Lunes, 30 de agosto de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL PLANO DE DE NARVáEZ RECIBE MUCHAS DENUNCIAS TRUCHAS, OTRAS QUE SE REPITEN Y GRAN CANTIDAD EN BROMA
La inseguridad fue el tema de la campaña de Francisco de Narváez y su principal propuesta para combatirla fue un mapa del delito. Hace más de un año que ese sistema funciona, pero es imposible sacar conclusiones útiles de sus resultados.
Por Raúl Kollmann
Jorge D’Onofrio, titular de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense, duda que el Mapa de la Inseguridad que impulsó Francisco de Narváez durante su campaña aporte demasiado a la resolución de los problemas de delito que tiene la provincia de Buenos Aires. D’Onofrio acaba de romper con De Narváez justamente porque “el trabajo que se hace no es serio y en las siete reuniones que tuvimos los legisladores bonaerenses con él nunca discutimos medidas reales contra la inseguridad”. En plena campaña electoral, en diciembre de 2008, Francisco de Narváez presentó con mucho ruido el Mapa de la Inseguridad online. El objetivo, según lo señalado por el candidato, era “que ante la censura ejercida por el Gobierno sobre los datos oficiales, podamos empezar a construir una estadística de la gente y así sepamos qué delitos nos están sucediendo, esto obligará a las autoridades a no hacerse los distraídos y nos ayudará a nosotros a cuidarnos todavía un poco más”.
El mapa parece no tener ningún efecto en materia de seguridad, a tal punto que nadie les presta atención a las denuncias. Por ejemplo, numerosas personas –seguramente con identidades falsas– aparecen haciendo denuncias truchas de robos y hasta violaciones en los alrededores de la propia casa de Francisco de Narváez, en el Barrio Parque de la Capital Federal, y también en las cuadras que rodean la vivienda de Mauricio Macri.
En otra entrada, un hombre denuncia que en tal supermercado –menciona la cadena– trataron de cobrarle 38 pesos un pollo, “lo que constituye un robo”. “Esos empresarios deben ser controlados”, argumenta el denunciante. Los hombres de De Narváez defienden el Mapa: “Es cierto que puede haber denuncias que no sean verdaderas, pero nosotros registramos cuatro intentos de robo de vehículos en el mismo lugar donde terminaron disparándole a Fernando Cáceres. Lo mismo con Renata Toscano, asesinada en Wilde. También teníamos siete tentativas de robo en el mismo lugar”.
De Narváez presentó el mapa como “una herramienta poderosa para saber qué zonas son más peligrosas y para que las autoridades actúen en consecuencia”. Sin embargo, en el mapa se mezclan los delitos, algunas denuncias aparecen repetidas seis y hasta siete veces –el robo de una moto en la calle Caxaraville al 6700 de Wilde–, con fechas distintas, y en muchísimos casos el texto del denunciante tiene un idioma con marcado acento policial: “Tres masculinos ingresaron al local, reduciendo al personal”. El sitio no tiene el menor filtro y se pueden leer entradas desopilantes, que no tienen nada que ver con el objetivo declarado de servir como un instrumento para combatir la inseguridad:
- Alguien, que no dice su nombre, denuncia en la calle Liniers de Tigre, que “leí en el diario que mataron a un joven de 18 años acá en Tigre”.
- El 14 de junio de este año, una mujer denuncia: “Me encontraba circulando positivamente (sic) por los pasillos del Palacio Municipal de La Plata cuando una señorita de mal aspecto me robó los anteojos de sol”.
- Como robo figura la denuncia, anónima, en Ituzaingó: “Se aprovechan de la gente necesitada y les hacen sacar créditos de 4000 pesos, dándoles sólo 800”. En el ingreso inmediato también figura como robo “dos negros en moto me robaron la cartera”. Todo se mezcla con todo, lo que impide hacer análisis serios y sacar conclusiones.
- Parece haber alguna cargada o crítica encubierta, cuando un “ciudadano argentino” denuncia en Capital Federal, cerquita del domicilio de De Narváez, que “en este lugar roban y violan los intereses que alguna vez le confiamos a este grupo de personas. Ahora no importa de qué bando son, el grupo hace lo que quiere. Aparte el grupo se pelea por intereses personales, a ver quién roba más”. En realidad, ni siquiera está claro de qué grupo se trata.
- En Almagro se denunció que “a mi abuelita Elba, ayer por la tarde, le robaron su abanico que era del siglo XIX. Encima el chorro con la remera de Boca puesta, cuando se daba a la fuga, por el calor que hacía, se iba apantallando su cara”. Tampoco queda claro si es una cargada o un hecho real.
- “Al llegar a la caja del supermercado (pone el nombre de la cadena) pretendieron cobrarme 38 pesos un pollo. Un robo. Estos empresarios tienen que ser controlados.”
Jorge D’Onofrio es el actual presidente de la Comisión de Seguridad del Senado bonaerense. Rompió hace una semana con De Narváez formando un bloque unipersonal: Unidad Peronista.
D’Onofrio asegura que su ruptura se produjo –según afirmó a este diario– “porque nunca se hizo ningún trabajo serio en materia de seguridad. Desde la victoria del 28 de junio de 2009, hicimos siete reuniones de todos los legisladores bonaerenses con De Narváez. Nunca se habló en serio del tema de la inseguridad, pese a que fue el centro de la campaña electoral. De Narváez decía una y otra vez ‘la seguridad se hace’ y otras consignas por el estilo. El Mapa de la Inseguridad fue una de las tantas cosas hechas sin la menor seriedad. Fue una creación de Eugenio Burzaco, que en 2008 se había peleado con Mauricio Macri. Después Burzaco se fue y ahora está otra vez con Macri y es el jefe de la Metropolitana. Esto del mapa lo instrumentaron con el publicista Ramiro Agulla. Cualquiera que entienda algo en materia de inseguridad, sabe que el Mapa del Delito es algo que tienen que hacer las autoridades, con mucho detalle, y no debe estar a disposición del público, porque es un instrumento de inteligencia contra el delito. Le digo más, hoy en día tienen mapa del delito la Policía Federal, la Policía Bonaerense y la Procuración. De manera que aquello fue un acto de publicidad, nada más”.
Martín Verrier, coordinador del equipo técnico de seguridad de De Narváez, rechaza las críticas. “Es una herramienta. Está en Chicago, en Nueva York. Es cierto que hay alguno que otro caso que posiblemente no sea verdad. Pero nosotros controlamos el IP para saber si llegan denuncias siempre de la misma computadora. También evitamos los casos de xenofobia. Es una herramienta que se pone a disposición de las autoridades y de la gente. Es que faltan estadísticas oficiales. Entre a la página de Internet del Ministerio de Seguridad y verá que las estadísticas no están”, le dijo Verrier a Página/12.
–La Procuración Bonaerense acaba de publicar las estadísticas del delito en la provincia de Buenos Aires.
–Sí, pero no está desagregado por zona.
–Pero el mapa tampoco sirve para eso. Por ejemplo, hay días enteros en que no se registra ni una sola denuncia ni un solo robo.
–Mire, usted sabe que en el delito existe cifra blanca, que son los casos denunciados oficialmente, y cifra negra, los que no están denunciados. Nosotros publicamos las denuncias de la gente. Fíjese que registramos delitos previos en los lugares donde balearon a Cáceres y mataron a Toscano.
–Eso también lo tenían en el Ministerio de Seguridad y en la Procuración.
–Se ve que no lo aprovechan. En Chicago y en Nueva York los mapas del delito son públicos. Y, además, se hacen campañas para indicarle a la gente cómo evitar los delitos.
D’Onofrio tiene otra mirada:
- El mapa nunca sirvió para sacar ninguna conclusión.
- No se verificaron las denuncias.
- No se hizo ningún trabajo con lo que surgía del mapa.
- Está probada la existencia de denuncias truchas. En algunos casos, uno se da cuenta a simple vista.
El punto que llevó a la ruptura de D’Onofrio con De Narváez fue la inclusión de su nombre en una solicitada en la que se pidió la declaración de la emergencia nacional en material de seguridad. “Unos días antes, el gobernador Daniel Scioli convocó a la oposición al Consejo de Seguridad. Nosotros, por supuesto, concurrimos. Le propusimos varias medidas, entre ellas que se amplíe el Consejo a todos los diputados. El gobernador escuchó, aprobó parte de lo que planteamos, se mantiene un buen diálogo, pero al mismo tiempo, sin ninguna consulta, la línea de gerentes de la política que tiene De Narváez saca una solicitada pidiendo la emergencia en materia de seguridad. No autoricé en ningún momento la inclusión de mi firma y, además, era totalmente contradictorio con lo que estábamos haciendo.”
“El problema con De Narváez –sostiene D’Onofrio– es ése: impone una línea de gerentes que se pone por encima de la política. Gerentes que provienen de su fundación y que nunca pisaron una comisaría o un juzgado. Y por eso, las cosas son como el mapa: cartón pintado. Nosotros teníamos varias posturas que, como le digo, nunca se discutieron con seriedad.
Por ejemplo, para nosotros, un problema clave es el robo de autos. Propusimos que sea obligatorio que todos los autos tengan rastreador satelital, lo que se conoce comúnmente como Lo Jack. Así como los autos tienen que tener seguro obligatorio contra terceros, tienen que tener rastreador satelital. Hoy, vale 25 pesos por mes. Si se aplicara en forma obligatoria, el costo bajaría muchísimo. Y la reducción en los robos sería sustancial. Por otra parte, cuando roban un auto para cortarlo minutos después, le tienen que sacar la batería. En ese mismo momento, aunque no haya denuncia, se determina exactamente dónde está el vehículo.”
Otro punto que según D’Onofrio no fue tenido en cuenta estaba referido a un sistema de microdots, que identifica todas las piezas de un coche. Es decir que se llega a un desarmadero y con un lector, como si fuera un código de barras, se sabe enseguida a qué auto correspondió la pieza y si su origen es legal o ilegal.
“En los ocho meses transcurridos desde que asumimos el 10 de diciembre –señala D’Onofrio–, presentamos 35 proyectos en materia de seguridad. Con De Narváez y su equipo nunca discutimos ninguno. No se enteró. En el fondo –concluye–, lo que ocurrió es que De Narváez se fue de la provincia para coquetear con la idea de ser presidente. Por ejemplo, no apoyó la Asignación Universal por Hijo argumentando que era un subsidio. Nosotros le insistíamos en que había que apoyarla y redoblar la apuesta, exigir más. Es que significa sacar chicos de la marginalidad. Es uno de los grandes temas de la inseguridad: no puede ser que a cinco minutos de la Capital Federal haya barrios a los que la policía no puede entrar. Ahora De Narváez aparece más preocupado por sacarse alguna foto con (Julio) Cobos. Por eso le digo que es todo publicidad, marketing. Como en el Mapa de la Inseguridad. ¿A usted le parece que la víctima de una violación va a publicar por internet que la violaron? ¿No se tiene que manejar eso con discreción y eficiencia para agarrar al violador?”
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