EL PAíS › CAVALLO NEGO SU RESPONSABILIDAD ANTE BALLESTERO

Mingo puso carita de ángel

El ex ministro negó haber ordenado a los bancos desacatar a la Justicia. El juzgado podría procesarlo por violación de los deberes de funcionario público. Un único alivio: el delito es excarcelable.

Llegó a las 6.45, más de cuatro horas antes de la hora a la que estaba citado. Así evitó la concentración de periodistas que no contaban con el madrugón del ex ministro y se quedaron con las ganas de sacarle una palabra o aunque sea una foto entrando a tribunales. Domingo Cavallo despertó al juez Jorge Ballestero y al fiscal Gerardo Di Masi y les pidió que le tomaran declaración lo antes posible. Unos minutos más tarde, el líder de Acción por la República, acusado de incumplimiento de los deberes del funcionario público e instigación al delito, leyó en voz alta un escrito en el que aseguró que durante los últimos días de su gestión nunca quiso ordenarles a los bancos retener los depósitos de las personas habilitadas por la Justicia para sacar su plata. Y que lo único que pretendía era que, antes de pagar, los bancos le informaran al ministerio de las demandas existentes para que el Estado pudiera apelarlas. Aunque en el entorno del ex ministro definieron esta causa como “menor política y judicialmente” –los delitos que se le imputan son excarcelables– el ex funcionario podría ser procesado.
Tuvo más reflejos que los periodistas y llegó a los tribunales a las 6.45 a pesar de que estaba citando para las once de la mañana. En auto, entró por el garaje de Comodoro Py y pasó una hora declarando. De traje, él mismo leyó ante el fiscal Gerardo Di Masi un documento en el que argumentaba su defensa. Allí reiteró que instrumentó el corralito “para proteger el sistema bancario” y abundó luego sobre los motivos por los que emitió, cuando era ministro, la resolución 850. Mediante esa circular, instruyó a los banqueros a “no aceptar bajo ningún concepto las mandas judiciales” contra el corralito, porque el “cumplimiento” de las medidas estaba “condicionado a la previa intervención del Estado nacional”. La resolución de Economía determinó en ese momento que algunos gerentes de entidades bancarias fueran sancionados por la Justicia por incumplir las órdenes impartidas desde los tribunales.
En el escrito que, asesorado por el abogado Oderigo, Cavallo le entregó al juez, explicó que la intención de esa circular no era burlar la ley, sino pedirles a los bancos que le informaran al ministerio cuáles eran las demandas que tenían fallos favorables para que el Estado las pudiese apelar.
Después de leer el escrito, el fiscal le preguntó a Cavallo dos cosas. La primera, si hubiese habido otra solución que retener el dinero de los ahorristas hasta que el estado pudiera apelar el fallo. El ex ministro le respondió que no sabía. La segunda, quién era durante su gestión el secretario legal y administrativo del ministerio. Cavallo le dijo que el hombre en cuestión es Alfredo Castañón. Castañón es ahora su abogado y podría ser llamado a declarar en los próximos días. Por lo pronto, hoy va a dar su testimonio una funcionaria del Ministerio de Economía que brindó el asesoramiento jurídico para la resolución 850.
Después de tomar las declaraciones que considere necesarias, el juez Ballestero resolverá si procesa al ex ministro por violación de los deberes de funcionario público e instigación a cometer delitos. Aunque esos dos delitos son excarcelables –en el entorno de Cavallo intentaron ayer minimizar la causa, a la que definieron como “política y jurídicamente menor– Cavallo podría ser procesado. Tiene pendiente además la causa del megacanje de deuda, también a cargo de Ballestero.
La gente que vio ayer a Cavallo en Tribunales dijo que parecía tranquilo. A pesar del repudio social y de que ya no es funcionario, ayer demostró que su figura sigue teniendo cierta gravitación en el ámbito de la justicia. De otra forma, ni el juez ni el fiscal hubiesen accedido al pedido del ex ministro, que los hizo madrugar sólo porque no puede caminar por la calle como cualquier hijo de vecino sin poner en riesgo seriamente su integridad física.
Los colaboradores de Cavallo decidieron darle poca trascendencia a la causa. En una reunión que mantuvieron en la casa del ministro, decidieronque la estrategia sería tener la menos exposición mediática posible. “Cuanto menos hablemos, menos importancia le darán los medios al tema””, dijo a Página/12 uno de los laderos del padre de la Convertibilidad. Pero como no se puede tapar el sol con la mano, ayer decidieron contar sólo lo que fuese necesario para que los diarios no publicaran información incorrecta o incompleta.
Y aunque definitivamente no fue un buen día para el ex ministro –lo atormentaba lo que uno de sus amigos definió como “el circo mediático”– logró entrar y salir de tribunales sin enfrentarse a los micrófonos ni a los flashes. Lo único que no pudo evitar es que lo fotografiaran volviendo a su hogar, en el edificio de Libertador y Ocampo, ese en el que la dirigente jubilada Norma Plá, cuando vivía, visitaba tan seguido.

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Domingo Cavallo vuelve a su casa tras haberse anticipado a la guardia periodística en Tribunales.
 
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