Miércoles, 23 de febrero de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Ariel Basteiro *
Quienes históricamente hemos bregado por un país justo, igualitario y verdaderamente democrático, debemos afrontar este 2011 dos desafíos prioritarios: por un lado, profundizar un modelo económico que recuperó el rol del Estado y ha hecho avances enormes en la inclusión de los millones de ciudadanas y ciudadanos empujados a la marginalidad por el neoliberalismo. Por el otro, seguir renovando la política, su cultura, sus prácticas y sus organizaciones.
No es una idea descabellada concebida por algunos dirigentes trasnochados. Por el contrario, se trata del legado que el propio Néstor Kirchner nos dejó: la búsqueda de consensos, la creación de un nuevo sujeto social y político que trascienda las fronteras de los partidos tradicionales, la convocatoria a diversos espacios y tradiciones del campo nacional y popular fueron pilares de la construcción política del kirchnerismo desde su más temprano inicio.
Tal es el fin que perseguimos quienes entendemos que existe la necesidad de ofrecer nuevas alternativas a la sociedad, para poder contener a los muchos que reconocen los logros obtenidos por el gobierno nacional desde 2003 a la fecha, pero ven que algunos de sus actores fueron parte de la debacle de nuestro país y que aún hoy siguen representando la “vieja política”.
No se trata de estigmatizar o demonizar a tal o cual partido, todo lo contrario. Por caso, muchos intendentes del PJ de la provincia de Buenos Aires fueron una renovación en sus distritos y son fiel expresión del proyecto nacional. Pero no son todos, y ahí nace aquella necesidad.
Más paradigmático aún es el caso de la ciudad de Buenos Aires. Ya no hay duda ni prejuicio: el gobierno de Mauricio Macri ha demostrado a todas luces no sólo su incapacidad sino también una vocación de volver a un pasado de privilegio, de represión, de criminalización de la pobreza; un infierno al que no debemos volver. Por eso es imprescindible hacer el máximo esfuerzo de unidad del campo popular y progresista, para poder forjar un frente lo más amplio posible que logre un gobierno para todos los porteños y las porteñas. Las candidaturas deberán resolverse en el futuro, viendo no sólo encuestas sino la capacidad de convocatoria de los candidatos. Pero hoy, para nosotros desde Nuevo Encuentro, la prioridad es lograr la unidad y en ese proceso forjamos la política todos los días.
En la provincia de Buenos Aires, el Nuevo Encuentro es tributario de ese espíritu renovador. Queremos profundizar el modelo, y para hacerlo creemos que es imprescindible seguir renovando la política. Lo queremos hacer a nivel provincial en la candidatura de Martín Sabbatella, con la plena conciencia de que es quien mejor acompañará desde Nuevo Encuentro la gestión que aspiramos continúe Cristina en la Nación. Y buscaremos llevar esa transformación a muchas gestiones municipales.
No se trata de usar la política para combatir la política. Se trata de renovar la política para transformar la Argentina.
* Diputado nacional por Nuevo Encuentro.
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