Sábado, 14 de agosto de 2010 | Hoy
EL PAíS › EN SANTA FE CONDENARON A UN EX COMISARIO A VEINTITRéS AñOS DE PRISIóN
Mario Facino fue juzgado por el secuestro, torturas y asesinato de la militante de las Ligas Agrarias Alicia López. El tribunal dispuso que cumpla su pena en un establecimiento carcelario. En democracia, Facino fue dos veces presidente comunal.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
El Tribunal Oral Federal condenó ayer a 23 años de prisión al ex jefe de la comisaría 4ª, Mario Facino, por el secuestro, torturas y asesinato de la militante de las Ligas Agrarias Alicia López, desaparecida en 1976. Los jueces ordenaron que cumpla la pena en una cárcel común y no en su quinta de San José del Rincón, como ocurre hasta ahora. Ya en diciembre, Facino había sido sentenciado a 20 años de prisión por delitos de lesa humanidad a otros detenidos políticos, pero ésta es la primera condena por homicidio en Santa Fe y la segunda en la provincia. Ambas serán unificadas cuando queden firmes. La lectura del veredicto desató emociones contenidas. El esposo, los hijos y los nietos de Alicia se unieron en un abrazo interminable en la sala de audiencias, lloraban en silencio, mientras en la calle una pequeña multitud aplaudía y cantaba. “Para nosotros es una reivindicación histórica que después de 34 años haya un juicio donde se ventile lo que pasó con Alicia. Nuestro corazón y nuestro sufrimiento de tantos años se ven reconocidos por este fallo. Se hizo justicia”, dijo el marido de Alicia, Luis Juan Rodríguez.
La sentencia a Facino se conoció al mediodía. Tres horas antes, el Tribunal le ofreció la posibilidad de decir sus últimas palabras, pero éste desistió. “No voy a hablar”, dijo el ex comisario y jefe de uno de los centros clandestinos más brutales del circuito represivo de Santa Fe. La querella –a cargo de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre– le había pedido “prisión perpetua” y el Ministerio Público Fiscal, 25 años de cárcel. El Tribunal lo condenó a 23 años por “privación ilegal de la libertad”, “tormentos agravados” y “homicidio” de Alicia López, “todos en concurso real entre sí”. Lo que significa que el fallo ratificó la acusación de los fiscales Martín Suárez Faisal y Patricio Longo. Con un agregado: “La pena será cumplida una vez que esté firme en el establecimiento carcelario que corresponda”, dijo la presidenta del tribunal, María Ivón Vella, a quien secundaron sus colegas José María Escobar Cello y Ricardo Moisés Vázquez. Hoy, Facino cumple prisión domiciliaria en las afueras de San José del Rincón, su pueblo natal –cercano a Santa Fe–, donde se recicló en democracia y fue presidente comunal en tres períodos por el Partido Justicialista. La semana próxima, el viernes 20, el Tribunal de Disciplina del PJ se expedirá sobre un pedido para expulsarlo de sus filas (a él y a otro represor también condenado por delitos de lesa humanidad, Eduardo Ramos, preso en la cárcel de Las Flores).
Las primeras en salir de la sala de audiencia fueron las Madres de Plaza de Mayo. Muy cerca, uno de los compañeros de cautiverio de Alicia, Alejandro Faustino Córdoba, lloraba desconsolado. “Esperamos 34 años para este momento”, dijo. Córdoba y otros sobrevivientes de la comisaría 4ª, José Schulman, Graciela Roselló y Raúl Pinto, rescataron el martirio de Alicia López de la desmemoria y la impunidad. Ellos dieron testimonio en el juicio para la condena de ayer. “Lo de Alicia era una segunda desaparición y una herida abierta por el olvido”, recordó Córdoba.
Schulman aplaudió la sentencia como “un triunfo enorme. Un caso que se intentó que no llegara a juicio, trataron todo el tiempo de que Alicia siguiera invisible. Pero el valor de los sobrevivientes y de los que defendieron su memoria en estos años gestó este triunfo que es muy importante. Porque a todos los que soñaron que el genocidio podía quedar impune, les advertimos que todo llega y que vamos a ir por todos los genocidas. Y estoy seguro de que lo vamos a lograr”.
A Graciela Roselló el llanto también le pidió una pausa. “Son juicios interminables, pero valen la pena. Poder abrazarse con los hijos de Alicia, con la hermana, con el marido, los nietos. Valió la pena el esfuerzo, el dolor infinito que es una y otra vez venir a testimoniar, una y otra vez reconocer la comisaría 4ª. Pero es una manera de que Alicia esté presente.”
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