EL PAíS › CANICOBA LE TOMARA HOY INDAGATORIA AL EX HOMBRE FUERTE DEL SENADO
Genoud es el más señalado por Pontaquarto
Fue un hombre clave del Senado en tiempos de Carlos Menem y sobre todo de Fernando de la Rúa, cuando por la renuncia de Alvarez hasta quedó segundo en la línea de sucesión presidencial. Ultimo padrino de Pontaquarto, éste lo señaló como un engranaje insustituible en la aprobación de la reforma laboral y la coima del Ejecutivo a los senadores.
Por Eduardo Tagliaferro
De todos los mencionados por Mario Pontaquarto cuando éste confesó su participación en el caso de las coimas que se habrían pagado en el Senado en el año 2000, el más citado es el radical mendocino José Genoud, que había convertido al actual arrepentido en secretario parlamentario. ¿Cómo hará para desvincularse de las afirmaciones de Pontaquarto? Ese es el principal interrogante que en diálogo con este diario se formulaba un funcionario judicial. Hoy el dilema podrá comenzar a resolverse cuando Genoud enfrente al juez Rodolfo Canicoba Corral.
Gracias al mendocino, Pontaquarto se había convertido en el mejor puente de comunicación con el titular de la bancada justicialista, el entrerriano Augusto Alasino. “Cuando yo le entregué (a Genoud) los 700 mil pesos, él me manifestó que la mitad era para (Alberto) Flamarique”, sostuvo el arrepentido en su primera declaración judicial. Antes de esta mención, había dicho: “Yo dependía directamente de Genoud, que era el presidente provisional del Senado, no podía negarme”. Por si faltaran datos agregó: “Genoud me dijo que el bloque justicialista, el presidente de la Nación (Fernando de la Rúa) y él tenían el consentimiento para que yo haga esta operación”.
Genoud es mendocino. Tiene 56 años y desde el estallido del 2001 alterna su tiempo entre su bufete de abogado y una explotación agrícola en San Luis.
Los responsables de la investigación judicial dijeron a Página/12 que al momento de probar el cohecho “es fundamental acreditar el pacto, el acuerdo de voluntades que dio lugar al hecho delictivo que a su vez facilitó la sanción de la ley”.
Los dichos de Pontaquarto ponen al ex senador radical en un lugar clave. “Los que negociaban eran ellos (Genoud y Alasino). Genoud me manifestaba mucho miedo por lo que pudiera hacer el justicialismo. El decía que eran promiscuos, que se movían impunemente”, dijo el arrepentido.
En la primera defensa pública que intentó el mendocino no le fue muy bien. “Yo no creo que haya habido sobornos... Sí algunos favores personales. Hubo una serie de actitudes del gobierno (de Fernando de la Rúa), de (el ex vice Carlos “Chacho”) Alvarez, nuestras (por los senadores de la Alianza)”, indicó en el programa Día D. Cuando le pidieron más precisiones sobre esos “favores”, dijo que “hubo ATN (Aportes del Tesoro Nacional) pedidos por algunos senadores para sus municipios, desembolsos para provincias concretas, nombramientos en cargos, embajadas y contratos...”. En esa aparición también dijo que las declaraciones de su ex mano derecha fueron “nauseabundas”.
Claro que desde aquella aparición televisiva a hoy corrió bastante agua. “La estrategia de Genoud será la misma que la de los demás involucrados, negar que todo esto pasó. Creo que me va a descalificar mucho en lo personal. También criticará a (Carlos) Alvarez y el manejo que hizo de este tema. Pero le aseguro que no le va a alcanzar”, dijo el sábado Pontaquarto por Radio Ciudad.
–¿Usted está dispuesto a carearse con Genoud?
–Sí, claro que estoy dispuesto a un careo. Atacarme en lo personal se va a convertir en un boomerang para ellos. El me pidió que fuera secretario de la cámara. Estuve seis años al lado suyo. ¿Es que no se daba cuenta en ese momento de los defectos que yo tenía?
“Yo no recibí un solo peso”, respondió Genoud cuando se lo consultó por el hecho de las coimas. Lo cierto es que si el dinero salió de la SIDE, tal como declaró Pontaquarto y como los fiscales habían afirmado en la mayoría de sus presentaciones en la causa, debió existir un nexo con la negociación política. Y las aceitadas relaciones que el mendocino había construido con la oposición justicialista representada por Alasino lo ubicaban en un lugar estratégico. La de Genoud será la primera declaración indagatoria en el expediente. Hasta el momento el ex senador se limitó a realizar una declaración espontánea, trámite que la mayoría de los inculpados concretó días antes de que el ex juez Carlos Liporaci dictara la falta de mérito en favor de once senadores involucrados en el caso. En esa misma decisión, Liporaci había determinado la realización de algunos careos y también había llamado a declaración indagatoria al ex titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, y a Flamarique. El juez Gabriel Cavallo, sucesor de Liporaci en la investigación, dejó sin efecto la citación el 17 de agosto del 2001. Genoud llegó al Senado en 1986. Lo hizo dejando el cargo de vicegobernador de Mendoza. Desde esa fecha y por 15 años ininterrumpidos fue senador nacional. Cuando la Alianza ganó el gobierno, ocupó la Presidencia Provisional del Senado. Abandonó el puesto a desgano el 8 de octubre de 2000. Tres días antes, en una cena partidaria, Raúl Alfonsín le había pedido la renuncia. Aquel 8 de octubre, cuando Genoud llamó al portero eléctrico del edificio donde vive el ex presidente, éste le respondió: “Subí que nos vamos a Olivos”. Era domingo y la ciudad estaba desierta. En la residencia presidencial, Genoud dijo frente a De la Rúa: “Pongo mi dimisión a disposición del partido”. En ese momento Alfonsín clavó sus ojos en los de De la Rúa. “Yo soy el presidente del partido, pero vos sos el Presidente de la República. Así que hacé o decí algo, porque esta situación no puede durar ni un minuto más. Este (en referencia a Genoud) tiene que renunciar ahora”, arremetió Alfonsín. Era la caída del mendocino.
De ser el segundo hombre en la línea sucesoria, por la renuncia previa de Alvarez, Genoud pasó a ser uno más de los senadores del radicalismo. Y continuó ocupando el segundo plano hasta el 10 de diciembre del 2001, cuando finalizó su mandato. Hoy recupera el protagonismo público, pero como partícipe de uno de los más graves escándalos de la vida institucional desde el retorno democrático en 1983.