EL PAíS
Carrió, muy entusiasmada, lanza el ARI conducido por mujeres
Lo hará hoy en el Teatro Coliseo, donde, además, oficializará su candidatura a diputada nacional por la Capital Federal en las elecciones de 2005. Su política de no realizar alianzas.
Por José Natanson
Con un acto en el Teatro Coliseo, el mismo en el que lanzó su candidatura presidencial, Elisa Carrió festejará hoy la formalización de su partido, el ARI, como una fuerza nacional. Además de presentar a la ex diputada Elsa “Tata” Quiroz como primera secretaria general de la fuerza, la chaqueña ratificará su decisión de pelear las elecciones del año que viene en la Capital Federal, en la vereda de la oposición y sin alianzas. “Ya sembramos, ahora comenzaremos a cosechar”, resumió Carrió a Página/12.
La presentación comenzará a las 18.00 con la actuación del músico mendocino Julio Azzaroni. Después subirá al escenario Susana García, vieja amiga de Carrió, actual diputada nacional y jefa política del ARI de Santa Fe, que asumirá la presidencia de la Asamblea Nacional. La seguirá Eduardo Macaluse, jefe del bloque de diputados, y más tarde, antes del cierre a cargo de Carrió, hablará Elsa Quiroz.
Chubutense, con una larga militancia en Suteba, Quiroz trabajó en el Frente Grande de la provincia y fue elegida diputada nacional hasta que en el 2000, junto otros legisladores disconformes, se acercó a Carrió y fundó el ARI. Trabajó junto a la chaqueña en la construcción partidaria y fue elegida como su primera secretaria general, cargo que asumirá hoy y que aprovechará para recorrer el país buscando fortalecer la fuerza.
Con la designación de García y Quiroz, el ARI completa los trámites para convertirse en un auténtico partido nacional provisto de todos los organismos que establece la ley –junta electoral, comisión de ética, consejo de contralor patrimonial– y con representación formal en los 24 distritos. “Para nosotros es una fiesta, porque estamos haciendo algo que parecía imposible. Logramos construir una fuerza política de la nada, sin recursos”, explicó Carrió, que en su discurso de hoy ratificará la decisión de plantarse en la oposición al Gobierno y de disputar la elección porteña del año que viene. De hecho, en los próximos días comenzará una serie de caminatas y actividades en diferentes barrios, como para empezar a tantear el terreno antes de una campaña que se perfila como dura y difícil.
Pero el eje del acto no pasa por la perspectiva electoral, sino por la inauguración formal del partido, resultado de un arduo y accidentado trabajo político que comenzó el 27 de diciembre del 2000, cuando Carrió presentó la fuerza junto al Alfredo Bravo y un grupo de dirigentes socialistas en un acto en el Paseo La Plaza. Desde aquel momento, el ARI comenzó un camino de crecimiento, aunque ubicándose siempre muy lejos de la popularidad de su jefa máxima. Y aunque hoy se presentará en sociedad como una fuerza política nacional, lo cierto es que aún debe superar algunos escollos importantes.
El primero es la falta de figuras taquilleras. Construido alrededor de la figura descollante de Carrió, el ARI está integrado por dirigentes que, aunque en algunos casos tienen una larga trayectoria, son escasamente conocidos. Algo de esto se notó en las elecciones provinciales que siguieron a la presidencial del año pasado, donde –salvo algunas pocas excepciones, como el triunfo de Fabiana Ríos en Tierra del Fuego–, el ARI no logró grandes resultados. Tiempo atrás, Carlos “Chacho” Alvarez intentó superar un problema similar incorporando figuras provenientes de otros ámbitos, como Graciela Fernández Meijide. Más cuidadosa, Carrió sólo sumó a Marta Ma-
ffei en la provincia de Buenos Aires, mientras busca superar la falencia abriendo espacios: se mantuvo lejos del Congreso durante dos años, decidió no asumir la jefatura del partido y el año que viene, cuando vuelva a Diputados, dejará en manos de Macaluse la presidencia de su bloque.
El otro inconveniente que debe enfrentar el ARI es la debilidad en términos de estructura, que lo ubica a años luz del PJ y la UCR y, en muchos distritos, lejos de los partidos provinciales. La idea de no aceptar donaciones privadas para la campaña complica la construcción política, pero es una decisión terminante de Carrió y no admite réplicas.
Estos son sólo dos de los problemas. La formalización que se anunciará hoy es un paso adelante, pero también implica exponerse a un riesgo, a la oxidación que afecta a las fuerzas que asumen una consistencia más orgánica. El futuro del ARI depende en buena medida de cómo supere estos desafíos.