EL PAíS › NO AFLOJA LA TENSION CON CHILE POR EL NUEVO CANCILLER
Una relación con la térmica bajo cero
Ambos gobiernos están esperando un gesto del otro lado. Kirchner se reunió ayer con Bielsa, pero no resolvieron ninguna medida.
Por Fernando Cibeira
“La relación a partir de ahora será fría”, evaluaba anoche un alto funcionario del Gobierno al imaginar el futuro clima bilateral entre la Argentina y Chile. Tanto el presidente Néstor Kirchner como su par trasandino Ricardo Lagos, han quedado a la espera de un gesto de la contraparte que no sucederá. El gobierno argentino considera que el pedido de disculpas del flamante canciller chileno Ignacio Walker por el artículo periodístico de mayo pasado en el que –entre otras cosas– consideró al peronismo un movimiento autoritario, fascistoide y corrupto, es insuficiente. “No es un problema de disculpas, acá tiene que haber una rectificación lisa y llana, de lo contrario, significa que sigue pensando lo mismo de nosotros”, argumentaba el funcionario.
En Chile, en tanto, todavía esperan la reacción argentina al acto de contrición de Walker publicado el viernes por el diario La Tercera, de Santiago. Allí, el canciller sostuvo que “si alguien ha podido sentirse ofendido por una columna publicada por mí hace varios meses, ofrezco mis sinceras disculpas”.
El entredicho con la Argentina se coló en las ediciones de los diarios chilenos del fin de semana entre las notas que reprodujeron los primeros actos políticos de las ministras Soledad Alvear y Michelle Bachelet, quienes compiten por la candidatura presidencial de la Concertación. Justamente, Walker asumió como canciller en reemplazo de Alvear. Ambos pertenecen a la Democracia Cristiana, algo así como el ala derecha de la alianza gobernante.
Desde el presidente Lagos para abajo, los dirigentes de la Concertación que hablaron del tema hicieron mención a que las expresiones de Walker habían sido elaboradas en otro contexto. Es que en el momento en que salió publicado el fatídico artículo se encontraba en plena ebullición el conflicto por las restricciones en las exportaciones de gas argentino a Chile, y entre los políticos trasandinos se daba mucho lo de hablar en contra de los vecinos. De ahí el párrafo de Walker en el que sostiene que Kirchner no respeta contratos si eso pone en riesgo su popularidad.
“Es una designación asombrosa, casi agraviante”, respondía ayer uno de los colaboradores más estrechos de Kirchner. En la Casa Rosada consideran que el pedido de disculpas no modifica gran cosa el cuadro general, dado que si Walker sigue pensando lo mismo de los peronistas –es decir, de los integrantes de este gobierno– les resultará imposible trabajar con él. Por eso, más que disculpas, lo que piden es una rectificación que, hasta ahora, no hay ningún indicio de que vaya a producirse.
Kirchner se reunió ayer a las 17 en Olivos con el canciller Rafael Bielsa para analizar la situación, pero, al no haber novedades de la contraparte, el encuentro no produjo resultados. “No hubo ninguna resolución, todo sigue igual”, explicó un vocero.
En principio, el congelamiento de las relaciones con Chile se podrá verificar en la suspensión sin fecha del encuentro que tenía programado Kirchner con el nuevo embajador chileno en Buenos Aires, Luis Maira. El diplomático se comunicó días pasados con su amigo, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y consensuaron dejar la reunión para cuando las aguas se calmen.
Más revelador aún será lo que sucedió con el viaje que el Presidente haría a Santiago a fin de mes. El secretario general de Gobierno chileno, Francisco Vidal, habló ayer por la Televisión Nacional para asegurar que el viaje de Kirchner se mantiene en pie, aunque para fines de noviembre. También manifestó la voluntad del gobierno de Lagos “para superar esta pequeña impasse”. Sin embargo, no era lo que decían cerca de Kir-chner. “En realidad el viaje todavía no estaba armado. Surgió como una posibilidad durante la última visita de Lagos a Buenos Aires. Lo único que haremos, entonces, será no seguir adelante con los preparativos”, explicó a Página/12 un integrante del entorno presidencial. En síntesis, el proyecto de viaje de Kirchner a Santiago estipulado para el 30 de octubre quedó en la nada.
La relación entre la Argentina y Chile quedó planteada como una extraña partida de ajedrez en la que ambos jugadores piensan que le toca mover al rival. Kirchner y Lagos, hasta ahora, no se llamaron y todo indicaría que no piensan hacerlo en breve. El diálogo lo llevan adelante Bielsa y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que pasan y traen mensajes a través del ministro del Interior chileno, José Miguel Insulza. ¿Qué se espera? Es complicado saberlo. En el gobierno argentino aceptaban que era muy difícil que Lagos aceptara desprenderse de un canciller recién designado, con el costo que ello implicaría. “No creemos que haga eso. Pero tal vez, el mismo Walker se dé cuenta de que le está produciendo un daño a su presidente y acepte dar un paso al costado”, imaginaban ayer en Gobierno.