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Artemio Julio Ramos es un suboficial de la Prefectura y estaba asignado a una custodia que cumplía turnos de ocho horas en la parte de afuera del Edificio Le Parc, donde vivía Alberto Nisman. La noche del 18 de enero terminó a cargo de cuidar la puerta del baño del departamento donde el fiscal apareció tendido en un charco de sangre. Estuvo ahí parado, dijo ayer al declarar por primera vez ante la fiscal Viviana Fein, desde que se retiraron el médico de Swiss Medical y la enfermera que lo acompañaba, poco después de las once de la noche, hasta cerca de las dos de la mañana. Durante todo ese tiempo, afirmó contra las teorías que sugieren que el cuerpo fue movido en ese lapso, la puerta del baño permaneció “cerrada”. En su declaración, Ramos también aludió a que cree haber visto a un agente de inteligencia de su misma fuerza en los días posteriores a que Nisman presentó su denuncia contra la Presidenta por supuesto encubrimiento en la causa AMIA.

La declaración del suboficial duró más de seis horas y se hizo en presencia de los abogados de las dos querellas (la de la madre de Nisman, Sara Garfunkel, y la de Sandra Arroyo Salgado) y de la defensa de Diego Lagomarsino. Todos se mostraron interesados en dos aspectos de su relato: lo que vio adentro del departamento del fiscal fallecido y la actividad de la Prefectura dentro y fuera del edificio, un punto sobre el cual los abogados de la ex esposa de Nisman han insistido en sembrar dudas y sospechas en las últimas semanas al hablar públicamente. Uno de los abogados de Arroyo –Manuel Romero Victorica– intentó denunciar a Ramos por supuesto falso testimonio, aunque no tuvo eco en la fiscalía, ni tampoco lo acompañó el abogado de la madre de Nisman, Pablo Lanusse.

Ramos estaba asignado como parte de la consigna rotativa que la Prefectura tenía afuera del edificio. El dice que no sabe por qué lo mandaban ahí, aunque –como informó ya Página/12– la custodia de esa fuerza había sido ordenada por el juez Luis Rodríguez a raíz de un pedido del propio Nisman, quien había denunciado amenazas recibidas por mail en febrero de 2013. Ramos cumplía funciones en la puerta de Le Parc desde diciembre último y conocía desde años antes a algunos de los diez custodios de Nisman de la Policía Federal, ya que en 2011 lo habían mandado a cuidar el edificio de la UFI AMIA. Conocía, entre ellos, a Luis Miño, quien en la noche del 18 de enero lo fue a buscar después de que la madre de Nisman entró al departamento. “Llamá un móvil”, lo apuró. Pero Ramos le pedía explicaciones, y la respuesta fue que el fiscal “estaba tirado en el baño”, y que ya habían pedido una ambulancia. Ramos terminó convocado a subir al departamento de Nisman cuando llegaron el médico y la enfermera de Swiss Medical. Su jefe, el prefecto Adolfo Aranda, primero le indicó que espere afuera y una vez que se retiró el personal de la ambulancia –siempre según su relato– le dijo que vigilara la puerta del baño.

Mientras el médico José Raúl Carrera Mendoza y su asistente Jésica López Román intentaban ingresar al baño, Ramos dijo que estaba afuera y no vio nada. Como informó este diario, ambos declararon días atrás que la puerta estaba casi cerrada y que no podían abrir porque el cuerpo la trababa. Apenas se pudieron asomar y por lo que vieron pensaron que se trataba “de un suicidio”. La querella de Arroyo Salgado, que sostiene que a Nisman lo mataron, informó que cuando a la enfermera y al médico les mostraron en la fiscalía las fotos de cómo fue hallado después del cuerpo de Nisman, dijeron que había sido movido. Sin embargo, no fue eso lo que dijeron. López Román no podía precisar si estaba en otra posición. Carrea Mendoza dijo: “Me parece que en la fotografía está un poco desplazado hacia la izquierda, pero me confunde” y aludió a una diferencia de posición en los brazos.

El agente Ramos estuvo parado en la puerta del baño hasta que llegó la Policía Federal (cerca de las dos de la mañana) a tomar primero imágenes de la escena tal cual estaba y luego a levantar los rastros, y declaró que nadie abrió la puerta en ese lapso. En el tiempo que estuvo allí parado, desfilaron el juez Manuel de Campos después de las doce de la noche, el secretario de seguridad Sergio Berni ya a las 00.45 y la fiscal Fein a la 1.20 de la madrugada. Los abogados de las querellas preguntaron y repreguntaron sobre Berni, Ramos tartamudeó, pero dijo que Berni se había mantenido lejos de la puerta del baño. En la causa, además, Sara Garfunkel declaró que ella permaneció sentada todo ese rato sobre la cama y la amiga que la acompañaba se reconoció más inquieta, recorriendo el departamento.

En los intentos que ha hecho la querella hasta ahora por instalar la idea de que el cuerpo fue movido fue oscilante: primero, bajo la idea de la presencia de un homicida, sugirió que éste habría sido quien acomodó el cuerpo mucho antes de que cualquiera llegara al departamento. Luego introdujo la posibilidad de que hubiera sido movido después de que fue el médico.

En el mismo sentido, los abogados de Arroyo Salgado y sus hijas introdujeron que Nisman tenía una “custodia paralela” de Prefectura que lo espiaba y de la que no tenía conocimiento. Después se supo que dentro de Le Parc había adicionales de Prefectura que contrataba el consorcio; la consigna de afuera estaba ordenada por Rodríguez, según documentos secuestrados en la sede de esa fuerza. Hasta ahora no se ha constatado la presencia de inteligencia de la Prefectura, algo que tampoco es imposible en esa zona. ¿Qué dijo Ramos al respecto? Que el jueves 15 de enero –un día después de la denuncia de Nisman– había “rumores” en la fuerza de que había prefectos de civil merodeando. Cuando se acercó a la garita, dentro de la torre, para ir al baño, su colega que estaba allí le señaló a un hombre de civil con handy dentro del complejo y le dijo que era un prefecto de inteligencia. Ramos dijo que lo volvió a ver el allí el sábado 17 de enero a la noche. Lo describió como alguien de 1,70 metro de altura, pero no dio más datos ni certezas porque no tenía.