Martes, 5 de febrero de 2013 | Hoy
EL PAíS › REPUDIO Y ALGúN APOYO SOLAPADO A LOS INSULTOS A KICILLOF Y BOUDOU
Kicillof fue abordado cuando viajaba con sus pequeños hijos desde Uruguay, en tanto que Boudou fue interrumpido cuando hablaba en el acto al que se lo había invitado a participar en la ciudad de San Lorenzo, en Santa Fe.
Los escraches al vicepresidente Amado Boudou, en Santa Fe, y al viceministro de Economía Axel Kicillof, en un barco que regresaba de Uruguay, generaron fuertes polémicas en las redes sociales y la mayoritaria condena de los dirigentes políticos, aunque con algunos apoyos solapados desde la oposición. Los dos episodios de intolerancia política sucedieron el domingo. Kicillof fue insultado mientras volvía de Colonia, en Buquebús, con su mujer y sus dos hijos de cuatro y dos años. El funcionario viajaba en clase turista y ante la agresión verbal de un grupo de pasajeros, que le gritaron “marxista” y “ladrón”, fue trasladado junto a su familia a la cabina del capitán. Boudou vivió otra situación difícil cuando fue silbado al hablar en un acto en la provincia de Santa Fe.
La agresión contra el viceministro de Economía ocurrió en la lancha que salió el domingo a las 20.45 (las 19.45 para la Argentina) desde Colonia, donde tiene una casa de fin de semana. Los gritos (“delincuente”, “de dónde sacaste los dólares”, “chorro”) se extendieron durante unos treinta minutos y el personal de Buquebús se acercó para sacarlo del sector. Aunque Kicillof inicialmente no quería retirarse, finalmente accedió a hacerlo.
Un testigo que viajaba en el barco relató a Página/12 que cuando otros pasajeros intentaron salir en defensa del funcionario, los gritos de los que lo insultaban se volvieron más fuertes y que los hijos del viceministro estaban visiblemente asustados por la violencia de la situación.
La escena, incluida la salida de Kicillof llevando a uno de sus chicos en brazos, fue filmada con sus celulares por participantes del escrache, que luego lo subieron a Internet, con lo que se convirtió en uno de los temas del día, respondido con un arco de repudios.
Agustín Rossi (jefe del bloque de diputados del FpV), el legislador porteño Juan Cabandié y el Frente Nuevo Encuentro fueron algunas de las voces del oficialismo que criticaron los ataques y los consideraron como una expresión de intolerancia política. “Son una parte muy minoritaria de la sociedad” que “elige el patoterismo y la violencia”, advirtió la Mesa Nacional de Nuevo Encuentro, la fuerza que lidera Martín Sabbatella. El diputado porteño Juan Cabandié calificó los escraches como “actitudes cobardes” y apuntó contra los grandes medios, que lo “incentivan denostando constante y permanentemente “a la Cámpora y al Gobierno”. Luis D’Elía apuntó en su cuenta de Twitter: “Que lo insulten en Buquebús habla bien de Axel, lo malo sería que lo puteen los trabajadores, los pobres y la clase media”.
Si lo de Kicillof fue leído por el oficialismo en términos de una reacción de clase –del mismo sector social que se movilizó contra la 125–, con Boudou, silbado en territorio socialista, la impresión fue que se trató de un hecho preparado, y enmarcado en las tensiones del gobierno nacional con la gobernación de Antonio Bonfatti (FAP).
Así lo dejó en claro el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, el santafesino Agustín Rossi. “No tengo dudas de que esto estuvo preparado. Hubo militantes radicales y socialistas detrás de este hecho y de eso tenían conocimiento el gobernador (Bonfatti) y el intendente de San Lorenzo” Leonardo Raimundo, aseguró ayer. Rossi participó del acto por el bicentenario de la Batalla de San Lorenzo y aseguró que cuando se trasladaba en combi con Boudou, desde el aeropuerto de Rosario hasta la ciudad donde se realizó el acto, le advirtió al vicepresidente de la situación que se podía vivir porque “tenía información de que se estaba preparando una cuestión de esas características”.
Los aludidos salieron al ruedo. “Manejar 50 mil personas” no es algo “tan fácil”, dijo Bonfatti al rechazar las acusaciones. También el intendente de San Lorenzo negó que el abucheo haya sido preparado y argumentó en su defensa que desde el escenario él le pidió “a la gente que demostráramos nuestro corazón sanmartiniano”. “No, por favor”, contestó al ser consultado sobre si la silbatina fue preparada. “Yo mismo interrumpí porque no lo dejaban hablar, le pedí el micrófono y le pedí a la gente que demostráramos nuestro respeto a la investidura del vicepresidente. La gente lo aplaudió, empezó a hablar y después hubo lamentablemente una incidencia. Luego el vicepresidente se quedó durante todo el acto y mucho más distendido.”
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