EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ SE IMPONDRIA EN LAS ELECCIONES EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
CFK logra vencer al desvelo por la inseguridad
Un sondeo de la consultora Equis plantea diversos escenarios electorales. En todos ganaría la esposa del Presidente. Buena performance de Sabbatella y de Aníbal Fernández. La sensación de inseguridad es el principal problema. La imagen del gobierno provincial sigue en baja.
Por Sergio Moreno
En una provincia cuyos habitantes consideran abrumadoramente que el principal problema que los desvela es el de la inseguridad, sensación que induce a valorar mayoritariamente en forma negativa al gobierno local, las expectativas electorales se centran en alguien cuya carrera política fue realizada fuera de las fronteras del distrito. Son muchísimos más quienes se inclinan por la senadora por Santa Cruz, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), para que compita con los colores provinciales, sea en las elecciones para legisladores nacionales en 2005, sea como aspirante a la Gobernación en 2007. CFK rompe todas las marcas y en el escenario que fuere sale victoriosa. No ocurre lo mismo con Hilda González de Duhalde, quien sería vencida por CFK en caso de haber confrontación entre ambas (lo que implicaría un panorama de ruptura del peronismo criollo). El ministro del Interior, Aníbal Fernández, haría un buen papel, habida cuenta de que el lanzamiento de su candidatura aún no se ha concretado. Otro que sorprende por los altos índices que obtiene a pesar del escaso conocimiento que de él se tiene en el conurbano es el intendente de Morón, Martín Sabbatella, que en los escenarios planteados realiza una buena performance.
Los datos que se exponen arriba provienen de un sondeo realizado por la consultora Equis, que conduce el sociólogo Artemio López, realizada entre el 23 y el 28 de marzo de 2004 mediante entrevistas personales efectuadas a mayores de 18 años, residentes en los partidos del conurbano de la provincia de Buenos Aires. El tamaño de la muestra fue de 600 casos, estimándose un nivel máximo de error de entre +/- 4 puntos y un nivel de confianza del 95 por ciento.
Se debe tener en cuenta que la medición fue efectuada antes de la marcha del jueves pasado, cuando casi 150 mil personas pidieron justicia y seguridad a las puertas del Congreso Nacional, como directa consecuencia del asesinato del jovencísimo Axel Blumberg, tras ser secuestrado en la provincia de Buenos Aires.
Este territorio, precisamente el conurbano –donde fue efectuada la muestra del estudio mencionado– , es el epicentro nacional del delito violento, ahora especialmente de los secuestros. En otras áreas nacionales donde se concentra el explosivo cóctel de pobreza, miseria, marginalidad y delincuencia los episodios, si bien son peligrosos, no llegan al nivel de los que se producen en la región bonaerense. Nada como los secuestros extorsivos más resonantes de los últimos años se han generado en los arrabales de Rosario, Córdoba y Mendoza, grandes conglomerados donde las características socioeconómicas son similares a las del conurbano. La excepción del secuestro del joven Shaerer en Corrientes marca la regla. Y el detalle de diferenciación entre el conurbano y los otros grandes conglomerados urbanos mencionados es su custodia, la Policía Bonaerense, centro de todas las miradas, causante de una grandísima parte de los males que repudia la sociedad, tal como lo hizo en la marcha del 1° de abril pasado.
Felipe Solá ha comprobado esto en carne propia. Las medidas de excepción que tomó anteayer no son sino el preludio de un cambio radical que se debe efectuar en una fuerza de seguridad que mutó en bestia negra de la ciudadanía. Cambios que, vemos en el estudio de López, los consultados exigen en la dirigencia política que no ha hecho demasiado para reformar a fondo a la maldita Bonaerense.
“El error más grave lo cometimos cuando dejamos que (Carlos) Ru-
ckauf desarticule la reforma de (León) Arslanian. Ahí comenzó todo. Si hubiésemos dejado que Arslanian ejecutase su plan, hoy estaríamos infinitamente mejor”, confesó a Página/12 un importante ministro nacional, amplio conocedor del territorio bonaerense.
El flagelo de la violencia, atravesado por la inacción de la dirigencia política vernácula, lleva a los bonaerenses a cifrar sus esperanzas electorales en CFK, una platense que hizo su carrera política en la helada Patagonia. Es cierto, además, que la imagen tanto del gobierno nacional, cuanto del presidente Néstor Kirchner, connotan las preferencias de los bonaerenses a favor de la senadora.
Los datos
El trabajo de Artemio López indica que la inseguridad es el principal problema en la evaluación de los habitantes del conurbano: un impresionante 74,5 por ciento lo consideró así, mientras que el segundo es la educación y trepa al 29 por ciento, seguido de cerca por un 27 por ciento que siente que el problema central es la desocupación (ver cuadro).
En este marco, y con una población que posiciona en el tope de la lista de imagen positiva a funcionarios del gobierno nacional (empezando por el Presidente de la Nación, 85,6 por ciento; a CFK, 71,1 por ciento; a Roberto Lavagna, 56,7 por ciento; y a Daniel Scioli, 43,3 por ciento), la ponderación de los dirigentes nativos, especialmente del peronismo que ha gobernado el distrito desde 1987, viene cayendo pronunciadamente. “Chiche” Duhalde aparece recién bajo Scioli, con un 41,8 por ciento de imagen positiva, 12,5 por ciento de regular y 39,5 por ciento de negativa. Su marido, el ex presidente Eduardo Duhalde, atesora una imagen positiva de 32,8 por ciento, 12,5 por ciento regular y 49,5 por ciento positiva, mientras que el actual gobernador Felipe Solá obtiene una imagen positiva de 28 por ciento; 21,2 por ciento de regular y 41,7 por ciento de negativa (ver cuadro).
Dicho esto, CFK es una dirigente esperada casi con ansiedad. Los guarismos indican que una eventual postulación suya como candidata a gobernadora (para 2007) es bien recibida por el 60,5 por ciento de los bonaerenses, el 47,6 por ciento piensa que CFK debería ser la candidata y el 54 por ciento dice que la votaría en caso de que fuera aspirante a la sucesión de Solá por el PJ.
Artemio López confecciona cuatro escenarios electorales probables para la compulsa por las bancas de diputados nacionales en 2005. El primero es de confrontación entre CFK y “Chiche” Duhalde, lo que implicaría una ruptura en el PJ. Para que esto ocurra, CFK debería presentarse por afuera de la estructura tradicional del peronismo bonaerense. Si ello ocurriese, la senadora se impondría por casi 30 puntos de diferencia (49,5 por ciento para CFK; 20,9 por ciento para Chiche). El seguidor inmediato sería Ricardo López Murphy, con 13,9 por ciento. Sorprende, en este escenario, la performance de Martín Sabbatella, que con un bajísimo nivel de desconocimiento y compitiendo en una franja ideológica que incluye a una parte del electorado de CFK, alcanza el 3,9 por ciento de los votos.
En el segundo escenario planteado por Equis no compite CFK. Chiche Duhalde saldría victoriosa con un 39,1 por ciento, seguida por López Murphy con 26,9 por ciento. Si bien una parte del voto que hubiera obtenido CFK iría a Chiche, otra se derramaría en el voto blanco (10,6 por ciento) y otra más iría a Sabbatella, que crecería al 7,1 por ciento. En esta hipótesis –como en las otras tres, dos de las cuales expondremos a continuación–, el intendente de Morón obtiene más votos que el dirigente del ARI Carlos Raimundi. El dato no es menor cuando se consideran que ambos pertenecen al mismo espacio político, el centroizquierda.
En el tercer escenario, López no midió a Chiche Duhalde. Este esquema presupone que el PJ cierra filas tras CFK y la mujer de Duhalde baja su candidatura. CFK obtendría el 62,5 por ciento de los votos, López Murphy el 17,4 por ciento, el voto en blanco 7,7 por ciento y Sabbatella un 4,3; seguido por Raimundi, con un 3 por ciento. Este sería el escenario en el que el peronismo, unificado tras la candidatura de la senadora patagónica, obtendría mejores resultados.
La última hipótesis que propuso Equis a los consultados fue que ni CFK ni Chiche compiten por la diputación. En su lugar y con los colores del PJ lo haría el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Los guarismos arrojan un empate técnico: Fernández sacaría el 27,7 por ciento y López Murphy el 27,4 por ciento. El voto en blanco ascendería al 10 por ciento y Sabbatella al 7,6 por ciento, mientras que Raimundi se mantendría en un 4 por ciento (ver cuadros con los cuatro escenarios).
Otro detalle a destacar: a pesar de la preocupación por la inseguridad, los candidatos de la mano dura, el gatillo fácil y los 220 voltios no crecen, prácticamente no figuran en la ponderación de los habitantes del conurbano. Para ello, véase en los cuadros adjuntos la magra performance de Luis Patti y de Aldo Rico.