Sábado, 27 de agosto de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Néstor Pan *
Siempre pensé que el intercambio de ideas es fundamental para la vitalidad del sistema universitario. En este sentido, celebré la aparición de entrevistas a rectores de universidades nacionales en Página/12. El martes 2 de agosto, el ex secretario de la Ley de Educación Superior (LES), Juan Carlos Del Bello, fue entrevistado en su carácter de rector electo de la Universidad Nacional de Río Negro. Del Bello dio un diagnóstico temerario sobre la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau), entidad que presido y de la cual él formó parte hasta 2005. Del Bello reclama que se organicen subagencias de acreditación, con el pretexto de que la acreditadora está “colapsada”. El argumento es que “la Coneau no puede con todo, mejor tercericemos esa tarea en organismos de jerarquía inferior”.
El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que reúne a los rectores de las universidades nacionales, expresó en su documento de Vaquerías que sólo reconocería “una agencia” (la Coneau), asumiendo a la acreditación como política de Estado. El ex secretario olvida que, como rector, debería debatir con sus colegas e, inadvertidamente, se convierte en lobbista consciente o inconsciente de quienes quieren instalar agencias privadas, “más amigables”, de evaluación y acreditación. Me sorprendería ingratamente que el licenciado Del Bello desconozca que la Coneau está dictaminando negativamente la posibilidad de creación de estas agencias (atribuciones que le da el artículo 45 de la LES), y opte por esta argumentación, que mezcla confusión y presión. También resulta llamativo que nunca nos haya expresado ninguno de estos comentarios a los miembros de la comisión: habla de un cambio de composición del directorio en los medios sin haber debatido jamás sobre el tema con nosotros.
Le propongo entonces a Del Bello que logre el consenso necesario en el CIN, ese consenso que nunca consiguió en la Coneau. Lejos de mi intención está construir un argumento corporativo: el núcleo de esta discusión es ideológico, y tiene que ver con el rol del organismo que presido en un momento en el que estamos llamados a responder al desarrollo de un país que se ha transformado profundamente en los últimos años.
Esta Comisión estuvo desfinanciada, desbordada y ninguneada. ¿En qué medio o tribuna pública se expresó en esos tiempos quien propone hoy su desguace? Desde 2003, nuestro gobierno la fortaleció y convirtió la acreditación en política de Estado. Cuadruplicó el presupuesto, quintuplicó por decreto su estructura funcional y, a partir de los dictámenes de la Coneau, invirtió más de 500 millones de pesos en políticas de mejoras directas para las universidades, a través del Ministerio de Educación. Se logró el consenso con el sistema universitario y se siguen sumando carreras al artículo 43 (de interés público), afianzando la creencia de que la acreditación con programas de mejoras genera un sistema más equitativo entre carreras de instituciones metropolitanas y periféricas. Se produjeron más de 1200 evaluaciones de grado, 5900 de posgrado y el 80 por ciento de las universidades realizaron ya su autoevaluación y la consiguiente evaluación externa. La productividad institucional de este organismo figura entre las más altas del mundo. Se detuvo el crecimiento indiscriminado de instituciones privadas, ya que sólo el 14 por ciento de los expedientes fue aprobado, produciéndose una fenomenal inhibición de nuevas presentaciones de baja calidad.
Lamentaría pensar que el rector se expresa así sobre la Coneau por algún interés particular sobre el resultado de las evaluaciones a las que fueron sometidas las carreras de su institución. El rector sabe que nuestro sistema de evaluación es a través de pares y no creo que tenga una propuesta superadora a la hora de respetar la autonomía universitaria.
* Presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación.
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