Miércoles, 30 de diciembre de 2015 | Hoy
EL PAíS › EL JUEZ CASANELLO SOBRESEYó AL PRESIDENTE EN LA CAUSA EN LA QUE ESTABA PROCESADO POR ESCUCHAS ILEGALES
En un fallo de 32 páginas, Casanello consideró que no hay pruebas directas que involucren a Macri con el aparato de espionaje legal montado desde la administración porteña. En cambio, dio a entender que podría haber tenido responsabilidad política.
Por Raúl Kollmann
Con la ayuda de un testimonio nada imparcial del ex ministro macrista Guillermo Montenegro, una declaración tampoco neutra del ex jefe de la Federal, Adrián Pelachi –vinculado a la seguridad del grupo Macri–, y la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de no colaborar con el expediente, el presidente Mauricio Macri recibió ayer el beneficio del sobreseimiento en la causa en la que estaba procesado por el armado de un aparato de espionaje ilegal. “No hay prueba directa”, señaló como eje el juez Sebastián Casanello en su fallo de 32 páginas. Montenegro testimonió que Macri no tuvo protagonismo en la elección del ex jefe de la Metropolitana, Jorge “Fino” Palacios, y por lo tanto no se le pueden adjudicar responsabilidades en el aparato que armó Palacios en esa época. Pelachi sostuvo que quien pretendía espiar a Daniel Leonardo, cuñado del Presidente, no era Mauricio sino Franco Macri, su padre. Y Estados Unidos no colaboró en aportar elementos sobre la empresa Ackerman que fue la que, según parece, encargó las escuchas. Pese a todo, Casanello deja entrever que Macri no tuvo responsabilidad penal, pero sí política, porque el armado de espionaje se montó en la órbita del “aparato burocrático” de la administración porteña. También ayer la Cámara de Casación dejó firme el sobreseimiento de Macri en la causa de la UCEP (ver recuadro).
El fallo de Casanello era esperable. Tanto porque estaba cantado que lo firmaría antes de la feria judicial como por el contenido y la conclusión en un sobreseimiento. Un año atrás, el magistrado había excluido a Macri de la elevación a juicio, dando a entender que no existían evidencias directas de su participación. Por ejemplo, no hay llamadas entre Macri y el espía que fue el eje de la operación, Ciro James. En su momento, las acusaciones contra Macri se basaban en los siguientes elementos:
- Que en la estructura de la Ciudad se armó un aparato de espionaje ilegal.
- Que la maniobra consistía en que se involucraba a los espiados en un homicidio, mediante causas falsas que se armaban en Misiones. De allí partía la orden a la SIDE de intervenir los teléfonos. El espía Ciro James retiraba personalmente las escuchas de la SIDE.
- Ciro James estaba estrechamente vinculado al Fino Palacios, el policía preferido de Macri, a quien nombró jefe de seguridad de Boca Juniors cuando tomó la presidencia del club. Palacios dijo que conocía poco a James, que solo era un aspirante a entrar a la Metropolitana, pero se descubrieron 150 llamadas entre ellos. La hipótesis es que las actividades de Palacios no podían ser desconocidas por Macri.
- Ciro James tenía un contrato en el Ministerio de Educación porteño, en ese momento a cargo de Mariano Narodowski. Sin embargo, no iba a trabajar, no hay registros de su labor. Para colmo, el gobierno porteño negó inicialmente que ese contrato existiera. Finalmente, se descubrió el vínculo y que se le pagaba la más alta cifra permitida por la normativa. Además, aparecieron llamadas entre James y Narodowski. Todo indica que por indicación de alguien que estaba por encima suyo, el ministro le hizo el contrato a James y así se financió el espionaje.
- Uno de los espiados era Leonardo, una especie de parapsicólogo, cuñado de Macri, casado con la fallecida Sandra Macri. La familia protagonizaba una furiosa pelea con Leonardo y supuestamente lo espiaban para después mostrarle las escuchas a Sandra e impulsarla a un divorcio. La pelea fue tan violenta que, según Leonardo, cuando Sandra murió le intentaron impedir el acceso al velatorio. El parapsicólogo señala a Mauricio como el que siempre dio todas las órdenes.
- El otro espiado relacionado con Macri era Sergio Burstein, familiar de una víctima del atentado contra la AMIA, que era un duro crítico del jefe de Gobierno, sobre todo porque designó a Palacios en la Metropolitana. El Fino estaba acusado de participar en el desvío de la investigación del atentado contra la mutual judía.
Los dos querellantes, Burstein y Leonardo lo sintetizaron así: que hubo un aparato de espionaje montado bajo la órbita del policía de confianza de Macri, pagado con dinero del Ministerio de Educación porteño y que espiaba a un familiar directo y a un férreo cuestionador del entonces jefe de gobierno.
Casanello desestimó esa mirada y consideró que se trata de suposiciones. Respaldó la postura de los abogados del Presidente, Alejandro Pérez Chada y Ricardo Rosental, y también del fiscal Jorge Di Lello. Para dictar el sobreseimiento se basó en los siguientes argumentos:
- Que el ex ministro Montenegro testimonió que Macri no tuvo un papel protagónico en la designación de Palacios al frente de la Metropolitana y que tampoco sabía de la existencia de Ciro James.
- Que no hay llamadas entre Macri y James.
- Que Macri no conocía que James estuviera contratado en el Ministerio de Educación porteño.
- Que Adrián Pelachi, vinculado a la seguridad del grupo Macri, testimonió que el padre de Mauricio, Franco, era quien estaba preocupado por la seguridad de Sandra. Por lo tanto que fue Franco y no Mauricio quien habló con la empresa norteamericana Ackerman.
- La defensa del Presidente presentó una declaración jurada de Emanuel Ackerman, uno de los dueños de la empresa de seguridad, diciendo que no fueron contratados ni recibieron ningún pago de Mauricio.
- ¿Por qué no fue entonces acusado de espionaje ilegal Franco Macri? El argumento es que no podía saber que se estaban utilizando métodos ilegales.
- Cuando el juez le pidió a Estados Unidos datos sobre Ackerman –una empresa norteamericana– y las escuchas ilegales, el Departamento de Justicia de ese país devolvió el exhorto argumentando que tenía fallas. Sin embargo, en paralelo se le hizo saber al magistrado que no aportarían nada.
- Para el magistrado es importante que las víctimas del espionaje eran muy variadas, abogados, esposas infieles, conflictos empresarios. Por lo tanto, dice, no es un aparato específicamente montado para espiar a Burstein o Leonardo y que se le pueda atribuir al ahora Presidente.
- Casanello deja entrever que a Leonardo lo mandó a espiar Franco Macri y a Burstein lo espiaba Palacios por su propio interés de saber qué pasaba en el causa AMIA. Palacios terminó procesado en el expediente del atentado.
Con este panorama, Casanello señaló la inexistencia de responsabilidad penal por parte de Macri. “No hay prueba directa”, resume el magistrado. Aunque no lo dice explícitamente, Casanello deja tácito que sí existe responsabilidad política, porque en el aparato burocrático del gobierno porteño se armó una asociación ilícita que espiaba. Es decir hay una responsabilidad por organigrama, no directa. Y el juez reitera que la justicia está para tratar las responsabilidades penales, no las políticas. El expediente no queda ahora cerrado ya que Burstein y Leonardo van a apelar. Al mismo tiempo, James, Palacios, Narodowski y los otros protagonistas del espionaje ilegal estarán sentados en el banquillo de los acusados en un juicio oral. Aunque parezca una humorada, la fecha del juicio ya está fijada: empieza el 5 de septiembre de 2017.
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