“Termino mi mandato en diciembre. No soy candidato a la reelección del partido”, aseguró ayer, en diálogo con Página/12, el presidente de la UCR, Ernesto Sanz. En su primera declaración pública luego de la elección del domingo, el senador por Mendoza no quiso entrar en la danza de nombres que circulan para ocupar su cargo, aunque aseguró que “tiene que haber un mayor protagonismo de nuevas figuras” y llamó a los intendentes radicales a “hacerse cargo del rol que les corresponde en un partido que los necesita”. Además, le salió al cruce al socialista Hermes Binner al afirmar que, por su extensión territorial y su fuerza legislativa, la UCR es la principal fuerza de la oposición y no el Frente Amplio Progresista (FAP).

Entre otras consecuencias de las elecciones del domingo, Sanz dejó de sentir la incomodidad de ser el presidente de la UCR y tener que apoyar a un candidato que fue su adversario interno. Más liberado, el dirigente mendocino reconoce que es necesario hacer una autocrítica, pero le advierte a los propios que no debe convertirse en “un canibalismo sin sentido”. “Hubo alguien que hizo las cosas bien en términos electorales, más allá de las diferencias que tengo con el modelo. Enfrente hubo un cúmulo de errores y desaciertos”, reconoció el mendocino. De todas maneras, aclaró que no se puede saber qué habría pasado si se mantenía el Acuerdo Cívico y Social de 2009, la alianza que incluía al Partido Socialista, la Coalición Cívica y la UCR.

Más allá de esas especulaciones, el objetivo de Sanz es evitar que se produzca un “clima de conflicto permanente” en la UCR, que pueda ser utilizado por otras fuerzas, como el Frente para la Victoria, para hacerles más daño. “Lo peor que le podría pasar al radicalismo es embarcarse en una discusión sobre personas. Es momento de definir el nuevo rumbo del partido, la estrategia, el camino de la recuperación partidaria, pero siempre pensando en lo que mejor le rinda al conjunto”, aseguró sobre las disputas por los bloques legislativos y el Comité Nacional.

Consultado sobre los rumores de su vuelta a la conducción del bloque de senadores nacionales, cargo que hoy ocupa el jujeño Gerardo Morales, Sanz aseguró que “nadie puede hablar en términos personales”. “Nadie –insistió– puede decir: yo voy acá o voy allá.” En la Cámara alta sus nombres son los que suenan con más fuerza para conducir la bancada, seguidos por Juan Carlos Marino, que decayó tras su derrota en la elección de gobernador de La Pampa. En Diputados, los nombres en pugna son los de los cordobeses Oscar Aguad, ex candidato a gobernador, y Mario Negri, además del actual titular del bloque, el porteño Ricardo Gil Lavedra.

A diferencia de otros dirigentes, para el titular de la UCR no hay que posponer la discusión por la renovación de autoridades, ni tampoco la Convención Nacional, convocada para el 17 y 18 de noviembre. “No hay razón para postergar el debate. No se puede retrasar esta nueva etapa que comienza”, afirmó Sanz. Respecto del rol de los intendentes exitosos de la UCR, como Ramón Mestre (Córdoba), Víctor Fayad (Mendoza) o José Corral (Santa Fe), el mendocino les reclamó que adopten un rol protagónico, aunque los excusó de asumir personalmente la responsabilidad de conducción debido a las exigencias cotidianas de la gestión.

El senador consideró que no son “incompatibles” la consolidación de la UCR como fuerza opositora y el acercamiento con fuerzas afines. De todas maneras, destacó que en 2013 la elección será “más distrital”, por lo que el radicalismo podría tener “ventajas comparativas” respecto de otros espacios.