EL PAíS › JOSE BLANCO, SECRETARIO DEL PSOE
Entre el puente y las condiciones
Por José Natanson
José Blanco es secretario de Organización del PSOE, es decir líder del partido desde que su amigo, José Luis Rodríguez Zapatero, asumió la conducción del gobierno. De visita en la Argentina, adonde llegó para festejar el 125º aniversario de su fuerza política, Blanco aceptó dialogar con Página/12 sobre los temas clave de la agenda bilateral: la negociación de la deuda, las inversiones, los reclamos de las privatizadas de origen español y la política inmigratoria. Fue ayer, en una mañana soleada y en un café ubicado en ese pedacito de España que son las cuadras de Avenida de Mayo cercanas al Congreso.
–Rodríguez Zapatero ofreció ayuda a Kirchner en la negociación con los organismos internacionales. ¿Qué va a hacer el gobierno de España, en concreto?
–Nosotros queremos que Argentina ocupe el lugar que le corresponde en el concierto internacional y para ello deseamos que llegue a un doble acuerdo. En primer lugar con los acreedores externos, lo antes posible, que sea razonable para ambas partes. Y también deseamos que llegue pronto a un acuerdo con el FMI. Nosotros nos brindamos para servir de puente entre el gobierno argentino, si lo considera oportuno, y el FMI.
–¿Qué significa exactamente?
–Que nos brindamos a cooperar y hacer de puente. No nos olvidemos de que al frente del FMI está un español, y eso podría facilitar el entendimiento. Pero eso depende del gobierno argentino. En este sentido, creemos que es positivo el presupuesto presentado, con un superávit del 3 por ciento para el Estado y 3,9 para el consolidado del sector público. Es coherente con la sostenibilidad de las cuentas públicas.
–En Nueva York, Kirchner valoró el anuncio de Repsol de nuevas inversiones. Sin embargo, la relación es complicada y en el pasado el presidente llegó a hablar de “extorsión”. Al mismo tiempo, Repsol reclamó “reglas de juego claras”. ¿El gobierno de España comparte ese reclamo?
–Las empresas españolas están para quedarse y contribuir a la recuperación. La presencia de empresas extranjeras, y en particular de las españolas, es importante para el crecimiento de la Argentina. En ese sentido creemos que es importante que exista un marco de entendimiento para poder llevar a cabo las inversiones. Y eso exige un marco regulatorio transparente y estable, que sea respetuoso de la iniciativa privada. Estoy seguro de que el gobierno argentino entenderá que eso es positivo para los intereses del crecimiento económico y que se buscarán fórmulas para compatibilizar los intereses de Argentina con los de las empresas.
–¿Considera que ese marco regulatorio no existe?
–No hay un marco que garantice la suficiente estabilidad y por lo tanto la posibilidad de que se puedan hacer planes de inversión. Existe buena disposición, pero yo creo que habría que dar un paso más.
–¿Cuál?
–Depende del gobierno argentino, pero estoy seguro de que lo va a dar.
–¿A qué se refiere exactamente con un marco regulatorio estable? El de los ‘90, por ejemplo, permitió súperganancias para las empresas españolas radicadas en la Argentina. Ahora el reclamo es el aumento de tarifas.
–Lo que hay que buscar es el interés común. Un empresario, cuando invierte, quiere sacar ganancias y esas ganancias en buena medida repercuten en el desarrollo de un país porque crean empleo, generan condiciones de crecimiento. Yo no digo que las empresas tengan que ganar muchísimo y que eso vaya en detrimento del interés general. Hay que buscar un equilibrio para que sus inversiones estén garantizadas en el futuro
–¿Qué le genera a usted, como líder socialista, el hecho de que las empresas españolas con inversiones en la Argentina hayan obtenido esas ganancias extraordinarias en los ‘90, formando parte de un esquema económico que terminó como terminó?
–Yo no creo que la crisis argentina se derive de las empresas españolas, que vinieron aquí a invertir y garantizar desarrollo, nuevas tecnologías, progreso en definitiva. Es verdad que cuando hay una crisis se mira alrededor y la gente busca chivos expiatorios. Yo creo que lo que ha sucedido en la Argentina es que no hubo estabilidad política y un programa económico que garantizara un horizonte de desarrollo sostenido. Ese es el origen de la crisis. Luego se pueden hacer matices, pero habría que buscar en la política interna el origen de la crisis.
–Por supuesto. Pero las empresas españolas obtuvieron ganancias gigantes...
–Y también hicieron inversiones importantes, que han supuesto en muchos casos bienestar para los argentinos. Yo conozco situaciones de personas que estaban en lista de espera de hasta dos años para conseguir un teléfono y que han visto como en poco tiempo se cumplieron sus demandas. También lo que hay que preguntarse es cómo las tecnologías y el desarrollo permitieron afrontar necesidades que tenían los ciudadanos.
–Ese fue el costado positivo de la modernización. Pero hay uno negativo, vinculado a concesiones increíbles como el ajuste de las tarifas dolarizadas por la inflación de Estados Unidos o la autorización para liquidar sus ganancias en el exterior.
–Bueno, es probable que las circunstancias actuales exijan un ajuste, y cuando hay dificultades todo el mundo tiene que apretarse el cinturón. Pero una cosa es apretarse el cinturón y otra es dar un paso que imposibilite que las empresas sigan estando presentes aquí. Hay que buscar el término medio.
–¿El gobierno argentino lo está haciendo?
–Sí, yo creo que está trabajando en esa dirección.
–¿Cuál es la política del gobierno español en relación con los inmigrantes argentinos en España?
–Tenemos un problema en relación con la inmigración, no sólo de argentinos. Hay 800 mil inmigrantes irregulares en el país. Hay que buscar fórmulas para garantizar la integración social de aquellos inmigrantes que puedan regularizar su situación porque tienen posibilidades de empleo. Y esto se dará a través de la reglamentación de la ley de extranjería.
–¿Cuándo?
–La idea es que esté listo en el plazo de un mes.