Lunes, 26 de octubre de 2015 | Hoy
EL PAíS › MARíA EUGENIA VIDAL FUE LA SORPRESA DE LA ELECCIóN BONAERENSE
Elegida por Macri como segunda opción tras la negativa de Gabriela Michetti, Vidal superó al jefe de Gabinete y se convirtió en una pieza clave de los comicios de ayer. Gobernará con minoría en ambas cámaras y con la mayoría de los intendentes en contra.
Por Werner Pertot
El macrismo logró lo imposible: ganar la provincia de Buenos Aires. Un distrito que siempre le fue reacio y en el que hace dos años no tenía ni siquiera un candidato a gobernador. Finalmente, fue conquistado por la candidata que ungió Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, quien derrotó al postulante del oficialismo y jefe de Gabinete nacional Aníbal Fernández, que tenía detrás suyo todo el apoyo del PJ bonaerense y los intendentes del conurbano. El hecho tiene pocos antecedentes desde el regreso a la democracia, cuando un solo gobernador bonaerense no fue del signo peronista: el radical Alejandro “Titán” Armendariz, que acompañó la presidencia de Raúl Alfonsín. “Los millones de votos que nos encontramos esta noche dicen: se puede, se puede, se puede”, dijo Vidal en su discurso de la victoria.
Vidal, en una fórmula con el radical Daniel Salvador, fue en las PASO la candidata más votada, con el 30 por ciento. Pero esta vez superó al propio Macri en la provincia de Buenos Aires y obtuvo el 39 por ciento de los votos sobre Fernández, que quedó atrás por cinco puntos. Se trata de un distrito que siempre le había sido esquivo al PRO: en 2007 y en 2009 fueron con Francisco De Narváez, es decir, sin un candidato propio. En 2011, Jorge Macri abandonó la candidatura a gobernador para postularse –y ganar– en Vicente López. Lo de ayer no tiene precedentes.
Hace escasos meses, nadie en el PRO soñaba con esta victoria. Vidal fue, de hecho, la segunda opción de Macri, luego de que Gabriela Michetti se negara a abandonar su carrera política en la Ciudad de Buenos Aires para pasarse a la provincia de Buenos Aires. Vidal hizo, obediente, lo que Michetti no. Y caminó la provincia sin pruritos. Las inundaciones que golpearon el territorio bonaerense justo antes de las PASO le sirvieron para mostrarse con botas y caminando sobre el barro. Ahora deberá volver a ponerse las botas, pero para gobernar una provincia que no se le presenta fácil: tiene la mayoría de los intendentes de otro signo político y minorías en el Senado, donde hasta ayer contaba sólo con 5 bancas de 46. Con el resultado Cambiemos estaba obteniendo 21 bancas. Un escenario similar ocurre en la Cámara de Diputados provinciales: hasta ayer, tenían 10 bancas de 92, sumando radicales y macristas; con el resultado de ayer obtenían 12. A diferencia de Aníbal Fernández, Vidal no anunció a los miembros de su gabinete durante la campaña. La gobernabilidad no será fácil para esta dirigente, nacida en una familia de clase media en el barrio porteño de Flores.
Vidal estudió en un colegio católico sólo para mujeres y luego Ciencias Políticas en la UCA, de donde provienen muchos de los cuadros del PRO. En esa universidad conoció a su marido y padre de sus tres hijos, el concejal de Morón Ramiro Tagliaferro. Hace 10 años, se fueron a vivir juntos a Castelar, lo que le permitió postularse para gobernadora. Vidal inició su carrera política en la Fundación Creer y Crecer y el Grupo Sophia de Horacio Rodríguez Larreta. Sus primeras tareas estuvieron destinadas a lo social. Lo acompañó a Larreta en la Anses, en el PAMI, en el Ministerio de Desarrollo Social durante los gobiernos de Fernando de la Rúa, Carlos Menem y Eduardo Duhalde. En 2003, llegó a ser legisladora porteña y luego fue ministra de Desarrollo Social entre 2008 y 2011. Macri la eligió como su compañera de fórmula y fue electa vicejefa, cargo que ocupa hasta diciembre de este año. A partir de allí, se sentará en el sillón de Dardo Rocha.
Ayer salió exultante a anunciar su victoria pasada a la medianoche, cuando se comenzaron a conocer los primeros datos oficiales. “Ahora sí: ¡ganamos en toda la provincia!”, sonrió. “Y ya lo ve, y ya lo ve, es para Aníbal que lo mira por tevé”, coreó la tribuna PRO en dirección a su adversario derrotado. “Si todavía no nos votaste, te pido que nos acompañes. En la Argentina demostramos que queremos el cambio”, afirmó antes de fundirse en un abrazo con Macri.
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