Viernes, 22 de mayo de 2015 | Hoy
EL PAíS › LA FISCAL CUESTIONO A LOS REPRESENTANTES DE ARROYO SALGADO
Fein criticó a los dos peritos de la querella porque evitaron aclarar las discrepancias planteadas sobre la autopsia de Nisman. Los trece peritos oficiales también los cuestionaron porque “no expusieron ni ampliaron fundamentos científicos”.
Por Irina Hauser
La fiscal Viviana Fein cuestionó en un comunicado a los dos peritos de la querella de Sandra Arroyo Salgado porque “no respondieron a los interrogantes” planteados para intentar zanjar las discrepancias sobre la autopsia de Alberto Nisman en el contexto de una junta médica. Tampoco participaron del informe final y entregaron un documento separado. Esto les valió una fuerte crítica de los trece peritos oficiales que conformaron la mayoría y que quedó asentada en el dictamen con las conclusiones. Les recriminaron que durante las reuniones “no expusieron ni ampliaron fundamentos científicos” pese a que fueron ellos quienes sembraron divergencias ya a comienzos de marzo. En dos temas esenciales, los expertos del Cuerpo Médico Forense mantuvieron sus diferencias con la teoría de la familia de que a Nisman lo mataron: no hay “certeza pericial” –dijo la mayoría– “de que se haya tratado de un hecho homicida”; la muerte –sostuvieron– se produjo el domingo 18 de enero entre la mañana y la media tarde. Los forenses de la querella insistieron en que el deceso se produjo de 24 a 36 horas antes de la autopsia, el sábado 17, en posible coincidencia con la presencia de Diego Lagomarsino. Pero su informe técnico, si bien mantuvo la línea, no tiene la misma contundencia que el presentado hace casi tres meses.
“Ninguna de las observaciones contenidas en los aspectos médico-legales del informe técnico elaborado por la querella, en forma individual o en conjunto, indican con certeza pericial médico-legal” que la muerte de Nisman “se haya tratado de un hecho homicida”. Así dice la respuesta de los trece peritos oficiales (dos de la Policía Federal, diez del Cuerpo Médico Forense y Mariano Castex por la defensa) a la primera pregunta de una lista de 25 que formuló la fiscal Fein a los especialistas, en el dictamen al que pudo acceder Página/12. En el primer informe que habían entregado a la fiscalía, los peritos de la familia, Osvaldo Raffo y Julio Ravioli, junto con el criminalista Daniel Salcedo, decían que descartaban el suicidio y la muerte accidental. Esto fue difundido en una conferencia de prensa por Arroyo Salgado, y derivó en la convocatoria de la junta.
Esta vez, ante la pregunta puntual de Fein sobre pruebas del homicidio, Raffo y Ravioli no responden. Contestan otra cosa, que “es imposible aproximar a un diagnóstico en la investigación de la muerte violenta si no se asocia el examen del lugar del hecho con la posterior autopsia”. Dicen que hay que hacer un estudio interdisciplinario, lo que ya hace tiempo fue rechazado por la fiscalía y la jueza Fabiana Palmaghini cuando Arroyo Salgado pidió la nulidad de la junta tal como fue convocada.
Los interrogantes de Fein aludían también a la discusión sobre la existencia de espasmo cadavérico en la mano derecha, la prolongación de la rigidez del cuerpo –y con eso, el posible horario de la muerte–, la lividez, la sobrevida, la toxicología y la dirección del disparo. Los peritos de la mayoría aclaran que tuvieron que trabajar sobre imágenes fotográficas y audiovisuales de la autopsia, aunque algunos de ellos (del Cuerpo Médico) habían participado en el procedimiento. Arroyo Salgado se había quejado por su falta de intervención en aquel entonces, al llegar tarde, pero nunca pidió una segunda autopsia. Raffo y Ravioli entregaron el viernes, casi sin deliberar, un informe en sobre cerrado. Los demás se quejaron: el dictamen, señalaron, debió haber sido “la producción conjunta para resolver discrepancias planteadas”.
Así, el informe de la junta terminó con trece votos contra dos. Además de la cuestión del homicidio, éstos son sus ejes:
“El estado de rigidez cadavérico comprobado por la doctora (Gabriela) Piroso”, la médica legista de la Policía Federal que revisó el cuerpo en el departamento de Le Parc, “no desapareció en el período transcurrido hasta la realización de la autopsia” (las 8 del lunes 19), dice el texto. Luego desglosa en varios tramos ese proceso de contracción que va afectando progresivamente distintos músculos. La “filmación en el lugar del hecho” muestra, según el informe, que esa rigidez era “evidente aun para legos en materia médica”. La rigidez cadavérica se prolonga hasta 24 a 36 horas después del deceso. Al continuar puede coincidir, así, con el horario estimado de la muerte que dan los peritos oficiales: entre el domingo a la mañana y la primera tarde, a lo sumo 24 horas antes de la autopsia.
Raffo y Ravioli, en cambio, dicen que la rigidez estaba “en fase de resolución” y la temperatura corporal más fría al momento de la autopsia e insisten con llevar el horario de la muerte al sábado. Coinciden en hablar de 24 horas como punto de partida, pero amplían el margen a 36. Arroyo Salgado ha planteado en la causa, de distintas maneras, la sospecha sobre Lagomarsino, quien dijo que el sábado le llevó a Nisman prestada la pistola Bersa de la que salió el disparo. La técnica utilizada para determinar la data de la muerte generó debates en la junta. Los peritos de la querella terminaron desechando la teoría que querían aplicar, basada en un cálculo de la acumulación de potasio en el humor vítreo. Admitieron que podía llegar a llevar el horario a 50 horas, algo inverosímil.
También por los parámetros de ese tiempo transcurrido, los peritos oficiales sostienen que aún no se había iniciado la descomposición del cuerpo. Los de la querella dicen que hay un inicio de “putrefacción”.
Cuando el informe habla de “lividez” se refiere al proceso por el cual un cadáver va adquiriendo en algunos sectores una coloración rojiza según la posición y los lugares donde se acumula sangre. Puede indicar si un cuerpo fue movido. La querella planteaba originalmente que pudo haber sido cambiado de posición, pero en su dictamen no es tan contundente. La mayoría de la junta sugiere que no cambió de posición.
Un punto coincidente entre mayoría y minoría es que después del disparo Nisman tuvo unos minutos de sobrevida. El corazón seguía bombeando aunque estaba inconsciente. Eso explica la presencia de gran cantidad de sangre en el lugar.
A la discusión sobre la existencia o no de espasmo cadavérico, que no aparece como una certeza, se le restó protagonismo y valor probatorio.
Para la mayoría, no se puede establecer con exactitud la dirección del disparo ni dónde quedó alojado el proyectil y considera que tampoco es determinante. La querella dice que la trayectoria fue de atrás hacia delante.
Quedan ratificados los estudios toxicológicos que mostraban el consumo de bajas dosis de Alplax y Rivotril y una medida pequeña de alcohol en el estómago.
Por último, el dictamen de la junta avanza en un punto que terminará de estudiar el equipo de criminalistas: por dónde sangró Nisman. Los forenses dicen que sangró por la boca, la nariz y apenas por el oído. Se sabe que había sangre en la mesada del lavatorio y en el suelo. Los peritos criminalistas se reúnen el martes a las 9 de la mañana.
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