Quince días después de la detención de los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá y de Matías Miret, las certezas del operativo Volare, como lo denominaron los investigadores españoles, dependen de los datos que ya recogió el juez de Barcelona, el mismo que ordenara la detención del trío hijo de brigadieres. En territorio porteño, la Justicia avanza sobre el análisis de los discos duros de las computadoras incautadas durante los allanamientos de la semana pasada, agendas, datos de los movimientos en Ezeiza y Morón. La hipótesis de la carga montada en Buenos Aires genera más dudas alrededor de los investigadores judiciales y, aunque sin datos certeros, ayer ya se retomaba la hipótesis caboverdiana. De todos modos, hasta tanto no reciban el resultado del exhorto enviado el jueves a la Justicia española no se podrá tener confirmación de nada. Ayer, por primera vez un funcionario del gobierno nacional emitió una media certeza sobre el caso: el ministro del Interior, Florencio Randazzo, dijo durante un almuerzo con periodistas en Mar del Plata que “creemos que la tonelada de cocaína fue cargada en Cabo Verde” y descartó toda vinculación del Gobierno con los detenidos ni con sus empresas.

Está claro que, por el momento, la definición inicial del caso se acomodó en el juzgado de Barcelona que ordenó la detención de los dos Juliá y Matías Miret, luego de encontrar en el Challenger 604 que tripulaban 944,50 kilos de cocaína.

En el juzgado en lo Penal Económico 4, de Alejandro Catania, la investigación avanza dentro de los límites que ofrece el caso. Como tareas a su alcance avanzan con el análisis de los discos duros (que no desaparecieron, según anunciaban versiones periodísticas), agendas, datos obtenidos en los domicilios de los tres detenidos y las oficinas de las empresas Medical Jet y Federal Aviation. También en lo referente a los datos alcanzados en los aeropuertos de Ezeiza y de Morón. Además aguardan el resultado del cruce de llamadas telefónicas realizadas a o desde los celulares de los detenidos, como también de los teléfonos de línea.

El jueves pasado, el juzgado de Catania envió a través de la Cancillería, cumpliendo todos los pasos del protocolo internacional, un exhorto al juez español solicitándole datos que consideran determinantes para resolver el caso, al menos en lo que respecta a la cuestión local. Se tiene certeza de que el viernes, el juzgado de Barcelona hizo acuse de recibo. No hay una fecha precisa de respuesta, pero los especialistas sospechan que no demorará demasiado.

¿Qué se espera de la respuesta al exhorto? Especialmente los datos que se pueden obtener de la computadora de vuelo del Challenger 604. Además de tener grabados todos los pasos de la nave, lo que despejaría su itinerario, también definiría el peso con el que partió desde Morón y desde Ezeiza, y aún antes, desde Mar del Plata, lo que permitiría descubrir cuándo fue montada la tonelada en el aparato.

Los datos con que cuenta la Justicia argentina apuntan a que la cocaína no fue ocultada entre los paneles laterales sino bajo unos cajones, tal como es la versión de los investigadores españoles. Así dada, esa versión no especifica el lugar utilizado para ocultar la droga. De tratarse de una carga a la vista, complicaría la defensa de los tres detenidos.

“La prioridad es esperar los datos de España –confió un investigador a este diario–. La segunda etapa, la de analizar fallas o errores en los controles depende de esos datos, y es una segunda etapa. Por ahora no tenemos pruebas categóricas.”