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“Siempre se las agarra con los sudacas”, dijo Raúl Alfonsín delante de otros ex presidentes latinoamericanos. El radical se refirió con esta expresión al juez español Baltasar Garzón, quien solicitó en reiteradas ocasiones la extradición de un centenar de represores por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura argentina. La mayoría de los militares que quiere enjuiciar Garzón fueron perdonados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que firmó el propio Alfonsín cuando era presidente.
Aunque los cuestionamientos del ex mandatario hacia el juez Garzón no son nuevos, siguen sorprendiendo para un dirigente que, como en su caso, se jacta de ser defensor de los derechos humanos. Hace exactamente cuatro años, cuando participaba del Foro Mundial sobre la Democracia y el Tratamiento del Pasado Autoritario en Varsovia, Alfonsín había dicho que “un juez extranjero no puede poner en peligro la paz”.
Unos meses antes, el magistrado español había dictado captura internacional para 98 militares argentinos por los delitos de genocidio, terrorismo y tortura ejecutados entre 1976 y 1983. En aquella oportunidad, el ex jefe de Estado había calificado de “dislate” la medida ordenada por Garzón.
Esta vez, las expresiones del radical fueron pronunciadas en la propia tierra del juez. Durante una mesa redonda sobre “El papel de América latina en la Gobernanza Global”, organizada por el Forum Barcelona 2004, Alfonsín criticó la actuación del magistrado al sostener que le parece “preocupante lo de Garzón porque no entiende lo que cada país ha hecho para lograr la transición democrática”.
El proceso que viene impulsando el juez español busca castigar a los represores que no fueron encarcelados en Argentina. El Juicio a las Juntas, realizado en 1985 durante el gobierno de Alfonsín, había abierto el camino hacia la justicia sobre los hechos ocurridos en la dictadura. Sin embargo, el mismo Alfonsín cerró esa posibilidad frente a la presión de los militares.