EL PAíS › GRACIELA OCAÑA HABLA SOBRE LOS
LABORATORIOS Y LAS VIEJAS PRESTADORAS DEL PAMI
“Me quieren cambiar por alguien permeable”
La interventora del PAMI sostiene que aún existen muchos intereses para que el PAMI no cambie, que hay conductas mafiosas, presiones y lobbys. Dice que hay quienes no se han enterado de que Víctor Alderete ya no está al frente del organismo y que la política de compra de medicamentos cambiará.
Por Diego Schurman y Felipe Yapur
Su bajo perfil evitó por un largo tiempo que se esté hablando de la sorda pulseada que el PAMI mantiene con los laboratorios. Pero ahora Graciela Ocaña se muestra decidida a romper el silencio. Y describe ante Página/12 la resistencia de las cámaras del sector a la implementación de la ley de genéricos que, junto a otros cambios impulsados por el Gobierno, reduciría a la mitad el gasto de los jubilados en medicamentos. Además, admite ser víctima de amenazas y detalla las presiones de las prestadoras para evitar un cambio en las reglas de juego. “Muchos no entienden que el PAMI de Víctor Alderete terminó”, asegura.
–El 30 de abril caducaron los contratos con los laboratorios. Usted consiguió una prórroga por un mes. ¿Qué piensa hacer durante este lapso?
–Vamos a llamar a un concurso de precios en competencia para renovar el contrato de medicamentos. Cuando llegamos al PAMI nos encontramos con que la mayor parte de los contratos estaban vencidos o a puntos de vencer. Queremos ir hacia una normalización de la contratación en el PAMI. Primero teniendo en cuenta las condiciones en cada una de las prestaciones que se trate y donde podamos reestructurarlas teniendo en cuenta al afiliado y una mejor calidad de prestación. En segundo lugar, dándoles transparencia a los procesos y a los costos más adecuados para la obra social.
–¿Esto en números qué significa?
–Lo que pretendemos es que a partir del nuevo contrato se facilite el acceso del afiliado a la prestación de medicamentos. Hoy el 52 por ciento del valor del medicamento está a cargo del afiliado. Esto no es un dato menor, ya que el 60 por ciento de los jubilados gana menos de 300 pesos. Esto es prácticamente el 20 por ciento del ingreso mensual. Queremos cambiarlo. En general, las obras sociales han desertado en la cobertura de los medicamentos. Queremos cambiar particularmente esto en el PAMI y acoplarlo en la política nacional de medicamentos, esto es, la prescripción por genéricos, el establecimiento de valores de referencia. Una serie de medidas para que el afiliado deje de aportar lo que está aportando.
–¿Cuál es el porcentaje que el afiliado debería tener en la compra de medicamentos?
–Los afiliados que ganan la jubilación mínima dedican en promedio dos jubilaciones y media para pagar medicamentos por año. Nuestra intención es llevar esto a parámetros internacionales, que implican sólo la utilización de un salario mínimo por año para la compra de medicamentos.
–¿En la negociación de los contratos con los laboratorios cómo se traduce? ¿Es una reducción del monto del convenio o en un incremento?
–Esto lo vamos a establecer, el problema no es solo el monto del convenio, sino en qué condiciones contrata el PAMI. Nosotros queremos que contrate en condiciones de mayor cobertura, de solucionar muchos de los problemas que se producen sobre todo en el tema oncológico en que, si bien acá la cobertura es del ciento por ciento, el inconveniente está en la demora de la entrega del medicamento que trae angustia para el enfermo y su familia porque significan entre 20 y 30 días. Estamos pensando establecer protocolos para que el control de los medicamentos esté a manos del PAMI y no como sucede actualmente.
–Las administraciones del PAMI cambiaron. En cambio los laboratorios siempre fueron los mismos y obtuvieron grandes ganancias. ¿Cuán diferente será la contratación ahora?
–La diferencia que pueden encontrar, no sólo acá sino también en otras áreas, es que el PAMI es quien fija las reglas. Me parece que muchos prestadores no lo entienden, y es que el PAMI de Víctor Alderete se terminó. Ahora no se negocia con las pautas establecidas desde afuera, sino que el instituto es el que las establece de acuerdo a lascondiciones, a las necesidades y a las posibilidades económicas reales de la obra social.
–Además de fondos, los laboratorios tienen una fuerte capacidad de lobby. ¿En este caso sucedió? ¿Hubo presiones?
–Los que me conocen saben que por este camino no conseguirán nada.
–¿Hubo contactos con el Gobierno o con el Congreso de la Nación?
–(Silencio.) No me consta. Yo no soy sensible a las presiones de los prestadores ni a ningún otro tipo de presiones. Yo llegué al PAMI para llevar adelante las transformaciones centrales y esto tiene que ver con discutir mucho las condiciones de los servicios que la obra social dio hasta este momento. No sólo quiero hacer un PAMI más ordenado sino poner las bases de transformación del instituto. Esto a veces es más difícil porque hay intereses que tratan de mantener el status quo que nunca benefició a los jubilados.
–¿Cuál es el monto del contrato actual y cuál es la propuesta suya?
–En el caso de los medicamentos ambulatorios, a precio de público, es de 1133 millones de pesos por año. Lo que queremos es que haya una mayor cobertura porque de esa cifra el 52 por ciento lo pone el afiliado del PAMI. Nosotros queremos cambiar esa relación.
–¿El laboratorio debería aportar algo más?
–Trabajamos en este menú y en las próximas semanas vamos a presentar los concursos públicos donde se establecerán las pautas de contratación.
–¿Podrán participar las cámaras de la industria farmacéutica?
–Sí. Podrán entrar todos los que quieran participar. Queremos terminar con la hegemonía de los laboratorios.
–¿Con qué cámaras de laboratorios están negociando?
–Con CAEME (Cámara Argentina de Especialidades Medicinales), CILFA (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos) y COOPERALA (Cooperativa de Provisión y Créditos de Laboratorios Argentinos de Especialidades Médicas Limitadas).
–¿Y si no se ponen de acuerdo qué puede pasar?
–El medicamento es un bien esencial para la población.
–Los laboratorios son prácticamente un oligopolio. Si no aceptan las nuevas condiciones, ¿qué pasa?
–Es un negocio muy importante como para negarse a dar servicio. El PAMI representa el 33 por ciento del mercado.
–Por la cantidad de medicamentos que requiere el PAMI, la institución fija el precio del mercado. ¿Los nuevos contratos tienen como objetivo reducir este precio?
–Sí, en realidad es acoplar el PAMI a las políticas nacionales de medicamento en cuanto a la prescripción por genéricos y a las nuevas normativas anunciadas por el Presidente y el ministro de Salud. El PAMI, que representa el 25 por ciento del mercado, debe seguir estas políticas para darles más efectividad.
–Esto genera resistencias en los laboratorios que deberán proveer genéricos.
–Ellos instrumentan políticas comerciales que desincentivan el uso de la prescripción por genérico. Cuando un farmacéutico modifica la prescripción original, el nombre del medicamento, en vez de pagar a los 30 días al farmacéutico le pagan a 90 o 120 días. Es una fórmula para que los farmacéuticas no cambien.
–Utilizan artilugios para no cumplir la ley.
–Sí, utilizan artilugios para no cumplir la ley.
–Pese a que es una ley nacional.
–Es una ley que fue votada en el Congreso y que yo también la voté desde el bloque del ARI. Es un paso muy importante para que la sociedad pueda acceder a los medicamentos. Además, lo que nosotros pretendemos con ello es que el beneficiario que requiere medicamentos para patologías crónicas no tenga que utilizar buena parte de sus magros recursos para solventar estos gastos. Queremos facilitar ese acceso porque además tendrá un fuerte impacto como política de redistribución del ingreso y está en consonancia con los lineamientos.
–¿Cuánto ahorra un jubilado con la ley de genéricos?
–Le doy un ejemplo concreto: la pastilla de la presión Enalapril va desde los 8 pesos a los 25. Obviamente que con los cambios va a costar mucho menos. Pero no me quiero detener en una marca. Insisto que con todos los cambios buscamos reducir a la mitad los gastos de los jubilados.
–El PAMI adquiere medicamentos para sus beneficiarios por fuera de los que figuran en los contratos. ¿Por qué los paga a precio de farmacia y no como sucede con los grandes clientes?
–Estos desfasajes se producen por la ausencia de reglas y precios de referencia, pero también por cierta corrupción ante la falta de controles. Hemos hecho un estudio y estamos tomando medidas al respecto. Con esto se va a ahorrar un 30 por ciento de lo que se gastaba antes. Nosotros pretendemos que el PAMI compre a precio mayoristas pero también incorporar algunos remedios que se compran por la vía de excepción, incorporarlos en la lista de las prestaciones que serán contratadas.
El nuevo modelo
–Usted anunció hace poco el nuevo modelo prestacional que busca sacar del medio a las gerenciadoras. ¿Cómo resultó?
–Esto es una pelea muy grande porque hay muchos intereses para que esto no cambie y el PAMI siga tal cual está. Nosotros vamos a contratar directamente al prestador y el afiliado podrá tener un control directo sobre éstos. Esto es central para que no quede ningún peso en el camino.
–Habla de intereses contrarios a este modelo. ¿Puede identificarlos?
–Son los que llegaban al PAMI ya con el contrato en la mano hecho a su medida, negociaban con clínicas y con las prestadoras. Hay muchos que dependen exclusivamente del PAMI y sin nosotros no podrían vivir. Deben entender que este PAMI se terminó y lo estamos reconstruyendo a través de contrataciones directas, sin intermediarios y, sobre todo, transparente.
–¿Cuánto hay de cierto de aquella idea que dice que detrás de cada contrato del PAMI está la mano de Luis Barrionuevo y Enrique Nosiglia?
–No tengo elementos concretos. Pero mi abuela siempre decía que cuando el río suena es porque agua trae. Lo que sí hay son ciertos testaferros a los que se vincula con ellos. También hay personajes que manejan un número importante de prestadores y que hacen lo imposible para evitar este nuevo modelo prestacional, que implica nuevas contrataciones. Para eso buscan poner la mayor cantidad de escollos posibles. Quieren que abandone mi tarea con la esperanza de que llegue alguien más permeable a sus intereses. Me quieren cambiar por alguien permeable.
–Los prestadores dicen que ellos son los verdaderos dueños.
–Así es, pero mi objetivo es generar un nuevo PAMI, más transparente y eficiente. Es por eso estamos trabajando para terminar las corrupciones, las pequeñas y las grandes. Los contratos están entre las grandes. Esto es una puja de poder central. Se necesita mucha decisión política.
–¿Usted tiene ese respaldo político?
–La decisión política de avanzar con este nuevo modelo está y también cuento con el respaldo necesario para realizar estas transformaciones.
–Hasta hablamos del frente externo. Ahora bien, ¿cómo está funcionando internamente el PAMI?
–Estamos monitoreando cada una de las delegaciones. En algunas hemos hecho modificaciones, como ocurrió en la localidad de San Martín, en la provincia de Buenos Aires. Allí justamente se está llevando adelante un proceso muy interesante con la participación activa de los trabajadores y beneficiarios en el control de los servicios y de los prestadores.
–¿Están en la Justicia las irregularidades que encontraron en esa delegación que funciona en el corazón del territorio de Barrionuevo?
–Algunas sí, en otros casos se tradujeron en cancelar el contrato y dar de baja al prestador. Esto es bueno porque ahora en San Martín se ha reducido en un porcentaje más que importante la compra de insumos que tiene a su cargo la delegación. Y ello implica no sólo medicamentos sino también prótesis y hasta pañales. En estos días se están realizando sumarios. Lo que hay que entender es que ahora el PAMI impone las reglas, las nuevas reglas. Muchos están acostumbrados a las viejas gestiones que pagaban a pesar de que no se prestaba el servicio. Eso se terminó.
El hospital público
–Poco después de asumir anunció su intención de sumar el hospital público a las prestaciones del PAMI, esto es que puedan capitar.
–Así es. Lo que pasa es durante años el hospital tuvo que hacerse cargo de prestaciones que debían dar otras instituciones que cobraban por ello y no le pagaban luego al hospital. Ahora podrán participar de esas licitaciones. Serán aquellos hospitales de ciertas localidades donde no hay prestadores del PAMI. Creemos en un sistema mixto, privado y público.
–De todas formas, se incorpora un nuevo participante a un nicho que era exclusividad de la empresa privada. Esto generará roces.
–Los que participen serán fundamentalmente en aquellos lugares donde no hay prestadores privados.
–Sí, pero convengamos que no hay que irse muy lejos para ver al hospital prestando un servicio que cobra otro.
–Es verdad y sobre todo grave, porque sucede incluso acá en la Ciudad de Buenos Aires. Lo que estamos haciendo es debitar de la cápita correspondiente a los prestadores y se la entregamos al hospital, que en definitiva es el que dio el servicio.
–Usted dijo que hay presiones, que se provocan escollos para detener los cambios. ¿Podría ser más específica?
–Hemos recibido amenazas claras de algunos prestadores ante los futuros concursos de presentarse para dilatar el proceso. Todo esto es posible que ocurra. Nadie voluntariamente dejará de perder el dinero que están ganando desde hace años. Lo que es necesario es que quede claro que aquellos prestadores que se presenten cobrarán por sus servicios sin que antes deban pasar por un intermediario. Para lograr este objetivo hemos firmado un convenio con el Banco Nación para pagar a los prestadores a través de un fideicomiso. Así se podrá controlar mejor el sistema.
–¿Puede especificar algún tipo de presión o amenaza que haya sufrido?
–Una consultora que ha hecho un informe sobre las mejores políticas para algunos de estos prestadores que manejaron por años los contratos del PAMI y que quieren seguir manteniéndolos. Me mandaron un fax de ADECRA, una de las asociaciones que reúne a las clínicas y sanatorios, donde llama a “presionar a las autoridades para la suscripción de un convenio por un lapso mínimo de un año o la evacuación inmediata de las clínicas”. Aclara en un machismo especial que “sólo la acción rápida, viril y vital, que permita tomar la iniciativa estratégica, puede hacer revertir la política actual en el entendimiento que en forma inmediata no puede ser reemplazada”. O sea, me quieren sacar del PAMI para que otros vengan con otra decisión para seguir manteniendo el status quo. En fin, recurren a la amenaza de cortar el servicio porque tienen a los beneficiarios como rehenes.