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“En toda la historia política argentina ningún presidente tuvo el apoyo parlamentario que tengo yo”, dijo Eduardo Duhalde en el reportaje que dio el fin de semana. La optimista afirmación podría quedar en duda hoy mismo, en las reuniones que el Presidente mantendrá con los jefes de los principales bloques legislativos. Allí se enterará de lo mal que cayó en algunos legisladores que la Rosada decidiera vetar medidas sensibles del Presupuesto y que, para colmo, ahora los obliguen a aprobar cuanto antes las leyes que pide el FMI. No obstante, y valga la paradoja, si hay algo que juega a favor del mandatario es la gravedad de la crisis que obligará a los legisladores a mantener su queja dentro del carril de lo sensato, no vaya a ser cosa que los terminen acusando de hacer caer un gobierno.
En rigor, la única reunión confirmada era con los jefes legislativos radicales: el senador Carlos Maestro y el diputado Horacio Pernasetti. Hace algunos días, los radicales solicitaron un encuentro para manifestarle cara a cara lo que cada vez más se escucha en los pasillos del Congreso. Esto es, que ven al Gobierno desviarse del rumbo trazado cuando Duhalde asumió elegido por una Asamblea Legislativa y que ellos no son consultados cuando se deciden esos desvíos. La UCR asumió un rol de aliado menor de la gestión y hasta colocó a dos ministros. Ahora, un grupo de diputados –varios del interior y, extrañamente, los más identificados con el delarruismo– ya hablan de profundizar el rol opositor y buscar una mayor distancia para cuando llegue el momento de ir a los botes.
También se anunció, en paralelo, un encuentro similar con el senador José Luis Gioja y el diputado Humberto Roggero, los jefes de los bloques justicialistas. Pero, hasta ayer a la tarde, nadie del Gobierno se había comunicado con ellos, por lo que el encuentro podría posponerse. Los temas a tratar son varios y los enojos, cruzados. Algunos legisladores peronistas consideran que el rumbo tomado por la gestión duhaldista podría llevar al PJ a perder las chances electorales en el 2003. “Es que para hacer lo mismo que De la Rúa era mejor que no nos hubiéramos hecho cargo del Gobierno”, sostenía ayer una fuente del bloque de diputados del PJ.
Los legisladores peronistas están enojados porque la Rosada vetó –a sugerencia del FMI– los consensos conseguidos en el Parlamento en torno al Presupuesto para dejar el proyecto como lo había redactado Economía. “Nosotros seguimos apoyando siempre y cuando se siga una línea. Cualquier cosa no apoyamos”, insisten en el bloque justicialista. Sin embargo, las críticas siempre son en voz baja. Ayer, Gioja sostuvo que “en mayoría nuestro bloque está trabajando con el Gobierno. Hay temas y situaciones que se discuten con toda legitimidad, pero no veo ninguna animosidad”.
El Gobierno también tiene sus motivos de enojo en los recurrentes gestos de rebeldía que viene realizando el Senado. Comenzó con la media sanción a la eliminación del coeficiente CER, con el que Economía quiere que se indexen créditos y alquileres; luego vino la declaración para que Cancillería se abstenga de votar contra Cuba en la ONU y terminó con el proyecto para derogar la reforma laboral. “Para nosotros, Duhalde es un par, lo mejor sería que nos consultara un poco más. Queremos algo que parezca peronismo”, se sinceraban en el bloque de senadores del PJ.
Para evitar cortocircuitos, el Congreso no sesionó la semana pasada ni volverá a hacerlo hasta después de Semana Santa. Con todo, la gravedad de la crisis y el dólar por las nubes, podían forzar la aparición de un símbolo de paz: los legisladores peronistas quieren tratar cuanto antes el proyecto de unificación de los planes sociales que Duhalde quiere convertir en el caballito de batalla de su gestión.