Viernes, 19 de septiembre de 2014 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER LLEGARA HOY A ROMA PARA SU ENCUENTRO CON EL PAPA
La Presidenta almorzará mañana en el Vaticano con Francisco. Con el respaldo que significa ese encuentro entre ambos en el marco de la disputa de la Argentina con los fondos buitre, seguirá después viaje a Nueva York para participar de la Asamblea de Naciones Unidas.
Por Victoria Ginzberg
Desde Roma
Es conocido el mito de la fundación de Roma por Rómulo y Remo, los dos niños amamantados por una loba. Pero en la historia aparecen también otros animales. Cuando los mellizos pelean por el lugar donde asentarse, buscan una señal de los dioses, que se refleja en quién divisa más buitres. Las aves favorecen a Rómulo, que crea Roma, pero también mata a su hermano. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegará hoy a esta ciudad y seguramente esperará no ver ningún buitre. Será el inicio de un viaje donde los especuladores financieros conocidos como fondos buitre tendrán protagonismo. El miércoles próximo CFK hablará ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, órgano que acaba de dar su respaldo político a la Argentina luego de la sentencia del juez norteamericano Thomas Griesa que atenta contra la reestructuración de la deuda externa. Y llegará allí con otro apoyo en su haber, el del papa Francisco, con quien almorzará mañana en el Vaticano.
CFK se entrevistará con el Papa en Santa Marta, la residencia elegida por Jorge Bergoglio desde que se convirtió en jefe de la Iglesia Católica. Como en la última oportunidad que se vieron, en marzo de este año, antes de que la Presidenta participara en la apertura del Salón del Libro en París, será un encuentro sin una agenda prestablecida. El Papa, como jefe de Estado, no suele hacer declaraciones puntuales que impliquen involucrarse en conflictos entre otros países, pero en este caso bastará con que se cite a sí mismo. En la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio, la primera escrita por Bergoglio como Francisco y sobre la que la Presidenta suele decir que todos los que visitan al Papa deberían leerla) se menciona al capitalismo sin límites como “una nueva tiranía invisible”. En ese documento Francisco critica la “idolatría del dinero”, “la especulación financiera”, la reducción del ser humano a bien de consumo y los “mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”, que fomentan la desigualdad y “niegan el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común”.
Sólo con recordar estas palabras durante el almuerzo de mañana, la Presidenta llegará a Nueva York con el respaldo del Papa. El hecho político ya está dado con la invitación en esta fecha. Bergoglio, por otra parte, se ha convertido en un líder con popularidad entre distintos y poderosos jefes de Estado. En marzo de este año se reunió en el Vaticano con el norteamericano Barack Obama, quien dijo que era “maravilloso poder conocerlo” y se declaró un “admirador”. También aseguró a la prensa que el pensamiento de Francisco era “valiosísimo para entender cómo podemos vencer el desafío de la pobreza extrema y reducir la desigualdad”.
El almuerzo de mañana será privado. Sólo estarán ambos mandatarios. El canciller Héctor Timerman y otros funcionarios se reunirán con el secretario de Estado, Pietro Parolin. De la comitiva serán parte el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el senador Aníbal Fernández; el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto; los intendentes Juan Patricio Mussi (Berazategui) y Fernando Espinoza (La Matanza) y la nieta recuperada Victoria Montenegro. También estarán los diputados de La Cámpora Andrés Larroque y Wado de Pedro y el dirigente de la Juventud Radical Leandro Santoro. Aquí esperarán a la Presidenta el embajador ante el Vaticano, Juan Pablo Cafiero, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, quien viajó un día antes.
Los acompañantes podrían variar en Nueva York. Se espera que allí, por ejemplo, participe el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, en la reunión que el lunes tendrá CFK con referentes sindicales. Entre otros, estarán Sharan Burrow, de la Confederación Sindical Internacional (CSI), y Víctor Báez, de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de América (CSA). La CSI representa a 176 millones de trabajadores de 161 países y territorios y enmarca a 325 organizaciones. La CSA agrupa a 53 organizaciones de 23 países y representa a más de 50 millones de personas. También Gerardo Martínez, como secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, y Hugo Yasky, líder de la CTA, serán de la partida. Ese mismo día, la Presidenta se reunirá con el financista George Soros, quien es actualmente el cuarto tenedor privado de acciones de YPF, con el 3,5 por ciento. Soros, además, demandó al Bank of New York Mellon (BoNY) por bloquear, como consecuencia de la sentencia de Griesa, el pago de los bonos reestructurados argentinos bajo la ley inglesa.
El miércoles, en tanto, CFK hablará ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Aunque siempre es difícil adelantar el contenido de sus discursos, ya que los prepara ella misma y no los lee, es casi imposible que no haya una mención a la votación en la que recientemente 124 países miembro (frente a 41 abstenciones y sólo 11 rechazos) acordaron la creación de un marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de deuda soberana. El hecho de que algunos de los países que se opusieron tengan poder de veto en el Consejo de Seguridad (Estados Unidos e Inglaterra) también podría ser aprovechado para señalar otro tópico sobre el que la Presidenta vuelve en foros internacionales cada vez que tiene oportunidad: el doble estándar con el que se mueven algunos estados y la necesidad de reformular los organismos multilaterales para que eso no ocurra. Este tema se inscribe también en el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas y la negativa del Reino Unido de sentarse a dialogar sobre el conflicto, que todos los años es mencionado en la ONU por CFK, así como también lo es la exigencia a Irán para que colabore en el esclarecimiento del atentado a la AMIA. El año pasado CFK se quejó porque ese país no mostraba voluntad en avanzar con el acuerdo que se había firmado para intentar activar la causa. Y en este último año Irán no dio nuevas señales.
La última actividad antes de regresar a Buenos Aires sería el mismo miércoles: una reunión en el Consejo de Seguridad de la ONU, del que la Argentina es miembro no permanente, que será presidida por Obama.
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