EL PAíS › LOS PRIMEROS DOS MESES DE KIRCHNER
Conflictos y armonías
Kirchner cumplió dos meses con un cuadro más claro de conflictos y armonías. Su gira noratlántica descolocó a la paleoderecha aborigen. En la primera categoría se destacan las empresas privatizadas de capitales europeos asociados con grupos locales. Menos problemas habrá con los acreedores externos y los inversores estadounidenses. Ese es el trasfondo de las diferencias entre Kirchner y Duhalde. En los comicios de Misiones y la Capital se define el futuro de la renovación iniciada el 25 de mayo.
Por Horacio Verbitsky
Los viajes internacionales de Néstor Kirchner redimensionan las extravagantes acusaciones de la paleoderecha aborigen, en especial de su rama mediático-extorsiva. Quienes intentan presentarlo como un elefante extremista desbocado en un bazar y a punto de hacer trizas los objetos más valiosos han perdido puntos. La propuesta de construir un país normal y con igualdad de todos ante la ley sólo alarma a quienes han medrado con las asimetrías que a partir de la dictadura militar fueron ley suprema de la Nación. El periplo noratlántico también ha perfilado mejor los conflictos y armonías que acompañarán el gobierno de Néstor Kirchner. Ni el gobierno de Estados Unidos ni los acreedores externos que reclaman por sus créditos impagos amagan ser grandes estorbos. En cambio irá en aumento la confrontación con las empresas privatizadas de capitales europeos y con los grupos económicos locales. Este será también el trasfondo de las diferencias que le costará evitar con el ex encargado del Poder Ejecutivo, Eduardo Duhalde. El viernes Kirchner puso a parir al ministro de Finanzas de Francia, Francis Mer. El mismo día derogó el decreto de Fernando De la Rúa que absolutizaba el principio de territorialidad e impedía a los jueces tramitar las solicitudes de extradición de terceros países contra los militares imputados por los delitos de genocidio y terrorismo en el Reino de España (o en Francia, como Alfredo Astiz, por el caso de las monjas). El mismo Mer lo congratuló por ello.
Oh la la!
La esgrima con el duro empresario siderúrgico francés había comenzado durante una reunión del ministro de Planificación Julio De Vido con la Federación Agraria. Los ruralistas de la pampa gringa preocupados por sus costos energéticos le preguntaron qué pasaría cuando Mer pidiera un aumento en las tarifas de las empresas francesas, entre ellas la Transportadora de Gas del Norte y Edenor. “Si ése es su tema mejor que no venga”, respondió De Vido al pasar. El diálogo trascendió a la prensa y la embajada francesa explicó que la agenda de Mer incluía también otros temas. Mer comenzó su diálogo con Kirchner en forma elíptica, aludiendo a la incertidumbre y la necesidad de reglas claras que favorecieran la inversión. Como las respuestas no eran menos elípticas, pasó a la ofensiva.
–Tenemos que encontrarle solución al problema de las empresas francesas, porque los mercados tienen memoria –dijo.
–Los pueblos también tienen memoria –le respondió Kirchner.
El presidente agregó que nadie puede pedirle a la Argentina que vuelva a pecar y regrese al infierno del que acaba de alejarse apenas un paso. “Le estamos debiendo plata a todo el mundo. Veamos cuánto nos ayudan ustedes a superar esa situación. Y entonces discutimos estas cosas. Hoy no estamos en condiciones”. Mer no se amilanó y con tono cómplice insistió:
–Voy a ser más concreto. Si lo que usted necesita es ganar tiempo, para afirmar su popularidad, dígame cuánto tengo que esperar.
–No lo necesito, tengo más popularidad que cualquier presidente anterior. Hay que hacer lo que corresponda. Cuando me pinchan reacciono mal, y usted lo intentó. Le aconsejo que no lo repita porque entonces no podríamos ser amigos. Y yo quiero ser su amigo –dijo Kirchner.
Cuando la tensión se hacía difícil de soportar y Mer golpeteaba impaciente con sus dedos sobre la mesa, Kirchner cerró el diálogo con un giro imprevisto. “Yo sigo las enseñanzas de un maestro político. Cuando la Unión Europea reclamó un pacto de estabilidad y la supresión del déficit fiscal, Jacques Chirac respondió que se esmeraría por la estabilidad pero que no postergaría el crecimiento, y le pidió a Europa que aceptara un déficit fiscal del 3,5 por ciento del Producto Interno Bruto. Usted vienecomo ministro de Francia pero actúa como lobbysta de las empresas. Yo sé qué intereses representa usted y no se los cuestiono, pero yo represento a 35 millones de argentinos y no puedo aceptar más desigualdades sociales. Por eso voy a hacer como Chirac. Vaya tranquilo, que voy a gobernar para mi pueblo como gobierna Chirac para los franceses”. Los legisladores franceses de distintos partidos que integraban la delegación rieron, ante la expresión azorada de Mer.
La forma y el fondo
Las referencias al denominado Estilo K son pintorescas pero pueden inducir a error. Las relaciones conflictivas con las empresas europeas y los grupos económicos locales asociados con ellas en las empresas privatizadas responden a condiciones objetivas de la economía argentina antes que a raptos temperamentales de un patagónico testarudo. Con el gobierno y los inversores estadounidenses hay menos conflicto porque su participación en el proceso de privatizaciones fue mínimo. En el principal caso en que lo hubo (como el Citibank), sus inversiones se derivaron luego a otros rubros no prestadores de servicios públicos. La magnitud de la deuda pública la ha tornado impagable en los términos arrancados a gobiernos cómplices como los de Menem/De la Rúa/Cavallo. La participación estadounidense en ella no es mayor que la europea y la de los grupos locales. Además, George W. Bush no representa a los intereses financieros que gozaron de sus mejores años bajo el gobierno demócrata de Bill Clinton. Su interés directo está puesto en la explotación petrolera, fundamento de sus anacrónicas y despiadadas aventuras bélicas, y el indirecto en la promoción de las exportaciones de las empresas industriales estadounidenses. Por eso con su llegada a Washington renació el proyecto de libre comercio de las Américas impulsado por su padre y dormido durante los años de Clinton. El ALCA plantea un conflicto, pero menos inminente que el de las empresas privatizadas. Además es posible enfrentarlo en común con Brasil y los demás socios del Mercosur.
La legislación europea no castiga el pago de sobornos para conseguir contratos y en algunos países la estimula, al permitir su descuento de impuestos como si se tratara de donaciones filantrópicas. En su encuentro con empresarios norteamericanos Kirchner dijo que la corrupción que imperó en el proceso de privatizaciones de la década pasada explica la escasa participación de capitales estadounidenses. También les comunicó que no piensa reestatizar empresas, sino volver a licitar aquellas cuyos accionistas no cumplan con los contratos. Lo que no dijo es que los capitales europeos invertidos en las empresas privatizadas lo hicieron en asociación con grupos económicos locales, pero también con intereses políticos de los dos partidos tradicionales. Un breve repaso ayudará a entender la situación:
Hidrovías es una asociación entre capitales belgas y empresas locales (entre ellas, Emepa, ligada al alfonsinismo).
El servicio aeroportuario es propiedad del grupo local Eurnekian, también vinculado con el radicalismo, en sociedad con capitales italianos.
El servicio de correo postal es controlado por el grupo Macri y participan el Banco Galicia y el Banco Mundial (a través de la Corporación Financiera Internacional). Las relaciones de Macri con el justicialismo son históricas y explícitas, como se verifica en las listas electorales de la Capital Federal. El heredero de la corporación es el candidato de confluencia entre menemistas y duhaldistas, en oposición a la Fuerza Porteña de Aníbal Ibarra y Claudio Lozano, a la que apuestan Kirchner y su jefe de gabinete Alberto Fernández.
Agua Potable y Saneamiento. Aguas Argentinas está constituida en la actualidad por Suez de Francia, su vinculada Aguas de Barcelona, el Programa de Propiedad Participada, el Banco de Galicia y Buenos Aires, latambién francesa Vivendi, la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial y la británica Anglian Water. Fue uno de los casos más evidentes de colusión con intereses políticos, a través de las acciones que el grupo Soldati entregó al Grupo Meller, testaferro del menemismo, y de la actuación de María Julia Alsogaray y el montonero arrepentido Rodolfo Galimberti en las sucesivas renegociaciones que fueron elevando una tarifa que por contrato no podía moverse en una década.
Las rutas concesionadas por peaje están en manos de asociaciones entre empresas nacionales (la mayoría constructoras), firmas vinculadas a grupos como Macri, Roggio y Techint y algunas empresas extranjeras, como los españoles asociados a Macri en la Panamericana. Es bien conocida la vinculación de Roggio con el radicalismo, mientras la italiana Techint ha incluido con equitativa generosidad en sus planillas de pagos negros a radicales y peronistas, como probó este diario en el caso de Loma de la Lata.
El transporte ferroviario de pasajeros y de carga es por regla general propiedad de empresarios locales como Roggio y la embajadora intermitente del menemismo Amalia Lacroze, viuda de Fortabat (Ferrosur Roca). También hay capitales italianos
(Techint, en Ferroexpreso Pampeano) y brasileños (América Latina LogísticaCentral y América Latina LogísticaMesopotámica).
El servicio básico telefónico tiene dos actores centrales: uno controlado por Telefónica de España y el otro por France Telecom y Telecom Italia.
Gas natural. Transportadora de Gas del Norte es controlada por TecGas N.V. (de Techint), Compañía General de Combustibles S.A. (de Soldati), la francesa TotalFinaElf Gas Transmission Argentina, la malaya Petronas Argentina y la estadounidense CMS Gas Argentina. Transportadora de Gas del Sur es controlada por Pecom (que el Grupo Pérez Companc vendió a la brasileña Petrobrás) y por la estadounidense quebrada Enron. Metrogas es controlada por BG Group (de British Gas) y Repsol-YPF. Gas Natural Ban es controlada por capitales españoles (Repsol-YPF entre ellos). La italiana Camuzzi controla Camuzzi Gas del Sur y Camuzzi Gas Pampeana.
Energía eléctrica. Edenor es controlada por Electricité de France. Edesur por la española Endesa y por Pecom Energía (ahora de la brasileña Petrobrás). Edelap por la estadounidense The AES Corporation. La británica National Grid y Pecom Energía controlan Transener. Transpa es controlada por la provincia de Chubut, el grupo Aluar y la italiana Camuzzi.
Terminales del puerto de Buenos Aires. Todas las propietarias son extranjeras: la británica P&O Ports, el grupo nórdico A. P. Moller y el asiático Hutchison Port Holdings Group.
La elección del área de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) para asesorar en la renegociación de los 61 contratos con las empresas privatizadas, detectar compromisos de inversiones y prestaciones no cumplidos y reclamar su realización no es un paso ingenuo. La posición negociadora dura elegida por el gobierno contradice el rumbo fijado por el ex Senador Duhalde y sus intereses. Su año y medio de gestión implicó fabulosas transferencias hacia los grupos económicos locales mediante la pesificación de sus deudas, el pago de subsidios con tal de que no aumentaran las tarifas de mayor impacto social (Hidrovía, peajes, ferrocarriles, servicios postales) o la renegociación en condiciones escandalosas de los contratos, como ocurrió con Aeropuertos Argentina 2000. Kirchner anunció el fin de esas prebendas, como parte de su simplísimo programa de erigir un país normal en lugar del coto de caza para pocos privilegiados que encontró.
Ninguno de ellos desea profundizar las contradicciones. Kirchner explica muchas de las decisiones indefendibles de Duhalde por la situación de emergencia que le tocó conducir. Duhalde encomia la tarea del presidente ydesalienta a sus partidarios quejosos. Pero aun así, los próximos comicios los pondrán frente a frente en la Capital y Misiones. Los candidatos que respalda Kirchner no son ninguna maravilla, pero los que impulsa Duhalde representan la colusión espuria entre negocios y política y son los últimos emblemas del menemismo. No por casualidad, Mauricio Macri y Ramón Puerta son, además, grandes amigos personales. Si se imponen, la renovación institucional, económica y ética que impulsa Kirchner sufrirá un golpe durísimo, a partir del cual la vieja política y los negocios turbios le irán achicando todos los espacios y sólo le dejarán la opción de someterse o quedar aislado. En otro contexto, eso le ocurrió a De la Rúa. Si Macri y Puerta son derrotados, en cambio, la enorme popularidad de Kirchner y sus medidas comenzará a traducirse en el poder institucional imprescindible para efectuar las reformas impostergables y sepultar la negra época en que política llegó a ser mala palabra.