Mauricio Macri no descarta que al final de su recorrido como candidato, si concreta su decisión de lanzarse a la Presidencia, termine de la mano de los peronistas disidentes, pero por ahora sigue en la suya. "El PRO es una realidad y estamos trabajando para construir alternativas propias con nuestros hombres y mujeres en los municipios y en las provincias", dijo ayer en La Plata durante la inauguración de un local de su partido.

El jefe de gobierno porteño sale de campaña todos los fines de semana. Su objetivo en este momento es recorrer el país para fortalecer su propia estructura política. Llegado el momento de las definiciones, hará un recuento de sus fuerzas y decidirá si le alcanzan para intentar el salto a la Presidencia o si va por un segundo mandato en la ciudad. A su alrededor aseguran que repetir en la Jefatura de Gobierno es una posibilidad que ni siquiera analiza. Dicen que está seguro de que su destino está al otro lado de la Plaza de Mayo y convencido de que la muerte de Néstor Kirchner no altera el escenario en su caso.

Macri seguirá con su estrategia de avanzar por su cuenta para llegar en la mejor posición posible a la que presume que será la negociación que, sin otro candidato mejor, le plantearán los peronistas federales para encolumnarse detrás suyo. "Nuestro peso específico está aumentando día a día porque la gente nos valora, se da cuenta de que, no solamente somos nuevos en la política, sino que venimos con ideas modernas y realistas que en pocos años podrán sacar al país de la pobreza y la exclusión". Una combinación de discurso de campaña y mensaje a quienes aspira a tener de socios en las urnas dentro de un año.