El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, pospuso para la semana próxima la visita que este miércoles tenía pautada en el Senado para rendir su informe mensual de gestión ante el Congreso. En una misiva dirigida al presidente del Senado, Amado Boudou, Capitanich fundamentó la postergación “en virtud de los acontecimientos de dominio público referidos a la deuda pública argentina”, ya que ese día –30 de julio– vence el plazo establecido por el juez neoyorquino Thomas Griesa para que la Argentina pague, de acuerdo con su propio fallo, a los fondos buitre. Aunque todavía continúa contrarreloj la mediación en Estados Unidos para intentar alcanzar un acuerdo sobre la forma de pagó, pero con destino incierto.

Con toda la atención del Gobierno puesta en la negociación que se lleva adelante en Nueva York y cuyo plazo vence este miércoles, Capitanich volvió a postergar su presencia ante el Senado. Sería la primera vez, desde su asunción al frente de la Jefatura de Gabinete, que Capitanich no rendiría su informe mensual –como estable la Constitución– ante el Congreso. La nueva fecha fijada es para el miércoles 6 de agosto, lo que obligaría a Capitanich a reprogramar sus informes ante el Parlamento porque ese mismo día era el previsto para rendir su informe en Diputados. Lo que por ahora quedó sin confirmación en el calendario.

De todas maneras, el ministro también recordó que su presencia en el Senado había sido acordada en primera instancia para el miércoles 2 de julio, pero ante la decisión de la Cámara alta de tratar ese día el proyecto de ley –impulsado por el Ejecutivo– que establece la inmunidad de los bancos centrales extranjeros ante la jurisdicción judicial argentina para aquellas naciones que acuerden la reciprocidad con nuestro país, el encuentro había pasado para este miércoles.

La nueva postergación se debe a la puesta en guardia del Gobierno ante la posibilidad de que la mediación no arribe a un acuerdo y la Argentina ingrese –de acuerdo con la opinión de algunos operadores económicos– en un supuesto default técnico, a pesar de que ha cumplido con todos los pagos acordados con el 93 por ciento de los bonistas que aceptaron voluntariamente los canjes de deuda propuestos por el Estado argentino a partir de 2005. Y cuyo último pago el Gobierno depositó en el banco intermediario estadounidense, pero su transferencia a los bonistas fue frenada por el propio Griesa.

La otra expectativa política que suscitaba la presencia de Capitanich ante los senadores, más allá de su informe y sus respuestas al cuestionario de los legisladores opositores, era la actitud que adoptaría el oficialismo y la oposición ante la presencia de Boudou presidiendo la sesión. La UCR ya había anticipado que volvería a la carga con su pedido –que respaldó el resto de las bancadas de sus socios en el FA-Unen– de que el vicepresidente se tome licencia tras su procesamiento en la causa Ciccone hasta que la Justicia se expedida sobre su culpabilidad o no.

El radicalismo había dado cuenta de que no desaprovecharía la tribuna política que le ofrecía la –ahora frustrada– sesión. Le pediría al vicepresidente que diera una respuesta a su carta pública, en la que le piden que tome licencia de sus funciones hasta que la Justicia se expida definitivamente sobre su situación judicial, en caso de que Boudou presidiera la sesión. Si eso no sucedía, le trasladarían el mismo pedido al ministro coordinador.