Jueves, 21 de julio de 2011 | Hoy
EL PAíS › EL PLANTEO DE IRáN ANTE EL RECLAMO DE ARGENTINA DE JUSTICIA POR LA AMIA
Por Raúl Kollmann
El vocero de la Cancillería de Irán, Ramin Mehmanparast, insistió ayer en que los funcionarios de ese país son inocentes, pero que estaría a favor “de un proceso justo en el marco de un procedimiento jurídico”. Hasta el momento, siempre Irán puso como condición que cualquier juicio sobre el caso AMIA se realice en Irán con jueces iraníes. Esta vez el texto no menciona esa condición, aunque teniendo en cuenta que en Interpol hubo varios encuentros para buscar un acuerdo, es posible que sentados a una eventual mesa de negociación de los cancilleres vuelvan a insistir con esa condición. El ex canciller Rafael Bielsa había propuesto hacer el juicio en un tercer país hace más de cinco años, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo planteó ante las Naciones Unidas y el actual canciller Héctor Timerman insistió con esa idea en los últimos días. El modelo propuesto es el del caso del atentado contra el avión de Pan Am que cayó en la localidad escocesa de Lockerbie. El juicio contra dos ciudadanos libios se hizo en Holanda. Fuentes allegadas a la delegación diplomática iraní en Buenos Aires dieron a entender que Irán no aceptaría una propuesta de esa naturaleza.
El punto no negociable para las autoridades argentinas es que se haga un juicio, con jueces y fiscales argentinos. Podría ser en un tercer país, como Marruecos o Turquía, que se mencionaron en su momento. Sin embargo, parece más que improbable que Irán acepte que se sienten en el banquillo de los acusados algunos de sus máximos dirigentes, incluyendo al ex presidente Alí Akbar Rafsanjani, hoy figura de la oposición; o el actual ministro de Defensa, Ahmad Vahidi. En el Poder Ejecutivo entienden que tal vez ahora las condiciones políticas en Latinoamérica cambiaron e Irán necesite avanzar en una solución. Brasil tenía una relación muy fluida con Teherán durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, pero la asunción de Dilma Rousseff cambió las cosas: el vínculo con Irán se endureció. Cuando el ministro de Defensa, Vahidi, viajó a Bolivia, el planteo argentino llevó al gobierno de Evo Morales a pedirle que salga del país. La única línea de relación que Teherán sigue manteniendo en esta parte del continente es con Caracas. Ese cuadro de situación es el que podría producir algún cambio en la dura postura de Irán ante las acusaciones por el atentado.
Como era esperable, tanto Israel, como la DAIA, la AMIA y el Centro Simon Wiesenthal rechazaron el comunicado iraní e insisten también con una posición inflexible: que Teherán entregue a los acusados. Habrá que ver si, efectivamente, Irán quiere avanzar en el caso AMIA y, si es así, si abre alguna puerta para que se haga un juicio.
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