EL PAíS
La invitación al diálogo divide a la oposición entre el sí y el ni
Los radicales se pelean entre ellos por alegrarse o desconfiar, los socialistas dicen que sí pero con agenda, Carrió ve “corporativismo” y López Murphy iría “sólo por cortesía”.
La propuesta de apertura a los partidos formulada por Néstor Kirchner divide a la oposición. El radicalismo, que por su lugar institucional es la segunda fuerza del país, no ha logrado ponerse de acuerdo. “Esto empieza a encaminar la Argentina”, aseguró ayer su titular, Angel Rozas, mientras que otro radical, el senador Rodolfo Terragno, criticaba a “los opositores que se quejan porque no los reciben en la Rosada”. El Partido Socialista, por su parte, manifestó ayer su voluntad de dialogar con el Gobierno, mientras que Elisa Carrió insistió con que el ARI “no se sumará a ningún acuerdo corporativo”.
El jueves pasado, en un acto de homenaje por el nacimiento de Ricardo Balbín, Néstor Kirchner reivindicó el rol de los partidos políticos en la democracia y anunció la voluntad de abrir instancias de diálogo con las fuerzas de la oposición. Con el gesto, que en los próximos días podría traducirse en reuniones con algunos funcionarios del Gobierno, Kirchner le imprime un giro a su estrategia, que hasta ahora se había enfocado a construir un alto consenso en la opinión pública en base a algunas medidas de gestión, pero que no había incluido un contacto fluido con los partidos políticos.
Ayer, los representantes de las fuerzas opositoras evaluaron desde diferentes puntos de vista la decisión presidencial. En el radicalismo, el anuncio de Kirchner generó tensiones entre sus dirigentes. Aunque en las últimas elecciones apenas arañó el 3 por ciento de los votos, la UCR se mantiene como la segunda fuerza a nivel legislativo y conserva un importante despliegue territorial: controla 6 provincias y 600 intendencias.
“El hecho de que el Presidente comience el diálogo político me parece que empieza a encaminar la Argentina. Los partidos tienen que volver a estar a disposición de la gente y no de los políticos”, sostuvo Rozas. Recién llegado de Estados Unidos, donde participó de la Convención Demócrata que consagró la candidatura de John F. Kerry, el ex gobernador chaqueño aclaró que “el diálogo que va a tener la UCR con el Gobierno no va a ser un nuevo Pacto de Olivos”.
Terragno piensa diferente. “Una oposición que llora porque no la reciben en la Casa Rosada no es una oposición”, criticó el legislador, y aclaró que su reunión del viernes con Alberto Fernández, justamente en la Casa Rosada, obedeció a un tema puntual: el análisis de un proyecto para reformar la SIDE. “Si el Gobierno abre una instancia de diálogo como de la que está hablando, no puede haber exclusiones, porque de lo contrario se trata de un pacto”, explicó el senador.
Lejos de Terragno, el diputado Leopoldo Moreau, que el jueves consiguió la ansiada foto con Kir-chner, fue uno de los más entusiasmados con la invitación presidencial. “A la Argentina le está faltando el gesto de unidad de la dirigencia para superar las dificultades socioeconómicas producto de las imposiciones de los tecnócratas. Coincido con el Presidente en que esos tecnócratas se ampararon en la camiseta de Menem y De la Rúa, usando nuestros partidos”, aseguró el diputado.
El resto de las fuerzas opositoras lograron al menos unificar sus posturas. Ricardo López Murphy subrayó las “profundas diferencias” que mantiene con la gestión oficial. De todos modos, admitió que se sentaría a dialogar con el Gobierno “por una cuestión de cortesía” y que su fuerza política, Recrear, está dispuesta a conversar con los funcionarios de Kirchner.
Carrió fue mucho más dura. “Son los viejos acuerdos corporativos que aparecen cada vez que hay una crisis. Nosotros tenemos que tener mucho cuidado de preservar la oposición de la coptación. Si nosotros hubiéramos ido a la transversalidad, hoy no habría oposición en la Argentina y estaríamos, como los transversales, que antes eran maravillosos, tirados a la basura”, aseguró ayer la líder del ARI. Y agregó: “El tiempo es el que dirá si tenía razón Rozas o si tenía razón yo”. El socialismo, en cambio, se manifestó dispuesto al diálogo, aunque puso condiciones. “Si el Gobierno convoca ampliamente a la oposición a discutir una agenda fruto de un consenso previo, sin excluir a nadie y sin digitar a los interlocutores más cómodos o convenientes, estamos naturalmente dispuestos a participar”, aseguró el titular del bloque socialista de diputados, Jorge Rivas.
El repaso de las declaraciones de los principales referentes opositores revela un cuadro complicado. Los más dispuestos son los dirigentes radicales, especialmente aquellos más ligados al viejo aparato partidario, que no casualmente son los mismos que habían acompañado en el Congreso muchas de las iniciativas del oficialismo. Aunque conservan cuotas importantes de poder institucional, tienen en general un predicamento público acotado. Las figuras nuevas de la oposición, Carrió y López Murphy, que en las últimas elecciones reunieron alrededor del 30 por ciento de los votos, parecen menos dispuestas a acercar posiciones. En este contexto, Kirchner tendrá unas cuantas dificultades para articular el diálogo con la oposición.