EL PAíS › LA ARGENTINA ABRIO UN CANAL PARA SABER MAS SOBRE CARLOS MENEM
Una ayuda con gusto a Ginebra
La Justicia argentina y la Oficina Anticorrupción creen que por primera vez encontraron receptividad en Suiza para investigar a Menem. Tienen una ayuda: el resto de los europeos presiona a Suiza.
Por Eduardo Febbro
La delegación judicial argentina que viajó a Suiza para entrevistarse con la cúpula judicial de este país para desbloquear las notificaciones sobre las cuentas bancarias atribuidas al ex presidente Carlos Menem y el intrincado caso del testigo C, el arrepentido iraní Abolghasem Mesbahi, concluyó con manifiesta satisfacción las entrevistas que mantuvo ayer con la juez de Ginebra, Christine Junod, la encargada de responder a los exhortos argentinos.
Norberto Oyarbide, el juez que tiene a su cargo las investigaciones sobre Menem y varios de sus colaboradores implicados en delitos de corrupción, agradeció a la jueza Junod. “Ella siguió con mucho cuidado nuestra presentación”, dijo Oyarbide. “Estoy feliz y brindo por el entendimiento entre los dos países.” Sin embargo, tanto Oyarbide como otros miembros de la delegación argentina admitieron que aún debían intervenir una serie de “ajustes” que daría lugar a que se remitan “complementos” en los exhortos dirigidos a Suiza.
Eamon Mullen, el fiscal que investiga el atentado contra la AMIA, reconoció que sus interlocutores le demostraron “una actitud positiva con vistas a la colaboración”. Mullen insistió en que los suizos “van a colaborar” porque los vio con “buena predisposición”.
El resultado de las entrevistas –en grupo y bilaterales– parece dibujar un horizonte menos trabajoso. Según recalcó Mullen, “el objetivo del encuentro no era obtener ahora información sobre las cuentas” sino “ordenar la colaboración” y “limar las diferencias legales y semánticas”.
La delegación judicial argentina dio a entender que los resultados dependen de las investigaciones que realiza Suiza, las cuales condicionan la respuesta del país helvético. En este contexto, Daniel Morin, el responsable de la Oficina Anticorrupción de la Argentina, también señaló que se había “abierto un canal de comunicación”. A su vez, Oyarbide aclaró que su planteo destinado a que Christine Junod “acepte” las comisiones rogatorias que involucran a Carlos Menem en el delito de corrupción aceptado por el Código Penal Suizo fue bien recibido. Pese a las polémicas que rodearon en el pasado la actitud de la jueza Junod, tanto Mullen como Morin dijeron que la magistrada suiza conocía “perfectamente los legajos”.
ZEn lo que atañe la cooperación judicial con el aspecto más controvertido y oscuro de los litigios que llevan la firma del ex presidente, es decir, las alegaciones del testigo C, Eamon Mullen despejó algunas dudas. Hasta el momento, la jueza ginebrina se limitó a enviar a la policía suiza a interrogar al testigo C en Alemania pero nunca lo hizo venir a Suiza para que certificara “en cuerpo presente” sus revelaciones más explosivas: el arrepentido iraní acusa a Menem de haber cobrado 10 millones de dólares abonados por Teherán a través de una cuenta bancaria de un banco de Ginebra con la que también se financiaban las actividades de los grupos terroristas iraníes que en los anos 80 y 90 cometían actos terroristas en Europa.
Según Abolghasem Mesbahi, esos 10 millones de dólares sirvieron para que Carlos Menem “limpiara” las huellas que implicaban a Irán con el atentado de la AMIA. El ex agente de los servicios secretos iraníes también alegó que el mencionado banco se encontraba en el centro de Ginebra, llevaba el nombre de “Luxemburgo” y estaba situado a 200 metros del Hotel du Rhóne. Las investigaciones llevadas a cabo posteriormente permitieron situar el banco, el Degroof-Luxemburgo, cuyas oficinas eran aledañas al Hotel du Rhóne mencionado por el arrepentido iraní. Sin embargo, a pesar de que Abolghasem Mesbahi ya fue interrogado en Suiza en los años ‘90 y de que sus “informaciones” permitieron resolver varios casos, la jueza Junod no lo hizo venir a Suiza.
Eamon Mullen aportó un dato importante. El fiscal del sumario de la AMIA aseguró que la jueza ginebrina “no es reticente a que Mesbahi venga a Suiza, tanto más cuanto que si no lo hizo aún fue por razones que competen al testigo y no a ella”. Con todo, Mullen puso de relieve el hecho de que “la duda” sobre las informaciones del testigo C persiste “en la medida en que no se corrobore lo que dijo”.
Hasta ahora, la cooperación internacional solicitada por Argentina a partir del 2001 no obtuvo una respuesta adecuada, aunque al menos la Confederación Helvética no la rechazó y remitió los pedidos a Christine Junod para que ella responda.
Los dos exhortos están relacionados con la notificación de las dos cuentas cuya existencia fue comunicada por los bancos suizos a la justicia local y, desde luego, la convocación a Ginebra del testigo C. Los jueces y los fiscales argentinos señalaron en Ginebra que la colaboración nunca había estado “cerrada” pero que se hacía necesaria una aclaración porque “teníamos problemas ocasionados por los sistemas legales diferentes y los delitos tipificados de distinta manera”.
Los reclamos de la Argentina a propósito de las cuentas de Menem, una con 600 mil dólares abierta con Zulema Menem, la otra con 6 millones de dólares a nombre de unos de sus secretarios, Ramón Hernandez, más las demandas acarreadas por las afirmaciones del testigo C, chocan con una polémica local que supera en mucho el caso argentino.
Por un lado, existe una pugna interna en Suiza entre sectores de la justicia. Unos están a favor de que los exhortos se respondan de manera más rápida y transparente. Otros están en contra. En este contexto, en los últimos dos años las autoridades “desplazaron” de Ginebra a casi todos los fiscales y jueces catalogados de “progresistas”, es decir, favorables a una transparencia más abierta. Por el otro, a causa de las zonas oscuras que Suiza sigue manteniendo, la Confederación Helvética está bajo la presión de la Unión Europea. Los responsables del viejo continente critican abiertamente a Suiza por la actitud que continúa adoptando al respecto y le exigen que cambie rápidamente de óptica. Es precisamente en el medio de este medio ambiente polémico que llegaron los exhortos cursados por Buenos Aires.
El tercer escollo lo representa el testigo C. Las informaciones que suministró son de una extrema gravedad y muchos consideran en Ginebra que si aún no acudió a declarar, ello se debe concretamente a que el contenido de sus revelaciones puede comprometer más a los suizos. Entre las cosas que adelantó, Mesbahi dijo que los bancos suizos albergaron una cuenta con 200 millones de dólares que los agentes iraníes utilizaron para financiar unas 400 operaciones terroristas perpetradas en Europa por el VEVAK, los servicios secretos iraníes. El arrepentido es también la única persona que puede identificar a una mujer que había infiltrado a la policía de Ginebra y que, por consiguiente, suministraba la información a los servicios secretos iraníes.
Cuando Mesbahi acudió a Lausana para ser interrogado por un juez, el ex espía ofreció muchas informaciones sobre el asesinato en Suiza del opositor iraní Kazem Radjavi y, entre ellas, reveló la existencia de la mujer espía. La veracidad de la información fue verificada el ano pasado por un reportaje realizado por la televisión suiza, Mise au point, en el cual, gracias a documentos judiciales, se “constató” que la mujer espía no era una elucubración sino una realidad. En lo concreto, la prensa suiza se preguntó muchas veces si Christine Junod era la “persona adecuada” para ocuparse de un caso como el que concierne a la Argentina y al testigo C ya que su marido es uno de los jerarcas de la policía de Ginebra. Justamente, la institución infiltrada por la mujer espía.
Cabe señalar que el testigo C, actualmente protegido en Alemania, residió en Suiza y en Francia. En la declaración que efectuó en 1996 antela policía alemana, Mesbahi aseguró que había llegado a un acuerdo con la policía suiza: ésta lo dejaba “tranquilo para llevar a cabo mis actividades políticas en el país”. A cambio, dijo, “yo me comprometí a que no haya atentados terroristas en Suiza”. Lo curioso es que Christine Junod aún no cursó a la justicia argentina la copia del testimonio del arrepentido iraní donde esta acusa a Carlos Menem de haber cobrado los 10 millones de dólares.
Por encima de estas polémicas y presiones locales, queda un dato que la delegación argentina destacó repetidas veces: se han gestado canales de colaboración que tornan optimistas las probabilidades futuras.