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“No es positivo que se comience a pensar en la educación como una variable de ajuste”, advirtió Juan Carlos Tedesco, ex ministro de Educación nacional. En el mismo sentido se pronunció la diputada Adriana Puiggrós, quien lideró la Dirección de Cultura y Educación bonaerense. Consultados por Página/12, ambos especialistas en educación destacaron “el compromiso político y la capacidad técnica” de la ex ministra de la provincia, Silvina Gvirtz.

Con el 40 por ciento del sistema educativo dentro de su territorio, la provincia de Buenos Aires es, según el ex ministro Tedesco, “un espacio en el que se pueden observar los avances y los problemas persistentes de la política educativa nacional derivados de décadas de desinversión, y la complejidad que crece en cuanto al desafío de educar a niños y jóvenes hoy”. Tedesco centró su preocupación en la interrupción de “los esfuerzos financieros” para encontrarles una solución a esos problemas. “La Argentina está invirtiendo en educación el 6 por ciento de su producto bruto interno. Es necesario comprender que los plazos en los que las políticas dan resultados no son cortos y que, para obtenerlos, hay que sostener los esfuerzos financieros durante mucho tiempo. Sobre todo para ver cambios cualitativos.” Allí, como una muestra de la suspensión de la persistencia en esos caminos, enmarcó la ida de Gvirtz de la Dirección de Cultura y Educación bonaerense.

La diputada Puiggrós retomó los fundamentos que la flamante ex funcionaria del gobierno de Daniel Scioli expuso en su renuncia –la necesidad de no formar parte de un plan de ajuste en el área educativa– y los relacionó con la inseguridad: “La provincia tiene un gran déficit en materia de seguridad. Quitar fondos a la educación es sólo coherente con la idea de que la educación no tiene nada que ver con la seguridad, lo cual lleva a desentenderse de la situación de muchos chicos que van después a poblar los sectores más dañados de la sociedad”.

En ese sentido, Tedesco –quien encabezó el Ministerio de Educación nacional entre 2007 y 2009– advirtió que “no es positivo que se comience a pensar en la educación como una variable de ajuste. No tiene nada de malo que se gaste en docentes. Queremos docentes bien pagos”.

“Buscaba hacer una reforma pedagógica dirigida sobre todo a los más necesitados”, reflexionó Puiggrós sobre Gvirtz, a quien le adjudicó la capacidad de haberle puesto “su sello particular como pedagoga a su trabajo al mando de la dirección, profundizando los ejes que habíamos iniciado en la anterior gestión”, mencionó la ex directora de Educación y Cultura bonaerense, que ocupó la cartera en el primer gobierno sciolista.

Para Tedesco, la presencia de Gvirtz en la cartera era “una esperanza”, ya que es una “figura que reúne un fuerte compromiso con la política y una gran competencia técnica; es una de las especialistas más importantes del país en el área”.

Según Puiggrós, Gvirtz “había comenzado a trabajar duro y codo a codo con el Frente Gremial Docente en el ordenamiento del sistema educativo” desde, por ejemplo, la elaboración de un sistema de control de licencias, la inauguración de jardines de infantes y la llegada del programa Conectar Igualdad a todas las escuelas de la provincia. “Quería intentar un funcionamiento óptimo de las escuelas y en eso andaba, pero estuvo muy poco tiempo en el cargo”, analizó la diputada, que señaló la capacitación docente como el sector en el que mejor reflejó Gvirtz su “capacidad de pedagoga” al “ocuparse de analizar y armar equipos de técnicos que se hicieran cargo de poner y supervisar la enseñanza y el aprendizaje”.