Sábado, 28 de enero de 2012 | Hoy
EL PAíS › SE REALIZO EN EL PALACIO SAN MARTIN UN ACTO POR EL DIA INTERNACIONAL DEL HOLOCAUSTO
Hablaron el canciller Héctor Timerman, el ministro de Educación, Alberto Sileoni; el presidente de la DAIA, Aldo Donzis; la sobreviviente Irene Dabs y Gustavo Poch, representante de la ONU. Todos llamaron a no olvidar.
El canciller Héctor Timerman y el ministro de Educación, Alberto Sileoni, protagonizaron un acto en recuerdo del Holocausto en el Palacio San Martín, junto a sobrevivientes, representantes de la colectividad judía en Argentina, y el representante de las Naciones Unidas Gustavo Poch. “En la Argentina tenemos plena conciencia de la importancia de los testimonios, para que no vuelvan a repetirse”, aseguró Timerman. El presidente de la DAIA, Aldo Donzis, cuestionó a los presidentes latinoamericanos que se reunieron con el líder iraní Mahmud Ahmadinejad por recibir a “un recurrente negador de la Shoá”. La sobreviviente del ghetto de Varsovia Irene Dabs emocionó al auditorio con su historia.
Inició el acto Poch, quien leyó el comunicado del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que establece que este año el recuerdo del Holocausto está dedicado a los niños “que tuvieron que hacer frente a un terror extremo”, y llama a las naciones a “proteger a sus apuestas más valiosas”. Luego, ministros y dirigentes de la comunidad judía pasaron a encender seis velas en memoria de los seis millones de víctimas en los campos de concentración nazi, y se hizo un minuto de silencio.
“Hagan una alta pila de cuerpos en Austerlitz y Waterloo. Echenles tierra encima y déjenme obrar. Yo soy la hierba; yo lo cubro todo.” Sileoni empezó su discurso con ese poema de Carl Sandburg. “Que el pasto del olvido no nos cubra”, agregó, y habló acerca de la memoria en la educación pública. “Siempre hay voces que preguntan para qué revolver el pasado. Bueno, hay delitos que no prescriben. Ese es el sentido”, aseguró, y respecto de la discusión acerca del pasado, afirmó que “no es posible construir un futuro para nuestros hijos y alumnos dejando el pasado atrás”. Respecto del rol de la educación en la construcción de sociedades no genocidas, el ministro aseguró que, en las escuelas, “hay que enseñar teoremas pero también la solidaridad”. “Los chicos tienen que aprender no sólo a tolerar las diferencias, sino también a celebrarlas. Hay que transmitir la idea de que las diferencias no anulan los vínculos, sino que los desafían”, agregó. “Es una enseñanza ética querer vivir juntos. La escuela debe transmitir el sentimiento de que no hay vida que no sea necesaria”, concluyó el ministro.
A su turno, Donzis destacó la “actitud” y el “compromiso” del capítulo argentino del grupo internacional de cooperación en educación, memoria, e investigación del Holocausto de las Naciones Unidas. “El pueblo judío hace un culto de la memoria a la que considera un deber sagrado. Olvidar a las víctimas del odio antisemita nazi sería un triunfo para los genocidas”, agregó. “Por el silencio de muchos en el pasado, hoy hacemos muchos minutos de silencio en actos de recordación. Por ello, a nuestras expresiones de recogimiento y tributo debemos sumarles nuestros clamores de denuncia frente a toda afrenta antisemita, discriminiatoria y xenófoba”, advirtió Donzis y luego criticó a “los humoristas que amparándose en las reglas del buen arte, pierden de vista el límite entre el humor y la ofensa”, en referencia a la polémica sobre los límites del humor desatada tras la publicación en un suplemento de Página/12 de una tira que hacía referencia a los campos de exterminio nazis.
Donzis criticó también a los presidentes de Venezuela y Ecuador, Hugo Chávez y Rafael Correa, quienes en la primera semana de enero se reunieron con Ahmadinejad. “Señores presidentes, reciban y abracen a los sobrevivientes, no a quienes pretenden negar los crímenes de los genocidas y sueñan con imitarlos. Visiten Auschwitz y brinden tributo a las víctimas del genocidio, no a sus apologistas”, afirmó. A su alocución, le siguió el relato de Dab (ver aparte), que fue aplaudido por las casi 200 personas que estaban en el salón.
Timerman fue el último orador. Destacó la memoria del Holocausto por parte de la colectividad judía argentina y describió su vínculo con el Premio Nobel Elie Wiesel, un sobreviviente rumano que recorrió el mundo contando la experiencia del campo de concentración. “Su experiencia le enseñó que efectivamente, a veces, somos incapaces de impedir la injusticia. Pero ni una sola vez debemos dejar de protestar”, dijo. Luego, se refirió a los niños que fueron exterminados por los nazis y recordó el Memorial de los Niños en Jerusalén. “Recordarán la carita alegre de Uziel Spiegel, inmortalizada en la piedra. Uziel fue asesinado en Auschwitz cuando tenía tan sólo dos años y medio. Quienes lo mataron concibieron la locura de que el mundo sería mejor sin él. Pensaron y ejecutaron un plan que incluía matar el futuro”, aseguró. Hacia el final del acto, los ministros se corrieron a la primera fila de asiento, y un coro pasó al escenario. Aunque el promedio de edad del coro rondaba los 70 años, cantaron con entusiasmo el Himno a la Juventud, que fue acompañado por varios asistentes sonrientes y divertidos, y luego el Himno Partisano, que fue cantado de pie por el auditorio.
Informe: Sol Prieto.
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