Miércoles, 7 de julio de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › DOS POLICíAS DE LA COMISARíA 1ª DE LA PLATA DENUNCIADOS POR TORTURA Y MALOS TRATOS
Un muchacho que dormía en un banco de la plaza San Martín fue molido a golpes por dos policías de la patota de calle de la 1ª. Cuando quiso atenderse en un hospital público, el médico le dijo que no tenía insumos y que volviera cuando le bajara la inflamación.
Por Horacio Cecchi
Al Rolo conviene no nombrarlo en esta nota, por lo que pudiere, incluso el apodo es inventado. El último domingo de junio, dos gordos de la patota de la comisaría 1ª de La Plata lo molieron a palos en la plaza San Martín, frente a la Gobernación y la Legislatura, porque dormía en un banco. Aterrado, después de que lo dejaron como un trapo, con la advertencia de que desapareciera voluntariamente, se escondió y recién al día siguiente se animó a concurrir a la guardia del Hospital Rossi, todo magullado, con un ojo cerrado y el otro no queriendo ver. Pero se topó con un oftalmólogo que no lo atendió; en realidad la atención consistió en recomendarle que volviera cuando le bajaran los hematomas. Durante una semana estuvo oculto y aterrado, hasta que el lunes pasado, patrocinado por el Comité Contra la Tortura, presentó una denuncia en la fiscalía 5, de Leyla Aguilar, contra la patota de la 1ª, especialmente los dos pesados que lo atendieron, y contra el oftalmólogo del volvé-cuando-no-tengas-nada. Ayer, dos abogados del súper ministerio de Casal se presentaron en el Comité pidiendo información con el argumento de que estaban dispuestos a sancionar, cueste lo que costare. Mayor motivo para que siga siendo Rolo.
Según declaró el Rolo en su denuncia, el 27 de junio pasado, entre las 9 y las 10 de la mañana, y mientras dormía en uno de los bancos de la plaza San Martín, escuchó que lo insultaban ordenándole que se levantara y se fuera. Al grito de “a ver flaco que acá no se puede dormir, la concha de tu madre”, y de amenazas de que no se lo volviera a ver por el lugar, dos policías de la patota de calle de la comisaría 1ª lo despertaron. El Rolo no tiene claro si fue cuando intentó preguntar “qué pasa”, o si fue una mala interpretación de su gesto de no entender nada, pero recibió un bife que le estalló en el oído dejándolo sordo. Intentó levantarse pero recibió un puñetazo que lo derribó. Después, tal como consta en la denuncia, se hizo un ovillo en el piso porque empezó a recibir “patadas, golpes y puñetazos en el rostro, en el pecho y en la espalda”, mientras un ojo le sangraba. Le pegaron durante lo que él cree que fueron 5 o 10 minutos, aunque todo parecía durar más de un siglo. Después, los dos pesados se fueron, dejando en claro que se trataba de una acción meramente preventiva.
El Rolo declaró que conocía a los dos gordos, que ya había sido agredido por ellos cuando dormía en la explanada del Teatro Argentino, en 51 entre 9 y 10, cuando no tenía vivienda. En esas ocasiones, junto a otros jóvenes veían aparecer a los mismos dos gordos de la 1ª, alrededor de las 7 de la mañana, y que los agredían a patadas y amenazándolos con prenderles fuego. También sostuvo que les preguntaban si iban a robar para ellos o les iban a armar una causa. “¿Y, nos consiguieron algo ayer, o no? ¿Robaron algo para nosotros?” Esto el Rolo lo vio y vivió “todas las mañanas, entre marzo y mayo de este año”. Después, en su denuncia, describió físicamente a los dos de la pesada preventora.
Ese domingo, magullado, con el ojo cerrado y aterrado, se ocultó en la casa de una amiga y recién al día siguiente se atrevió a salir sólo para ir al Hospital Rossi, para que un especialista lo atendiera. Lo derivaron a la guardia oftalmológica. “El médico lo atendió displicentemente en el pasillo”, dice la declaración. Apenas el Rolo le contó cómo había sufrido las lesiones, el médico le dijo: “No tenés nada, no hay gasas, no hay antiinflamatorios, andá a tu casa y volvé cuando te bajen las inflamaciones”. Un enfermero que vio la atención de pasillo se apiadó del Rolo y le ofreció antiinflamatorios, antibióticos y analgésicos. Además, según denunció, le explicó que el oftalmólogo que lo había despachado “trabaja para y con la policía”.
Ayer, para dejar claro que la Justicia es un brazo de la policía, se presentaron en el CCT el abogado Mariano Santana, inspector de la Auditoría General de Asuntos Internos, y un ayudante (obviamente enterados por fuentes judiciales). Querían ampliar la información sobre el Rolo para “iniciar las actuaciones correspondientes”.
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