EL PAíS › DESEMBARCO DEL PRESIDENTE Y VARIOS MINISTROS EN LA PROVINCIA
Para darle una mano a Felipe Solá
El motivo fue la firma de un desembolso para un plan alimentario. Pero Kirchner, con su hermana Alicia y otros tres ministros, acompañó con su presencia la campaña de Solá. El Presidente fustigó a los gurúes del establishment.
Por Martín Piqué
“¿Vine a hacer un acto de campaña con el ingeniero Solá?”, preguntó en voz alta el presidente Néstor Kirchner mirando hacia el público que ocupaba el Salón Dorado de la gobernación bonaerense. Nadie esperó una respuesta, porque la pregunta era sólo un recurso para contradecir lo que le habían dicho los periodistas. Kirchner quería aclarar que estaba ahí -al lado del gobernador y frente a todos los intendentes del conurbano, en su mayoría del PJ– para “cumplir con una ley”, por el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria que se aprobó en el Congreso y que ayer firmó con Solá. Pero la aclaración quedó en palabras cuando, minutos después, soltó una frase como al pasar: “Más allá de las naturales tareas de toda campaña electoral, es lógico que quiera que Solá sea gobernador.”
De estilo francés combinado con un barroco tardío, el Salón Dorado de la gobernación mostraba ayer un lleno entusiasta de toda la dirigencia bonaerense. En primera fila se los veía a Manuel Quindimil (Lanús) y Hugo Curto (Tres de Febrero), entre otros intendentes, quienes esperaban desde hace tiempo una visita del Presidente. Kirchner y Solá se ubicaron enfrente, sobre un estrado y acompañados por varios de sus ministros. Por el gobierno nacional estaban Alberto Fernández (jefe de Gabinete), Alicia Kirchner (Desarrollo Social), Carlos Tomada (Trabajo) y Ginés González García (Salud), más el secretario de Empleo, Enrique Beide. En el acto se anunció la firma del acuerdo “el hambre más urgente”, que prevé un desembolso de 8 millones y medio de pesos del presupuesto nacional para los planes sociales de la provincia de Buenos Aires.
Kirchner quiso separar la presentación de los intereses partidarios, una prevención casi natural ante un auditorio monopolizado por el PJ. “Muchos de los que impulsaron esta ley no tienen nada que ver con el movimiento”, advirtió mientras en un costado se veía a varios de los impulsores del proyecto que surgió de un grupo de ONG y luego fue aprobado en el Parlamento. Una hora antes, su hermana había explicado las características del plan –que está basado en el concepto de “seguridad alimentaria” de Luiz Inácio Lula da Silva– y también había criticado sutilmente los programas sociales de los gobiernos anteriores. “Lo que ella critica es la herencia de (Eduardo) Amadeo, que dejó un montón de programas aislados”, analizó ante Página/12 un funcionario que conoce muy bien el tema.
El especialista, que estaba en el acto, insistió en que el reparo estaba dirigido a la gestión de Amadeo como ministro de Desarrollo Social de Carlos Menem. Por si acaso, en su discurso el gobernador Solá destacó los logros de Chiche Duhalde, la antecesora inmediata de Alicia Kirchner. “El Plan Más Vida es heredero del plan que creara la señora de Duhalde con las manzaneras”, recordó y elogió al mismo tiempo. Al lado de Solá estaba el ministro de Trabajo bonaerense, Mariano West; el de Salud, Ismael Passaglia, y el director general de Educación, Mario Oporto, quienes firmaron el convenio en nombre de la provincia. El plan permitirá, también, que los desocupados del Plan Jefas y Jefes puedan terminar el polimodal o hacer un curso profesional como contraprestación.
Pero en el acto no sólo se escuchó hablar de temas sociales. Como ya se le volvió costumbre, Kirchner aprovechó la oportunidad para analizar el rumbo de su gobierno y cuestionar en público a los grupos de poder. Con un tono decontracté y con raptos de humor, el Presidente recordó su visita al geriátrico de San Martín del martes para cuestionar a “algunos sectores del establishment”. “Si yo no voy a un acto con los grupos empresarios dicen que es una irresponsabilidad. Si voy a ver a los excluidos me dicen que es un acto de demagogia. Para esos sectores del establishment hay proyecto económico si hacemos ortodoxamente las cosas que quieren los grupos concentrados de la economía y el Fondo.”
No pareció casual la referencia al organismo financiero. Más bien pareció otro gesto para tratar de “marcar la cancha” antes de quecomiencen las negociaciones entre el Gobierno y la delegación del FMI que encabeza el inglés John Dodsworth. Justamente, esa comitiva llegará hoy al país luego de que los negociadores del Fondo postergaran el arribo por 48 horas para que Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen –con quienes debatirán en las negociaciones– regresaran a tiempo desde Europa. La inminente llegada de los enviados del Fondo también se coló en el discurso de Solá, quien cerró su discurso con una exaltación del apoyo incondicional que, según él, brindará el PJ bonaerense. Sus dichos incluyeron, además, un pronóstico casi calcado del que gusta hacer Eduardo Duhalde.
“La provincia de Buenos Aires lo va a apoyar en las buenas y en las malas. Cuando tome medidas bien recibidas por todos y también cuando tome de las otras. Vamos a estar siempre acá”, prometió Solá mientras Kirchner lo observaba atento, con su asiento volcado a la derecha para seguir mejor la escena. En el auditorio escuchaba todo el PJ bonaerense, representado por los intendentes Quindimil, Curto, Andrés Arregui (Moreno), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Julio Pereyra (Florencio Varela), Raúl Othacehé (Merlo), entre otros. Entre ellos se veían, medio escondidos, a intendentes ex frepasistas como Oscar Laborde (Avellaneda) y Martín Sabbatella (Morón) con buena relación con Kirchner.
La escena reflejaba las limitaciones del centroizquierda, que busca una fórmula para apoyar a Kirchner y competir con el PJ bonaerense al mismo tiempo. Laborde se quejaba de que la ayuda social priorizaba a sus pares del PJ en desmedro del resto. Esas contradicciones desaparecían ante la figura de Kirchner, con quienes todos –peronistas o no– se querían sacar fotos.