Martes, 18 de enero de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › HABíA DENUNCIADO A SU EX PAREJA, UN AGENTE, Y ESTUVO CUATRO DíAS DESAPARECIDA
La joven apareció ayer a la madrugada en Liniers, descalza y en medio de una crisis nerviosa. La internaron en el Churruca. Sus padres denunciaron que fue “golpeada y torturada”. El director del hospital, en cambio, dijo que estaba bien.
Por Carlos Rodríguez
Verónica Maidana, de 29 años, la mujer policía cuya desaparición fue denunciada el miércoles pasado por sus padres, fue encontrada ayer a la madrugada en la zona del barrio porteño de Liniers, descalza y en medio de una crisis nerviosa. Primero fue asistida en el Hospital Vélez Sarsfield y luego en el Churruca, donde por la tarde fue dada de alta. Sus padres, Silvia y Juan Maidana, aseguraron que la tuvieron secuestrada en un lugar que desconocen y que allí fue “golpeada y torturada”, motivo por el cual estaba “débil y muy angustiada”. La madre recordó que la desaparición se produjo luego de que Verónica denunciara a su ex pareja, también policía, por “liberar una zona” en el centro de la ciudad, para que se cometieran delitos. El director del hospital policial Churruca, Pedro Iglesias, sostuvo –en contra de lo dicho por los padres– que la joven está “en perfecto estado de salud”, en lo físico, aunque “algo nerviosa, como es lógico”. Consultado sobre supuestos signos de tortura que Maidana tendría en los pies, aseguró que sólo comprobaron la existencia de “vesículas o ampollas que podrían haber sido causadas por el calzado”. Al insistir la prensa, Iglesias admitió que era imposible “confirmar ni desmentir” las supuestas torturas, hasta que no se haga un examen específico.
Fuentes de la Policía Federal relativizaron la veracidad de la denuncia que Maidana realizó en contra de su ex marido, Adrián Osvaldo Arias, de la comisaría primera, quien fue pasado a disponibilidad preventiva y de quien se aclaró que es “un agente raso que no tiene el grado de oficial mencionado en los medios”. El vocero de la fuerza, consultado por Página/12, se limitó a decir que “la veracidad o no de la denuncia contra Arias se sabrá cuando ella declare ante la Justicia”. Al mismo tiempo, desde el Ministerio de Seguridad se solicitó la intervención del Cuerpo Interdisciplinario de Protección Contra la Violencia Familiar, que conduce Eva Giberti, para que tome contacto personal con Verónica Maidana, a fin de tener un informe directo y detallado sobre lo sucedido.
Los padres de la joven aseguraron ayer que su hija fue “llevada por la fuerza” a un lugar que no identificaron, que allí sufrió “golpes en distintos lugares del cuerpo y quemaduras” en los pies. “¿La torturaron?”, preguntó un cronista a la mamá de la joven policía. “Sí”, fue la respuesta de la mujer, quien eludió dar más detalles. En todo momento se la notó nerviosa, como si no quisiera profundizar sobre algunos temas relacionados con la situación de su hija.
Ayer, Silvia, la mamá, ratificó que antes de la desaparición, el miércoles pasado, su hija había denunciado a su ex pareja, el agente Arias, por liberar zonas para delinquir. Asediada por la prensa, la madre eludió repetir lo que ya había denunciado públicamente y se limitó a decir que su hija “estaba bien, a pesar de estar golpeada, y está fuerte como para seguir en la fuerza, a pesar de lo sucedido”. Silvia agregó, sobre ese punto, que “ella quiere seguir, aunque yo le pedí que renunciara”.
Verónica Maidana apareció cerca de la una de la madrugada de ayer en la calle Madero al 100, a una cuadra de la estación de trenes de Liniers. Caminaba “como si estuviera perdida”. Estaba descalza, vestía un pantalón azul y una remera blanca. Llevaba consigo su arma reglamentaria, según dijeron las fuentes policiales. En ese estado la vio el custodio de una empresa de seguridad que acompañaba a un camión de transporte de mercaderías y dio aviso al 911. Primero la llevaron al Hospital Vélez Sarsfield y luego al Churruca, donde quedó internada en observación hasta que le dieron el alta, pasadas las 19 de ayer.
El médico Pedro Iglesias informó que la llevaron al Churruca “cerca de las 3 de la mañana con una crisis de nervios. Ahora se encuentra en perfecto estado, presenta unas pequeñas vesículas o ampollas en ambos pies”. También tenía una contusión en el dedo meñique de la mano derecha. Iglesias negó la existencia de golpes en otros lugares del cuerpo. Sobre las lesiones en los pies, explicó que “no se puede decir si son producto de un tormento o si es el mismo calzado que las produce”. Agregó que la agente “no presenta signos de deshidratación ni de haber permanecido atada”. De esa forma refutó lo dicho por la madre de la joven en el sentido de que había estado “cuatro días sin comer ni beber nada”.
Fue llamativo que los padres de Verónica Maidana, al hablar con la prensa, hayan eludido referirse en forma directa a la denuncia formulada en contra del agente Arias. La semana pasada, Silvia, la mamá, había insistido en que su hija recibió amenazas luego de formular esa denuncia contra su ex pareja ante la oficina de Asuntos Internos de la Federal.
“Hasta que ella no declare ante la Justicia, no vamos a tener total certeza sobre si es verdad o no la denuncia que hizo contra su ex marido. Todos sabemos que cuando una pareja anda bien todo está bien y cuando se produce una separación, hay heridas que salen a la luz y en ese marco, las cosas pueden desvirtuarse o no. Eso lo tiene que determinar la Justicia”, insistió el vocero de la Federal. “Arias va a seguir en disponibilidad, sin cumplir funciones, hasta que se esclarezca todo lo sucedido”, dijo la fuente de la Federal. En la causa intervienen la fiscal Patricia Evers y el juez de instrucción Luis Zelaya.
Además del episodio actual, Verónica Maidana tiene otro antecedente negativo en su paso por la Federal. En febrero de 2007, como resultado de un “baile”, como se denominan esos castigos de resistencia física a los que a veces son sometidos los soldados o los policías, 22 cadetes de la Escuela Ramón L. Falcón terminaron internados en el Churruca. Todos terminaron deshidratados y con serios problemas de salud. En el grupo había diez mujeres, una de ellas Verónica Maidana, como confirmó ayer su madre. “Sí, le pasó a ella. Por el esfuerzo hoy no puede sostener mucho su brazo derecho y eso le impide hacer el saludo uno”, uno de los rituales primarios en las formaciones policiales o militares.
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