EL PAíS › LOS “FRENTES” INTERNOS DE KIRCHNER EN EL PJ
Pasiones, listas y bloquecitos
El armado de listas, pasión justicialista, refleja hoy el factor K. El Presidente no pierde de vista construir su poder propio y todos los jugadores siguen de cerca alineamientos, pérdidas y ganancias. Una interna silenciosa pero dura.
Por Sergio Moreno
Quienes se apegan a un sistema de decisiones como las que tomó cada presidente en el pasado, dicen que Néstor Kirchner abre muchos frentes a la vez. Varios de los que así hablan no trepidan a la hora de sumergirse en entramados políticos para construir listas de candidatos o mantener alguna porción de poder, si es que la tienen. A este costado, el electoral, el del “armado”, tributan todos, los más cautos y los temerarios, kirchneristas o no. El Presidente abre frentes, es cierto –y beneficioso–, pero eso no lo hace perder de vista la construcción del poder territorial. “Kirchner está obsesionado con armar un bloquecito de diputados propio, mayor del que ya tiene”, dijo un habitante de la Casa Rosada a Página/12. Tal obsesión pone nerviosa a una parte del peronismo, que por ahora observa las maniobras del Presidente con cierta tensión y en silencio, aunque emitiendo susurros que se dejan oír, aquí y allá.
Si, como dice Carlos Fuentes, “la política es la actuación pública de las pasiones privadas”, los hombres del peronismo están atravesados hoy por un fuego interno que sólo calmarán en parte el próximo 10 de diciembre, cuando termine todo el proceso electoral en los distintos distritos. El resultado de las elecciones configurará un nuevo mapa de poder que se reproducirá en el rediseño de las autoridades de ambas cámaras legislativas nacionales. “Y además habrá cambios en el gabinete nacional”, se anima a predecir un ministro ante este diario.
Para aumentar el bloque de diputados nacionales kirchneristas –hoy llamado grupo Talcahuano, e integrado por unos 20 legisladores–, el Presidente ha puesto en operaciones a dos de sus hombres. Paradójicamente, estos operadores no vienen del sur ni tienen su marca en el orillo. Por el contrario, el ministro de Interior, Aníbal Fernández, y el secretario privado, Juan Carlos Mazzón (de ellos se trata) fueron heredados –con la bendición presidencial– de la gestión de Eduardo Duhalde. Ambos trajinan teléfonos y alfombras construyendo la estrategia del Presidente.
“Cuando terminen las elecciones vamos a tener un bloque más grande, un Parlamento más favorable que este –que es bastante dócil– y un grupito de gobernadores bien bien amigo: Eduardo Fellner, Jorge Busti, el de Mendoza, si ganamos, San Juan, Jorge Obeid en Santa Fe”, puntea un hombre de confianza de Kirchner, que no duda en bajarle el precio a cualquier enfrentamiento que pueda haber entre los caudillos del interior y su jefe.
“Entre martes y miércoles viene a almorzar Angel Mazza, el gobernador de La Rioja. Estamos bien, bien. Y Fellner, que hacía tiempo que no lo recibía el Presidente, también viene a comer esta semana”, cuenta la fuente mencionada.
Para los gobernadores, muchos de ellos candidatos a la reelección, otros a cargos electivos, el gesto irritativo ha sido el apoyo presidencial a la candidatura del misionero Carlos Rovira. El hombre, cuentan en Gobierno, se tomó su tiempo para decidirse a competir. Ramón Puerta, que no cuenta con las simpatías del patagónico, aprovechó el espacio que dejó Rovira y se lanzó a la carrera para retomar la gobernación. Rovira terminó de destejer sus prendas e hizo lo propio, situación que lo puso frente a quien fuera su demiurgo y padrino político. Kirchner optó por Rovira porque éste le dio su apoyo en la campaña electoral. Kirchner no quiere a Puerta porque le achaca una condición de menemista poco disimulable en él.
“El problema con Rovira no es él, es que es un mal ejemplo. Va por afuera del PJ, aliado con los radicales. Pero en San Juan, José Luis Gioja tiene que enfrentar a otro que va por afuera y responde al Adolfo (Rodríguez Saá), y Fellner tiene un candidato a diputado que le está armando un partido paralelo. Eso hay que cortarlo”, sostiene con el ceño fruncido un integrante del Gobierno, ducho en estos entramados. “A pesar de todo –continúa–, parece que Rovira está ganando.” La sonrisa es inevitable.
Lole, anacrónico
“Parece que el Lole (Carlos Reutemann) no entiende que todo cambió. Estuvo negociando con Mazzón y amenazó con bajarse de la lista (él va como candidato a senador por Santa Fe). Quería que todos los sublemas llevasen a sus candidatos a diputados nacionales. ¡Esa lista es el tren fantasma! Son todos menemistas, impresentables. Y la de diputados provinciales es peor: está llena de sus parientes. El Chueco –como llaman a Mazzón sus amigos– no se dejó correr y finalmente Lole va de candidato. Pero sigue sin entender nada.” El relato fue desgranado ante Página/12 por un integrante del gabinete que sigue las circunvoluciones del entretejido electoral oficialista. El entendido dice que Obeid –que no es aliado de Reutemann– va a ganar las elecciones santafesinas. Esa es la apuesta de Kirchner, alejado ya del socialista rosarino Hermes Binner, a pesar de la simpatía que le tiene.
Reutemann, como otros gobernadores, integra la Comisión de Acción Política (CAP) del PJ. El organismo fue creado por Duhalde para quitarle los atributos del poder interno a Carlos Menem, cuando el riojano no estaba tan devaluado como en la actualidad. La maniobra funcionó y la CAP hace como que gobierna ahora los destinos del peronismo. Al respecto, uno de los hombres del Presidente relataba a este diario: “Yo le dije a Fellner que había que poner en marcha la CAP sólo para que Menem no se instalara. ¿Se imagina usted si un día aparecía y se sentaba en la calle Ma-
theu (donde está la sede del PJ)? ¡Después había que sacarlo! Entonces Fellner fue y armó. El problema es que se pusieron a hablar. Y eso es peligroso: ahí están (Juan Carlos) Romero, (Rubén) Marín, Mazza, el Lole; eso se te puede escapar de las manos. Le dije a Fellner que la congele hasta diciembre, que cierre y tire la llave al río, como hizo el propio Menem cuando era presidente del partido. La CAP va a dejar de funcionar hasta fin de año”.
Una vez más, la fecha es una muesca en la piel del justicialismo. La elección parece ser una meta a sobrepasar para comenzar a hacerse oír. “Yo les digo a los muchachos que vienen a verme –dice el funcionario interlocutor de este diario, haciendo referencia a dirigentes del justicialismo– que esperen a diciembre. Por ahora todo está bien: la Corte, los militares, el aumento de salarios, el PAMI, etc. Cuando tengamos que votar algunas cosas menos gratas, por ejemplo aumento de tarifas, o el acuerdo con el FMI, ahí veremos quién es oficialista y quién no”. La parrafada alude a los movimientos que el Presidente ha hecho extramuros del PJ y que pone nerviosos a los peronistas de fuera del Gobierno, pero también a varios de adentro. “Usted imagínese el día en que se vote la aprobación del acuerdo con el Fondo. De nuestra parte, el oficialismo, el discurso lo va a hacer el Negro (José María) Díaz Bancalari; del lado de la oposición, la gorda (Elisa) Carrió. ¿Qué discurso van a apoyar (Claudio) Lozano y (Miguel) Bonasso? Van a durar en nuestro bloque unos 20 segundos”, augura uno de esos peronistas mencionados más arriba.
Mancha venenosa
Carlos Menem no quiere dejar de actuar en política –anda gesticulando aquí y allá para mostrarse– y las consecuencias de sus actos están presentes en el sufrimiento de la nación y sus gentes. “Ahora resulta que nadie lo votó”, dice uno de los integrantes del Gobierno consultados por Página/12. Y continúa con la ironía: “¿Dónde está ese 24 por ciento? Mire, por acá pasan todos, muchos de aquellos menemistas emblemáticos. Piden que no los maten, que no los metan en cana. Yo los escucho. Poco y nada tiene para ofrecer.”
De más está decir que en la Casa Rosada se regodean comprobando cómo el riojano está ayuno de apoyos. “Le queda sólo su círculo más cercano y esosimpresentables de siempre”, dicen en Balcarce 50. El mismo contertulio cuenta una maldad: “Yo le digo (a Menem) ‘la mancha venenosa’. Cada vez que se lo pegamos a algún candidato, automáticamente empieza a bajar en las encuestas. Le pasa a (Mauricio) Macri, a Puerta e incluso a (el radical Carlos) Maestro en Chubut: ahí decimos que fue funcional a Menem cuando era gobernador. La ‘mancha venenosa’ funciona”.
La maquinaria está en marcha y parece moverse silenciosamente. La sociedad está encandilada con Kirchner y espera resultados de su gestión. De costado, el cronograma electoral se instala como traslúcido, como no estando. Pero está, a pesar del grado de interés que despierta en la gente. Una vez más, Carlos Fuentes: “La política es una de las maneras de darle existencia al tiempo”. Así parece ocurrir en el PJ.