La electa gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, se reunió ayer en el Comité Nacional de la UCR con los 41 intendentes radicales electos en territorio provincial en la lista de Cambiemos, a quienes arengó a poner “todo el esfuerzo necesario” para el triunfo de Mauricio Macri en el ballottage del 22 de noviembre. En el encuentro Vidal reiteró en más de una oportunidad la muletilla macrista de “gobernar en equipo” como método de seducción hacia los radicales, molestos porque la actual vicejefa de gobierno porteño no los incluyó entre los elegidos para su futuro gabinete y ciñó –por orden de Macri– cualquier negociación con la UCR a su presidente Ernesto Sanz, quien organizó la recepción a Vidal, y a su compañero de fórmula Daniel Salvador, marginando a la conducción provincial del radicalismo.

Cerca de Vidal guardan en el más estricto hermetismo la conformación de un equipo de “25 personas” para hacerse cargo de la provincia, que el día de la asunción requerirá de al menos 250 funcionarios y que en el primer mes deberá sumar unos 4 mil para ocupar todos los cargos de las primeras líneas de la administración provincial. Dentro del radicalismo sacan chapa de su poderío y extensión territorial en la alianza electoral que consagró a Vidal, y esperan estar incluidos dentro de cada una de estas etapas.

“Nos espera una enorme tarea, de mucha responsabilidad con los vecinos de la provincia que se animaron y vieron que se podía vencer la resignación y que le pusieron un voto a la esperanza”, arrancó Vidal frente al auditorio radical que conformaban los actuales y futuros jefes comunales bonaerenses y otras autoridades partidarias, a los que convocó a trabajar sin “internismos” para la provincia y llamó a militar con “compromiso” para la victoria de Macri sobre Scioli en el ballottage.

Vidal juzgó “clave” la llegada de Macri a la Casa Rosada porque “la Argentina no saldrá adelante sin la provincia de Buenos Aires de pie, pero la provincia tampoco saldrá adelante sin una Argentina de pie”.

Sanz remarcó que la victoria de Cambiemos en territorio bonaerense significa una “bisagra entre la Argentina que queremos dejar atrás y la Argentina del desarrollo y el progreso”. A su turno, Ricardo Alfonsín –que se opuso al pacto con el PRO y hasta ahora se había mantenido en silencio– felicitó a Vidal y a Salvador por la “extraordinaria elección” provincial y llamó a la UCR bonaerense a poner “todo el esfuerzo necesario” para que se “produzca el triunfo de Cambiemos, también a nivel nacional”. “Nos queda gobernar y muy bien; no podemos fracasar porque un fracaso sería un golpe para la democracia”, advirtió Salvador y valoró la “unidad” del espacio común antes de asegurar que Cambiemos administrará con un “criterio de unidad, de coherencia, desde la uniformidad del mensaje y la tarea diaria”. Mensajes hacia adentro y hacia sus propios socios.

En paralelo, los más estrechos colaboradores de Vidal, el legislador Federico Salvai y el gerente general del Banco Ciudad y señalado como futuro ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza, fueron hasta la sede porteña del Bapro para coordinar la transición provincial con el actual jefe de Gabinete de la gestión sciolista, Alberto Pérez, y su ministra de Economía, Silvina Batakis. En declaraciones periodísticas, Salvai explicó que el encuentro “fue cordial, con buena predisposición” y señaló que “para operativizar la transición”, el viernes volverá a reunirse con Pérez y el secretario general, Martín Ferré, mientras que “por separado, Lacunza seguirá tratando los temas económicos con Batakis”.