EL PAíS
Un león que se queda en la cueva por miedo a terminar en una jaula
El horizonte judicial de Carlos Menem es negro. Podrían procesarlo por contrabando agravado y asociación ilícita. Por los pedidos de captura en su contra es imposible que cruce la frontera sin ser arrestado. La estrategia de sus abogados. Sus declaraciones.
Por Irina Hauser
Hace sólo dos semanas Carlos Menem anunciaba que volvería de Chile “como un león carnívoro” y que lo haría antes de fin de mes. Pero ahora que su situación en la causa por la venta ilegal de armas volvió a ponerse al rojo vivo, dijo que demorará el retorno porque la Justicia no le ofrece garantías. Lo que los tribunales argentinos no le dan es la certeza de salirse con la suya y permanecer en libertad. Al contrario, tiene un horizonte negro. Sobre la base de la decisión de ayer de la Cámara en lo Penal Económico, el juez Julio Speroni puede procesarlo por delitos no excarcelables: contrabando agravado y asociación ilícita. Y aun suponiendo que esa medida demore, es imposible que el riojano cruce la frontera sin ser arrestado porque otros dos magistrados pidieron su captura por no presentarse a declarar pese a las múltiples oportunidades que le dieron.
La nueva resolución de los camaristas Carlos Pizzatelli, Marcos Gravibker y Roberto Hornos vuelve a poner a Menem en situación de imputado por la venta de armas a Ecuador y Croacia y lo expone a quedar preso. El fallo muestra que no está descartado –por ejemplo– que el ex presidente haya recibido “pagos o cobros para facilitar algún tipo de gestión en las exportaciones cuestionadas”. También desliza que las declaraciones del traficante Diego Palleros que publicó el diario La Nación pueden ser centrales para la causa y muy comprometedoras, pese a que luego se negó a hablar ante el juez. “Menem y todos los ministros siempre supieron que el material iba a Croacia”, había dicho el traficante.
La Cámara criticó a Speroni por haber sobreseído a Menem sin hacer “un análisis mínimamente valorativo o crítico”. Le trazaron el camino a seguir al ordenarle una lista de medidas y le enrostraron una serie de elementos que hacen de “El Jefe” un sospechoso de delitos graves: contrabando, asociación ilícita, falsedad ideológica y enriquecimiento ilícito. De aquí en adelante una nueva decisión sobre el futuro del riojano, en este tema, está en manos de ese juez. En tribunales los “runrunes” pronostican que es factible que esta vez se alce contra el mismo personaje al que antes amparó. También tienen oportunidad de agregar un empujón la Aduana, que es querellante, y la fiscal del caso, que ante el tribunal de alzada nunca pidieron el procesamiento del ex mandatario.
Desde el otro lado de la cordillera, Menem salió rápido a comentar, burlón, que le “encanta” que “que se profundice” la investigación “para que queden bien en claro las cosas”. “No lo veo como una complicación”, dijo en pose desinteresada, aunque enseguida admitió que, contra sus recientes anuncios, se quedará por un tiempo más en Las Condes. “¿Quién me da las garantías del caso cuando ya me ocurrió con (Jorge) Urso (el juez anterior del caso armas) que, a seis días de haberme casado fui a declarar normalmente y me tuvo seis meses detenido?”, viró el tono. Puede “ocurrir lo mismo con este tema inventado, traído de los cabellos”, agregó. Sorprendió cuando extendió sus speechs de inocencia al ex ministro de Economía, Domingo Cavallo.
El equipo de abogados de Menem, que encabezan Alejandro Novak y Oscar Salvi, apostará como siempre a dilatar los tiempos. Seguramente apelarán el fallo de la Cámara en lo penal económico ante la Cámara de Casación Penal y podrían intentar llegar a la Corte. Mientras tanto, irán olfateando hacia dónde se encamina Speroni. En el estudio intentaban mostrar cierto alivio porque “al menos la Cámara no le dictó prisión preventiva”, lo que no quita que ocurra en más o menos tiempo.
La causa armas era la razón medular por la que Menem demoraba su regreso a la Argentina. Y tal como están dadas las cosas lo sigue siendo. La incertidumbre sigue y cuenta con agravantes: siguen vigentes dos pedidos de captura internacional por otros temas. Uno fue formulado por su querido juez Urso, que lo investiga por sobreprecios en la construcción de las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz. Otro lo dispuso Norberto Oyarbide, en un expediente en el que incluso está procesado por la omisión de una cuentaen Suiza que él mismo reconoció. Los delitos en juego no son graves. Las órdenes de arresto –confirmadas por la Cámara Federal– se deben a su reticencia a presentarse a indagatoria con argumentos memorables como la fractura del húmero, que no le impidió menearse junto a una odalisca. Sus defensores todavía no pidieron la excarcelación, algo que harán si él insiste en pisar tierra argentina. Por ahora, si lo hace, pasará al menos unas horas entre rejas.