“El dolor de la tortura física pasa, lo que no pasa es la humillación y la vejación; no sale nunca de la cabeza, uno no lo puede olvidar”, explicó María Victoria Roca, sobreviviente del centro de detención La Perla, en la 35ª audiencia del juicio a los represores del Tercer Cuerpo de Ejército. “Tengo un compromiso con los familiares de los desaparecidos y por eso estoy aquí, pero es muy difícil hacerlo”, confesó luego de nombrar uno a uno a los imputados que recuerda.

“Perdiste nena”, contó que le dijo el suboficial Luis Alberto Manzanelli cuando la patota se le abalanzó para secuestrarla. Corría mayo de 1977, María Victoria tiene 20 años y militaba en la Juventud Guevarista. Al relatar las torturas en La Perla confesó que “uno quiere por todos los medios que el dolor pare” y que “al principio les suplicaba que me mataran”. Tras un cuarto intermedio habló Héctor Vergez, ex jefe del centro clandestino, quien amparándose en las garantías constitucionales intentó marcar contradicciones en los relatos de los testigos. “Han dicho que no tenía bigotes y yo en esa fecha tenía bigotes estilo mexicano y patillas al modo del gran presidente que tuvimos los argentinos, Carlos Saúl Menem”, rindió homenaje al riojano.