EL PAíS

Calendario barroco

Algo sobre lo que dejaron las elecciones en Neuquén y la Capital. El escrutinio santafesino, pronto a su fin: un karma para los socialistas. Massa se lanzó, su alianza con De la Sota. La Presidenta hace campaña a su modo. Las paritarias, un nuevo desafío.

 Por Mario Wainfeld

Hoy votan para designar sus intendentes la capital de Mendoza y la mayoría de las ciudades de Río Negro, entre las que quedan para después está Bariloche, la más poblada. Las elecciones para los respectivos gobernadores caen en otra fecha, contribuyendo a un calendario barroco, que esculpen las autoridades locales, provinciales o comunales. Hasta ahora hay un solo gobernador con mandato entre 2015 y 2019, es el neuquino Omar Gutiérrez.

Mayo será un mes, comparativamente, tranqui que cederá centralidad a los tres superclásicos futboleros. Sólo Salta determinará a su próximo gobernador. La competencia se acelerará en junio y julio. Aun si hubiera segunda vuelta en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) al 19 de julio estarán ungidos los próximos gobiernos de ese distrito, de Salta, de Mendoza, de Tierra del Fuego, de Río Negro, de Córdoba y de La Rioja. Se habrán dirimido muchas PASO que no enumeramos para no atosigar.

En agosto se celebrarán las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales, una compulsa distinta en la que algo puede impactar el clima previo.

Repasemos, a vuelísimo de pájaro, algunas novedades de la última semana.

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El pago de PRO: En esta columna, el lunes y el martes, se habló bastante de lo sucedido en la CABA el domingo pasado. Reiteremos y adornemos lo básico. La rotunda victoria de Horacio Rodríguez Larreta lo posiciona inmejorablemente para las generales. Martín Lousteau tuvo un buen desempeño, logrando un segundo puesto que estaba en las ambiciones y predicciones del Frente para la Victoria (FpV) que sumó menos sufragios y no llegó adonde esperaba.

El escenario para julio incluye como primera incógnita si el PRO logrará ganar en primera vuelta. Ahorremos vaticinios o pálpitos: baste apuntar que no es imposible ni tampoco sencillo.

Un segundo enigma es si habrá migraciones de votos, tras internas muy disputadas. Es la ilusión de las gentes del ECO que propone a Lousteau y, de algún modo, de las huestes de Mariano Recalde.

Empieza una nueva etapa de campaña, despojada de una oferta excesiva de candidatos que las PASO depuraron. El FpV debe tratar de instalar mejor a su principal candidato, que fue presentado con poco tiempo y disputando con una cantidad disfuncional de sublemas propios. Le queda la designación de compañera o compañero de fórmula, que algo puede sumar o restar: debe hacerlo en los próximos días. También repasar su táctica, que subestimó las propuestas “vecinales” y tal vez no midió bien la virtualidad de Lousteau.

Es rotundo el favoritismo de PRO en un distrito que le es fiel, por razones históricas y también coyunturales, sobre las que se podrá volver en notas futuras. Pero los partidos hay que jugarlos, el PRO va por ganar sin ballottage. El FpV puja pensando no en una imposible victoria en primera vuelta pero sí en arrimar a cifras conseguidas hace pocos años, en igual escenario y con ellas, soñar con el ballottage. Esa es también la pretensión de Lousteau.

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Los pagos del MPN: El Movimiento Popular Neuquino (MPN) enhebró su noveno triunfo al hilo desde 1983, hegemoniza su provincia. Ese dato duro y único merece matizarse dando cuenta del buen desempeño del FpV. Ganar es lo principal, desde ya, pero leer el resultado fuerza a apelar a la sintonía fina.

El porcentaje total del MPN (37,8 por ciento) fue el más bajo desde que se recuperó la democracia: hasta entonces su marca más baja fue la de Jorge Sobisch en 1999: el 44,2 por ciento. La distancia respecto del segundo fue casi siempre mayor que el nueve por ciento del domingo: solo el torvo Sobisch quedó más cerca del frepasista Oscar Massei en la ocasión ya señalada.

La merma trasciende las estadísticas, tiene proyección institucional: el MPN ha perdido el control de la Legislatura local.

El FpV seguramente acertó con el perfil del candidato, el docente y ex piquetero Ramón Rioseco, intendente de Cutral Có. No es un kirchnerista puro y duro, está formado en la izquierda.

Para el MPN es una revalidación con señales de alerta. Para el gobierno nacional continúa un aliado amigable (aunque no incondicional) en el Congreso.

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Barbas socialistas en remojo: El gobernador socialista, Antonio Bonfatti, reconoció que fue un fiasco el escrutinio provisorio de las PASO santafesinas. Asumió la culpa, negó que haya existido dolo o intención de fraude, prometió reparar para las generales. Antes se había removido al funcionario responsable del desquicio, el secretario Javier Echaniz. Era lo menos que podía hacerse, que resulta incompleto y tardío.

Se desconoce, al cierre de esta nota, el escrutinio definitivo. Será pronto, gambeteamos de nuevo las profecías propias o de los partidos en pugna. Insinuemos apenas que, si hay algún damnificado, para la elección del 14 de junio será el oficialismo provincial, que en los cómputos precarios había quedado detrás del pretendiente del PRO, Miguel Del Sel.

Las Primarias porteñas, con veredicto muy drástico, y las santafesinas, con uno muy apretado, estimulan el optimismo del jefe de Gobierno Mauricio Macri. Los medios dominantes lo aúpan con cariño, los empresarios abren sus faltriqueras. “Mauricio” saca ventaja en la disputa con el diputado Sergio Massa por el favoritismo del establishment. Las coaliciones con el senador Carlos Reutemann y el acuerdo con el radicalismo para competir en las PASO nacionales fortalecen su posición, siempre hablando en términos relativos y provisorios.

Massa reaccionó en estos días.

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Massa no se bajó: Hace dos años más o menos clavados, un interrogante en boga era “¿Massa juega?”. El líder del Frente Renovador (FR), es sabido, “jugó” y le fue muy bien. Tanto que armó su partido, produjo un batacazo en “la Provincia” y se consolidó como presidenciable.

El tiempo fluye, las contingencias cambian. La primera ambición de Massa, succionar dirigentes del FpV, cobró poco vuelo y se viene revirtiendo. El ascenso de Macri lo complica. Tanto que la pregunta de la temporada verano-otoño pasó a ser “¿se baja Massa?”. Se toma en cuenta su propia ecuación, pero sobre todo los deseos de los poderes fácticos, que también participan en las elecciones, sin votos pero con garra y recursos.

El tigrense emitió dos respuestas en la semana. Una coalición con el gobernador cordobés José Manuel de la Sota y un acto en Vélez, con tono de relanzamiento.

Desde el ángulo de la razón política instrumental lo suyo es jugada única. Apearse de la compulsa nacional sería truncar su futuro. Aun en el peor escenario para sus ambiciones, salir tercero, contaría con un bloque importante de diputados, una figuración alta y un peldaño para proyectarse al 2019, con cuarenta y tres años recién cumplidos. Pero las presiones del establishment crecen y lo asedian.

El sociólogo y consultor Hugo Haime explica que las corporaciones patronales se equivocan ya que una diáspora del FR no volcaría votos en tropel al PRO: una fracción elevada de sus partidarios son de prosapia peronista y derivarían posiblemente al FpV. Los dueños del poder suponen que yendo como candidato a gobernador bonaerense Massa precavería esos riesgos y fortalecería a “la opo”.

Anteayer Massa ratificó su voluntad de seguir, con lo que no pondrá fin a las demandas. Se postuló en un acto masivo en Vélez, ofreciendo transitar “la ancha avenida del medio”. Con la entente PRO UCR copando el universo no peronista-antiperonista o gorila (usted o el tiempo dirán), el “medio” toma un tinte justicialista. Lo corrobora su entorno, que parece un club de ex funcionarios kirchneristas.

Distante de lo que soñó en su momento más grato, Massa trata ahora de frenar la fuga de intendentes ex kirchneristas. Varios vuelven al redil o amagan hacerlo, incluyendo al propio Darío Giustozzi, que participó a regañadientes del acto en Vélez. El alcalde de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, amaga cada vez con más insistencia pasarse al PRO, sin generar émulos entre sus pares.

Macri ratificó su vigencia en la CABA y Miguel Del Sel podría darle al PRO su segunda gobernación. Los resultados no son tan diferentes de los de 2011 pero la candidatura nacional de Macri y la virtualidad del ex Midachi le dan otro tinte.

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Córdoba en el laberinto: El acuerdo con “el Gallego” de la Sota estipula que ambos competirán en las PASO. El senador sanluiseño Adolfo Rodríguez Saá aspiraba a terciar en la partida. Lo dejaron afuera, lo que detonó su bronca, que todavía no es un adiós definitivo.

Massa pinta como favorito en esa interna. De la Sota es de la estirpe de gobernadores torazos electorales en rodeo propio aunque débiles cuando atraviesan la frontera provincial. Aunque pocos lo rememoren fue precandidato a vicepresidente en fórmula con Antonio Cafiero en 1988: perdieron frente al futuro presidente Carlos Menem. También fue “medido” en el casting que hizo el presidente Eduardo Duhalde pensando en la votación de 2003. No movió el amperímetro, quedó en prospecto.

Massa le sumará poco a De la Sota en la disputa por la gobernación, que enfrenta a su favorito, Juan Schiaretti contra la fórmula del radical Oscar Aguad y el referí PRO Héctor Baldassi.

El local siempre arranca con ventaja, pero los republicanos no peronistas o anti... etcétera se tienen fe.

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Tramo a tramo: Cada tramo es amenizado con festejos de referentes nacionales rotativos y con extrapolaciones siempre entusiastas, a menudo aventuradas.

La existencia de un partido de derecha con posibilidades de llegar a la Casa Rosada en elecciones libres es una innovación en la historia nacional. Un presidenciable que vive en Palermo Chico, porteño por estilo de vida y egresado de universidad privada son otros factores sin antecedentes.

La constancia de Massa demarca un cuadro general con la oposición menos diezmada que en 2007 y 2011 y por ende de mayor paridad, en principio.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hace campaña gobernando y explicando los riesgos que causaría un gobierno de distinto signo e ideología. Sin emitir señales sobre qué hará frente a las PASO ni respecto de una hipotética candidatura propia, se empeña en gestionar a su manera: apuntalando la gobernabilidad y preservando derechos e intereses de los más humildes.

Hoy día, el primer superclásico robará cámara aun en las numerosas ciudades que eligen a sus mandatarios. El partido se asemeja algo a las PASO: no se sabe si es un predictor estricto de la eliminatoria que vendrá o apenas un aperitivo. Sólo se develará cuando termine la competencia más importante.

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Imagen: Dafne Gentinetta
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