EL PAíS
“Es muy bueno que estemos yendo más allá del cambio económico”
En su primera asamblea general desde el cambio de gobierno, los obispos hablaron con cautela de los nuevos vientos. “Bienvenida la propuesta”, dijo el obispo Mirás, presidente de la Conferencia Episcopal, “si va a recuperar los valores de la sociedad, empezando por la honradez”.
Por Washington Uranga
“Bienvenida la propuesta del cambio” si ésta contempla “recuperar los valores que la sociedad debe tener”, tomando en cuenta que “el primero de todos es la honradez, que nos alcanza a todos, no sólo a los gobernantes y a los políticos”. La frase de ayer es del arzobispo Eduardo Mirás, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y la dijo al ser consultado sobre las intenciones de cambio expresadas por el nuevo gobierno y en particular por el presidente Néstor Kirchner. Los obispos católicos, que ayer culminaron su primera asamblea general del año, no produjeron un documento propio, aunque hicieron suyas las palabras pronunciadas en la celebración de acción de gracias (Tedéum) del 25 de mayo por el cardenal Jorge Bergoglio. Los miembros de la Comisión Ejecutiva que actuaron de voceros del Episcopado fueron sumamente cautelosos en emitir opiniones sobre el Gobierno, subrayando que han transcurrido apenas cinco días hábiles de gestión y que por lo tanto “no es un tiempo maduro para evaluar”. Según lo afirmaron, no hubo en estos días contactos formales entre los obispos y los miembros del Ejecutivo que asumió el pasado domingo.
Mirás dijo sin embargo que “la promesa de un cambio que vaya más allá de lo económico siempre es bienvenida, porque la economía es sólo parte de la existencia de la sociedad, un instrumento”, agregando que si se cambian los valores “esto incluirá también el cambio en lo económico”. Dijo también que “los proyectos que ya conocemos y que ya hemos experimentado –sin importar los títulos que les pongamos (neoliberales, liberales o como quieran ponerle)– no nos han llevado a buen puerto y han herido la dignidad de la mayoría”.
El arzobispo rosarino recordó en ese momento la frase de Cristo “por sus frutos los conoceréis”. Y recordó que “ya sabemos en qué estado han dejado a la sociedad argentina los planes económicos que hemos venido padeciendo. Los cambios requieren también un cambio económico, pero es muy bueno que vayamos más allá del cambio económico, que haya reestructuración del Estado, que se afine claramente el tema educativo y que se tenga como una de las prioridades fundamentales de la vida de la sociedad argentina”, agregó.
Del encuentro con la prensa participaron, además de Mirás, el cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio (primer vicepresidente), el arzobispo de Corrientes, Domingo Castagna (segundo vicepresidente), y el renunciante secretario general, el obispo Guillermo Rodríguez Melgarejo (obispo auxiliar de Buenos Aires) (ver aparte). El grupo de obispos fue el encargado también de anunciar que la asamblea episcopal aprobó un documento titulado “Navega mar adentro”, cuyo texto final será divulgado en los próximos días y que contiene los lineamientos pastorales (líneas de acción) de la Iglesia Católica Argentina para los próximos años.
Mirás afirmó que en el futuro inmediato la Iglesia “intenta seguir en su camino de profundizar la solidaridad y por eso sigue trabajando con Cáritas, y en el diálogo en la sociedad, razón por la que mantiene las mesas del Diálogo (Argentino) y las instancias de reflexión y análisis”.
En otro documento en el que se convoca al Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en Corrientes en el próximo mes de setiembre, el Episcopado también deslizó parte de su visión sobre la realidad. Dice allí la jerarquía de la Iglesia Católica que “la sociedad argentina ha sufrido mucho en los últimos años” y que “resulta inexplicable, como lo hemos afirmado en frecuentes reflexiones y exhortaciones pastorales, que una tierra tan bendecida por Dios como la nuestra albergue tanta pobreza y marginalidad”. Señalan también los obispos que “preocupa a la mayoría de los ciudadanos el desgaste que afecta a las instituciones de la República, el debilitamiento de los vínculos sociales y la frustración de tantasesperanzas”. Y afirman que “no atribuimos la crisis a la incapacidad intelectual de sus hombres y mujeres, sino a un bajo aprecio de los valores morales que, sin duda, desacreditó la actividad política y atentó gravemente contra el orden social y la convivencia”.