CáMARA FEDERAL QUE ANULE SU PROCESAMIENTO POR LAS ESCUCHAS ILEGALES
Como el espionaje está probado, lo cargó a la cuenta del espía, de cuya designación en su gobierno no se hizo cargo. Volvió a cuestionar al juez Norberto Oyarbide y también pidió investigar a los espiados y a su padre Franco. Del Fino Palacios no dijo nada.
Por Irina Hauser y Raúl Kollmann
Con un repertorio muy similar al que usó el día que prestó declaración indagatoria, Mauricio Macri volvió a cuestionar por “sesgado” el expediente del juez Norberto Oyarbide, pidió que se investigue a las personas espiadas –en concreto a su cuñado Daniel Leonardo y al dirigente de Familiares de AMIA Sergio Burstein–, reclamó poner la lupa sobre su padre Franco y aseguró que todo el espionaje fue un negocio “privado” del ex policía Ciro James, de cuyo nombramiento en el Ministerio de Educación porteño no se hace cargo porque fue, alega, una “contratación autónoma”. Nada le atribuye a Jorge “Fino” Palacios, su ex jefe de la Policía Metropolitana y otro hombre clave en la organización. Todo esto surge del escrito que el jefe de Gobierno presentó ante la Cámara Federal para refutar su procesamiento como partícipe de la asociación ilícita que pinchaba teléfonos. Allí insiste en que la pesquisa se orientó a perjudicarlo, en connivencia con la SIDE y la Policía Federal.
Macri no fue a Tribunales. Sus abogados, Santiago Feder y Ricardo Rosental, llevaron los fundamentos de su apelación al procesamiento que le dictó Oyarbide, que le endilgó haber provisto medios a los espías y le atribuyó dos escuchas: la de su cuñado, el parapsicólogo Leonardo, casado con Sandra Macri, y la de Burstein.
Macri pidió la nulidad del procesamiento y del llamado a indagatoria. La Sala I de la Cámara Federal intentaría pronunciarse antes de la feria. Ayer también presentaron sus argumentos la defensa de Palacios –preso, igual que James– y el abogado Hernán del Gaizo, que representa a Burstein como querellante.
La escucha al cuñado, inscripta en una pelea de los Macri alrededor del dinero, es uno de los elementos que más comprometen al jefe de Gobierno. Leonardo atribuyó el espionaje a su suegro porque quería forzar su divorcio y dijo que lo habría concretado con ayuda de Mauricio. A la semana de iniciada la pinchadura a su celular en mayo de 2008, James fue nombrado como asesor en Educación, donde nunca hizo ningún trabajo pero cobraba 6 mil pesos mensuales. Además, era auxiliar de Inteligencia de la Policía Federal, de donde conocía a Palacios. Para el juez, el cargo en Educación era una pantalla de sus actividades como espía. James retiraba de la SIDE las escuchas que conseguía con órdenes de jueces de Misiones.
Según Macri, la superposición de la escucha al cuñado y el ingreso de James en su gobierno es “una mera coincidencia” y responsabilizó a Educación por la designación. Se escuda en que no hay registros de llamados suyos con James ni, hasta ahora, con Palacios. Y que si las antenas de Nextel detectaron a James cerca de su casa los días que retiraba grabaciones de Leonardo, no fue algo sistemático.
Macri también se queja de que aunque Leonardo señaló a su padre, no lo investigaron como a él. También dice que Franco lo desincriminó en una carta y presentó documentación de la contratación de la agencia de seguridad Ackerman –que atribuyó a su preocupación por la seguridad familiar–, aunque no aclara a quién mandó a investigar.
El escrito del abogado de Burstein llama la atención sobre la relación entre James y Palacios, que hablaban todo el tiempo entre sí y en momentos clave de las escuchas. Recuerda que James se movía como en su casa en las oficinas de la Metropolitana, que lo mandaban a reuniones –por ejemplo en la Procuración– sin estar nombrado y que “su esposa fue socia de la esposa del jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, en la publicación de una guía de novias”. “Nada parece casual”, dijo Del Gaizo a Página/12. “Hay una relación institucional que sólo puede garantizar Macri”, añadió. Oyarbide asoció la escucha a Burstein –crítico del nombramiento de Palacios en la Metropolitana– con su rol de querellante en la causa AMIA: interpretó que un eventual procesamiento de Palacios (que finalmente ocurrió) podría ser perjudicial para el gobierno porteño. Macri dice que la escucha fue posterior a la renuncia de Palacios a la policía. Sin embargo, la orden de intervención fue previa. También culpabiliza a los espiados: pregunta por qué no se investigaron “conflictos personales o patrimoniales” de Leonardo que podrían haber motivado la escucha; también pone en duda que un llamado de James a Burstein haya sido parte del espionaje porque dura 185 segundos y dice que muchos podrían querer escucharlo como miembro de Familiares.
Como el espionaje está claramente probado, Macri dice que todo era un negocio privado de James, anterior a 2007, y que no se investigaron todos sus contactos ni su empresa de seguridad. Agrega que la SIDE y la Federal no pueden haber sido ajenas y que se debió haber indagado la presunta participación en la trama. Insiste en que el llamado anónimo a Burstein que originó el expediente lo hizo la SIDE. La causa, dice, es una “construcción mental” del juez. De Palacios, nada.
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