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”Cipayo de los Montoneros. La vez pasada te salvaste porque no eran delincuentes comunes, no eran profesionales. La próxima vez va a ser diferente. Preparate.” Una hombre amenazó así por teléfono al secretario federal Miguel Angel Ambrosio, quien interviene en el proceso que tramita el juez Rodolfo Canicoba Corral para la extradición de los represores argentinos requeridos por el juez español Baltasar Garzón.
La llamada fue hecha al despacho de Ambrosio cerca de las dos y media de la tarde de ayer. La semana pasada, el secretario fue víctima de un secuestro express. El jueves fue raptado por algunas horas en el partido de San Martín y despojado de su automóvil. Los ladrones lo obligaron a extraer de cajeros automáticos plata depositada en su cuenta bancaria.
Canicoba Corral estimó entonces que el hecho tenía características de un delito común ya que los atacantes no hicieron mención a los militares detenidos, pero tampoco descartó la posibilidad de que el robo y breve secuestro de su colaborador estuviera relacionado con el proceso de extradición iniciado aquí contra los represores presos a pedido de Garzón.
La Justicia de San Martín inició la semana pasada un sumario para esclarecer el episodio. Ayer Ambrosio radicó ayer una nueva denuncia, esta vez, por amenazas, ante los tribunales federales porteños. El caso quedó a cargo del juez Jorge Urso.
Tras el robo, Canicoba Corral había hablado con el jefe de custodia de la Policía Federal y pidió protección para Ambrosio, pero eso recién se concretó ayer, luego de la amenaza telefónica.
Desde que se libraron las órdenes de arresto preventivo –ya concretadas salvo en el caso de tres prófugos– el juez cuenta con tres guardaespaldas, pero ni su secretario ni el fiscal Guillermo Marijuán tenían protección. Tanto Ambrosio como Marijuán recibieron llamadas extrañas el mismo día que se ordenaron las detenciones de los represores. “Tené cuidado con lo que resolvés”, le dijeron a Marijuán mientras redactaba su oposición a la excarcelación de los militares.